Image: Sabina. Sol y sombra

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Ensayo

Sabina. Sol y sombra

Julio Valdeón

19 mayo, 2017 02:00

Efe Eme. Madrid, 2017. 537 páginas, 25,95€

Joaquín Sabina va camino de convertirse en un género literario en sí mismo. No sólo por la originalidad de sus composiciones. También por los ríos de tinta que genera su convulsa vida artística, acaso la misma cosa que la personal. A estas alturas ya nadie duda de que Sabina está compuesto de una sola materia en la que creación y existencia se solapan, como demuestra Julio Valdeón en este nada etílico Sol y sombra, de un manera prodigiosa. Tras los estudios de Maurilio de Miguel (en la mítica colección Juglares de la editorial Júcar), Joaquín Carbonell (Pongamos que hablo de Joaquín) y, por supuesto, Javier Menéndez Flores (Sabina en carne viva, Perdonen la tristeza...)

Valdeón utiliza su solvencia periodística y literaria para dar rienda suelta a su nada reprimida pasión por el de Úbeda, desde sus primeros pasos en el "exilio" inglés -un descenso a los infiernos que marcaría toda su trayectoria artística- hasta Lo niego todo -su última y celebrada entrega junto al ya inseparable Benjamín Prado, con el que compuso también su sonado Vinagre y rosas durante un loco retiro en Praga- pasando por la ya mítica Mandrágora, su relación con el malogrado Javier Krahe, Caco Senante, Alejo Estivel, Olga Román, Antonio García de Diego y Pancho Varona, hitos discográficos como 19 días y 500 noches, giras multitudinarias -a ambos lados del charco- como las que cuajó junto a Serrat o sonados contenciosos como los que protagonizó con Fito Páez.

El autor muestra esta peripecia creativa -sin precedentes en la música española- pautándola a través del impacto de cada disco para construir una biografía artística (íntima en ocasiones) de enorme calibre. Valdeón maneja una información abrumadora, que da cuerpo con eficacia, sin distanciamiento ("Sabina no sólo escribe como dios", pág. 213), manejando sus recursos con limpieza y sin romper bruscamente el relato con datos ajenos al discurso principal.

Consciente o inconscientemente, Sol y sombra tiene el sabor de los grandes reportajes, tanto por la investigación realizada en cada capítulo como por las referencias documentales y la pertinente inclusión de entrecomillados con los que el autor alivia y contrasta la a veces sobrecargada información. La jugosa entrevista final remata la faena, evocada ya en el título, a un artista, a un poeta, cuyo talento ha ido creciendo con el tiempo y del que siempre queda algo por contar. Pese a este sincero y riguroso trabajo.