Ensayo

La villa de los misterios de Pompeya

Linda Fierz-David

12 abril, 2007 02:00

Pról de E. Galán Santamaría. Trad. A. Becciu. Atalanta. Gerona, 2007 268 págs. 20 e

Dos destacados temas confluyen en este delicioso libro: el de las ruinas de Pompeya (y, en concreto, el de su Villa de los Misterios, situada al norte de la ciudad) y el análisis, a la luz de las teorías jungianas, de las que la autora es una señalada representante, como colaboradora que fue del propio Jung y directora del Club Psicológico de Zurich. Linda Fierz-David (1891-1955) perteneció al fecundo círculo de mujeres jungianas que rodearon al maestro y, por ello, se encontró en una situación ideal para abordar un tema como el que este libro plantea. Más allá de las interpretaciones meramente arqueológicas, los frescos de la Villa de los Misterios descansaban, a la espera de una interpretación definitiva, bajo la espesa capa de cenizas y lava que destruyó la ciudad el 79 d. C. La Villa sepultada esperó durante muchos años no sólo la mirada de los arqueólogos sino la de aquella persona que, a la luz de la psicología, analizara los símbolos y mitos de los hermosos frescos de sus muros.

Se da así en esta obra algo más que una mera reflexión literaria o filosófica. En esta villa, en verdad iniciática, sus ilustrados propietarios fueron recogiendo en los muros -especialmente en los de la sala principal- una serie de misteriosas escenas que hoy, a la luz de la psicología profunda, afloran con gran riqueza de significados. La dualidad se nos muestra ya desde los vivos colores que predominan en los frescos -el negro y el rojo-, o en los colores blanco y negro del pavimento. Desde el principio de este brillante libro, Fierz remonta lo que ella llama "la hipótesis mitológica" para ir desvelando la atmósfera fundamentalmente numinosa de la gran sala.

Nos hallamos ante un estudio que tiene su fin en uno de los más señalados procesos de Jung, aquél que él mismo reconoció como proceso de individuación; es decir, el que conduce a la persona a la plenitud de ser, y que, aplicado a la Villa de los Misterios, afecta primordialmente a la mujer , pero que se sustenta en un mito dual: el que revela la escena VI, en la que aparece Dionisio recostado en su amada Ariadna. éste es el contenido esencial de este libro; gran tema, que no deja de derivarse en otros colaterales, como el culto a Dionisio en la antigöedad, el orfismo o determinados mensajes literarios adyacentes. Interpretar los frescos de la Villa de los Misterios supone para Fierz un indagar en la psique, un viaje por el tiempo y por la dimensión intemporal del alma. Pero hasta en ello es precisa la interpretación jungiana gracias a dos conceptos: la valoración del ánima y del animus a través de esa pareja central que son Dionisio y Ariadna.

La Villa de los Misterios de Pompeya es un ameno relato que participa del rigor científico. En este minucioso recorrido no faltan iluminadoras interpolaciones literarias -sobre todo de Goethe-, que van ahondando los significados. Como en estos versos del autor del Fausto, que explican el sentido último de los misterios de la villa pompeyana: "Dispersadas están / las sombras que te rodeaban, / pues arde en ti el nuevo deseo / de una unión superior"