Image: Viviendo mi vida

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Ensayo

Viviendo mi vida

Emma Goldman

19 septiembre, 2014 02:00

Emma Goldman

Traducción de Ana Useros. Capitán Swing. Madrid, 2014. 566 páginas, 25 euros

Viviendo mi vida es un hilo tumultuoso en el que confluyen y se entreveran distintos planos. La trayectoria humana pionera que describe la anarquista ruso-americana Emma Goldman (Kovno, 1869 - Toronto, 1940) incluye tanto el desarrollo de su personalidad, propio de la autobiografía, como la narración de los acontecimientos sociales, característica de las memorias. Una vida urgente, múltiple y paradójica, un torbellino donde se superponen lo político, lo afectivo, el activismo, las influencias, las persecuciones policiales constantes, los encarcelamientos propios y ajenos. En sus palabras sentimos el choque directo de los acontecimientos y la velocidad de relámpago de Goldman para pasar del pensamiento a la acción. Editora de la revista anarquista Mother Earth, conspiradora impenitente, compañera de viaje del activismo obrero, terror de las autoridades y hasta sospechosa de instigar el asesinato del presidente McKinley, siempre estuvo en el ojo del huracán. Su vida fue apasionada, su temperamento obcecado y sus convicciones labradas a cincel en un espíritu firme como una roca.

En este primer volumen de su testimonio vital escuchamos el estrépito de una época convulsa que va desde 1885, cuando llega con 16 años a Estados Unidos desde la Rusia zarista, hasta 1912, siendo ya figura destacada del anarquismo, oradora aclamada, detenida incesantemente, e inmersa en los conflictos de San Diego. Cuenta Goldman como la ciudad estaba sumida en una batalla. Un grupo patriótico y violento llamado The Vigilantes (así, en español), golpeaba, torturaba y asesinaba a los trabajadores del sindicato obrero, The Industrial Workers of the World (I.W.W.), que intentaban en vano manifestarse. The Vigilantes, apoyados por la policía local, acosaron y maltrataron a Emma, impidiendo sus mítines. Las autoridades la sacaron de San Diego para evitar su linchamiento, mientras The Vigilantes secuestraban y casi asesinan al compañero y representante de Emma, Ben Reitman.

Las memorias de Goldman se inician con su llegada a Nueva York en 1889. Tiene 20 años y ha dejado atrás una mediocre trayectoria en Rochester como obrera textil y un matrimonio fracasado con Jacob Kershner, gracias a quien consiguió la nacionalidad norteamericana. En 1886, la joven Goldman había quedado impresionada con los incidentes de la plaza de Haymarket de Chicago, que terminaron con la detención sin garantías y condena a morir en la horca de cinco anarquistas. Ese hecho pone en movimiento su deseo febril de entregarse resueltamente a la revolución.

La aventura de Nueva York significaba para ella la libertad y entrar en contacto con los círculos anarquistas extranjeros, cuyo líder incendiario era el alemán Johann Most, editor en Nueva York de la revista, Freiheit.La misma noche de su llegada, Emma conoció al activista lituano Alexander Berkman, Sasha, quien sería su pareja y camarada de por vida y también tropezó con el histriónico y admirado Johann Most, que se convertiría en su mentor, su amante y, más tarde, un encarnizado enemigo.

Pese a sus abismos, detenciones, opiniones espinosas, sufrimientos compartidos con su compañero Berkman, condenado a 14 años de prisión por atentar contra Henry Clay Frick, un magnate que zanjó una huelga disparando contra los obreros, la vasta construcción de una época y del movimiento anarquista que realiza Goldman está llena de humanidad y apenas hay resentimiento. Escritas en los años 30, estas memorias parecen un ritual de purificación, sin penitencia. La anarquista comparece entusiasta, revisando algunas contradicciones, pero con un espíritu jamás domesticado.