Image: Memoria y esperanza

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Ensayo

Memoria y esperanza

Marcelino Oreja

27 mayo, 2011 02:00

Memoria y esperanza. Foto: Begoña Rivas

La Esfera. 648 pp. 29'90 e.


Los recuerdos de Marcelino Oreja (Madrid, 1935), uno de los políticos más eficaces de la transición, tienen un interés objetivo. En las memorias que publica ahora ofrece un enfoque valioso sobre el clima del último franquismo, la etapa brillante de Adolfo Suárez, la política exterior, la llegada del socialismo y la vida de las instituciones europeas.

El libro retrata a un hombre trabajador, discreto, riguroso y bienintencionado. No hay en él descalificaciones gratuitas para nadie, sino la verdad del dato y del sentimiento personal. Casi el reproche más visible es el que dedica a un hostal en el que cayó durante su Camino de Santiago, y aún así lo despacha en cinco palabras. Porque cuando se queja del trato recibido del ministro Morán en su búsqueda de un destino como embajador de carrera o cuando expresa su frustración por las tensiones que acabaron con UCD, lo hace con contención y mesura.

Comienza Oreja evocando el asesinato de su padre, cuatro meses antes de nacer él, en octubre de 1934 a manos de revolucionarios socialistas, pero la tragedia no le impidió llevar una vida de relación moderada y sensible con todos. Le ayudó a ello su honda formación en la fe católica, gracias al decisivo esfuerzo de su madre, que le convirtió en un hombre esencialmente bueno.

Reconoce la influencia en su formación política del ministro franquista Castiella, en cuyo gabinete trabajó, relata sus contactos con el entonces Príncipe, expresa su consternación por la ejecución del comunista Grimau en 1963, detalla su acceso a las Cortes del momento, su apuesta por la reforma, su participación en el grupo Tácito, su colaboración con Pío Cabanillas y con Areilza y su desconcierto con la designación de Suárez, del que después sería ministro.

Regala perlas informativas como la convicción de que Suárez dimitió tras comprobar que había perdido el respaldo del Rey, la problemática visita de Ceaucescu, cuya esposa fue sorprendida fisgoneando en el despacho del presidente, o los entresijos de la vuelta del Guernica a España. Describe sus gestiones en política exterior, sin olvidar su negociación con la Santa Sede, y su dedicación a Europa, con el trasfondo permanente del terrorismo etarra, que alcanzó a muchas personas próximas. Con una narración templada, lineal y espontanea, Oreja construye un testimonio muy valioso de la época, de sus trabajos y de su personalidad.