Image: Mi vida es un cuento
Ilustración de Jake Tashjian para Mi vida es un cuento
Si Calvin hubiera crecido hasta asomarse a la adolescencia, se habría parecido a Derek, el protagonista, que a sus doce años se aferra a la infancia y emplea toda su energía y toda su fértil imaginación en gastar bromas, jugar y resistirse a la autoridad de los adultos -una resistencia numantina cuando se trata de las lecturas obligatorias de clase.
Con frescura y un sentido del humor entre ingenuo y gamberro que deja ver su buen fondo y su lado vulnerable, Derek narra el transcurso del verano en el que, por fin, para alivio de sus padres, da un paso hacia la madurez al conocer un suceso trágico vinculado a su infancia. Aunque el punto de partida del argumento sea un cómic, los personajes tienen hondura, y adonde conduce la aventura es a la complejidad y la riqueza de la vida real, la que imaginativo Derek descubre.