Image: Las aventuras de Yerik
Natalia Nusinova (Moscú, 1955), conocida sobre todo como crítica de cine, vivió en su infancia los rigores y la grisura de los "tiempos soviéticos", si bien tuvo la suerte de contar con el respaldo de unos sólidos lazos familiares. Quizá por eso, vuelve aquí la vista a aquellos años recreados dando voz a la niña que fue, sin hacer juicios, con afecto y un gran sentido del humor. El retrato más entrañable y divertido corresponde a la pareja de abuelos maternos -de los paternos, judíos, se llega a saber que corrieron peor suerte-: el viejo y orgulloso bolchevique y la temperamental abuela, ante cuya autoridad nada tiene que hacer. Yerik, el perro al que consideraban un miembro más de la familia, es la estrella; gracias a que el padre de Natalia era guionista, incluso actuó en una película.
Los más jóvenes se divertirán identificándose con las peripecias de esta protagonista imaginativa y voluntariosa, amante incondicional de los animales; y para entender los términos soviéticos encontrarán ayuda en las notas y explicaciones que facilita la autora. Pero serán los lectores que ya cuentan con algunas nociones para situar este marco sociopolítico quienes entiendan y disfruten plenamente la vena humorística y la ironía que resulta de la mirada "ingenua" de la pequeña Natalia sobre el aleccionado y contradictorio mundo de los adultos.
Puesto que son contados los libros para niños que llegan de aquellas latitudes, en esta obra confluye el interés de su rareza con el juego que puede dar a los educadores para transmitir de una forma atractiva cómo era aquella Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que parece ya tan lejana.
Los más jóvenes se divertirán identificándose con las peripecias de esta protagonista imaginativa y voluntariosa, amante incondicional de los animales; y para entender los términos soviéticos encontrarán ayuda en las notas y explicaciones que facilita la autora. Pero serán los lectores que ya cuentan con algunas nociones para situar este marco sociopolítico quienes entiendan y disfruten plenamente la vena humorística y la ironía que resulta de la mirada "ingenua" de la pequeña Natalia sobre el aleccionado y contradictorio mundo de los adultos.
Puesto que son contados los libros para niños que llegan de aquellas latitudes, en esta obra confluye el interés de su rareza con el juego que puede dar a los educadores para transmitir de una forma atractiva cómo era aquella Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que parece ya tan lejana.