Image: La mirada sin ira

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Ensayo

La mirada sin ira

Javier Rupérez

18 marzo, 2016 01:00

Javier Rupérez. Foto: Casa de América

Almuzara. Córdoba, 2016. 382 páginas, 19'95€

Esta autobiografía es una ventana a la historia de los últimos setenta y cinco años. Un relato construido sobre la vida íntima del autor, su trabajo como diplomático y su dedicación a la política. Se abren estos recuerdos con la vista puesta en un pasado familiar sin abuelos y en un lugar, La Puebla de Almenara (Cuenca), origen de la familia materna, que será una constante referencia vital. Javier Rupérez nace en el Madrid, escaso de todo, de 1941. Es el mayor de tres chicos espabilados y una historiadora doblada de periodista con la que el reseñista estuvo casado. De su hermano Ignacio, también diplomático y periodista, vale la pena leer Daños colaterales: un español en el infierno iraquí (Planeta, 2008).

Los capítulos dedicados a los años de formación en el mítico colegio El Pilar de Madrid y en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense transmiten muy bien las condiciones de vida bajo la Dictadura. Años duros, pero cargados de poesía y ansia de una España mejor. Tiempos en los que se fragua la amistad de un grupo de coetáneos que ordenados por fecha de nacimiento son: Gregorio Peces Barba, Ignacio Camuñas, el autor, Julio Rodríguez Aramberri y Juan Luis Cebrián.

Al ganar Joaquín Ruiz Jiménez la cátedra de Derecho Natural y Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense, comienza a cristalizar lo que sería Izquierda Demócrata Cristiana y más tarde Izquierda Democrática. Católico practicante, Rupérez se va encontrar como pez en el agua en el grupo fundador de la influyente revista mensual Cuadernos para el Diálogo. El sello de la democracia cristiana queda marcado de modo indeleble a lo largo de la extensa y variada biografía política del autor.

La prematura muerte del padre espolea la necesidad de un sueldo. En un tiempo mínimo, Rupérez supera con brillo la difícil oposición a la Escuela Diplomática. (Años después, su sobrino Pablo le emula con la misma elegancia y rapidez). Con el traje de gala recién hecho, nuestro apuesto diplomático es destinado a Etiopía, Finlandia, Polonia y Suiza. Detrás quedan gestos de rebeldía y un marcado gusto por mujeres bellas e interesantes. Su esposa Geraldine, fallecida a causa de un cáncer, no pasaba desapercibida y Rakela es una belleza como el Cañón del Colorado. Solo por el capítulo que le dedica su marido, una de esas tremendas historias de amor entre diferentes edades en las que el azar juega un papel decisivo, merece la pena comprar el libro.

Los interesados en política española e internacional encontrarán información de primera mano. Rupérez se afilia a la UCD de Suárez en 1977 y desde 1979 hasta el año 2000 fue diputado o senador. De su secuestro por ETA en 1979, en el que no se pudo probar la participación de Arnaldo Otegi, queda un interesante libro publicado en 1991. Defraudado por el quehacer de la política vuelve a la diplomacia. Aznar le nombra embajador en Washington D.C. entre los años 2000 y 2004. Vive los atentados terroristas en Estados Unidos y en España en una sintonía excepcional con el gobierno norteamericano. Nombrado, hasta su dimisión en 2007, Director Ejecutivo del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, acabará en 2013 su vida profesional como Cónsul General en Chicago. Un puesto pequeño para un hombre grande y honrado.