Felipe González. Foto: Antonio Heredia

Felipe González ha sido uno de los líderes de más éxito en la historia contemporánea de España y, en un momento en que el liderazgo parece ser un bien escaso, puede interesarnos lo que tenga que decir sobre el tema. Sería deseable que se decidiera a publicar sus memorias, pues aunque las de un político rara vez ofrecen mucho más de lo que un diligente lector de la prensa ya sabe, siempre proporcionan alguna valoración novedosa, alguna anécdota reveladora, alguna aproximación a cómo se ven las cosas desde la cabina de mando.

Lo primero que salta a la vista en este libro es que, más que una obra estructurada de acuerdo con un plan, se trata de una yuxtaposición de artículos sobre temas conexos, con las inevitables consecuencias de que las mismas ideas reaparecen en varias ocasiones sin que nunca se llegue a profundizar en ellas. Como lo revela su título, el libro combina una introducción a las características del liderazgo con una reflexión sobre la crisis que se desencadenó en el mercado financiero de EE.UU. en 2008 y que el sur de Europa sigue padeciendo hoy. Acerca del liderazgo lo que dice González es acertado pero poco original, mientras que sus reflexiones sobre la crisis ofrecen ideas que sería deseable arraigaran en la cultura de la izquierda española, tales como la primacía de la fidelidad a los objetivos sobre la fidelidad a los medios, la necesidad de replantearse continuamente las soluciones que hay que dar a problemas cambiantes, la importancia de promover la innovación y el espíritu emprendedor en todos los ámbitos de la vida. El lector echa sin embargo de menos un análisis más profundo de los problemas y una concreción de sus propuestas de solución.

La solución que propone González para los problemas de España es socialdemócrata y europeísta. Por otra parte propone como única salida, para una Europa que quiera mantener su peso en un entorno crecientemente globalizado, la de una mayor integración. Es un objetivo con el que se puede estar de acuerdo o no, pero lo que debería explicarnos González es cómo se puede avanzar hacia él cuando los pueblos europeos no sólo se aferran a sus identidades nacionales, sino que parecen dispuestos a crear otras nuevas. Con toda razón, González apunta a que estamos ante un profundo cambio global: el paso de una sociedad basada en la industria a otra basada en el conocimiento y la información. Pero me temo que, a juzgar con el cuidado que aquí ponemos en la edición de los libros, España está poco cualificada para competir en esos campos.Felipe González Me cuesta creer que en otros países hubiera sido posible que en un libro escrito por un líder de la talla de González se deslizaran errores como los que aparecen en la p. 82 donde un argumento importante se basa en datos equivocados del PIB español en 2007 y 2012 y en una resta mal hecha. ¿Nadie revisa los originales? ¿Han enviado al paro a quienes lo hacían?