Image: Misiones pedagógicas. 1931-1936

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Ensayo

Misiones pedagógicas. 1931-1936

Eugenio M. Otero (ed.)

29 marzo, 2007 02:00

Sesión de música en Navarrevista (Ávila), entre el 15 y el 18 de julio de 1932

Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y Residencia de Estudiantes. 548 págs, 50 e.

La Gaceta de Madrid (el actual BOE) del día 30 de mayo de 1931 publicaba un decreto del día anterior, de la Presidencia de la República, por el que se creaba el Patronato de Misiones Pedagógicas con el propósito, se leía en aquel texto, "de llevar a las gentes, con preferencia a las que habitan en localidades rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos del avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos". A mediados de agosto siguiente aparecería un decreto del ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, que era entonces Marcelino Domingo, en el que se nombraba presidente del Patronato a Manuel Bartolomé Cossío, al que acompañaría Luis álvarez Santullano, como secretario, y una relación de vocales entre los que se contaban pedagogos como Rodolfo Llopis, Francisco Barnés y Juan Uña y Sarthou; músicos, como Oscar Esplá, o poetas como Antonio Machado y Pedro Salinas.

Se cumplía un proyecto largamente acariciado por los hombres de la Institución Libre de Enseñanza, que daban así un matiz más popular a iniciativas de educación que, hasta ese momento (Junta para Ampliación de Estudios, 1907; Residencia de Estudiantes, 1910; Instituto-Escuela, 1918), parecía que habían sido dirigidas exclusivamente a las elites rectoras. En esta ocasión, por el contrario, se abordaba un ambicioso encuentro entre la "gran cultura" española de siempre y una cultura popular que apenas llegaba a las grandes ciudades. Era una empresa que cuadraba estupendamente con las grandes transformaciones sociales que se habían producido en la España de los años veinte y, sobre todo, con el extraordinario cambio político que se acaba de producir en España con la caída de la Monarquía y la proclamación de la segunda República. Se imponía un estilo de profundas reformas, en todos los ámbitos, que tuvo uno de sus mejores ejemplos en la gran realización de aquel Patronato: las Misiones Pedagógicas.

Una España modernizada y urbana se volcó sobre la España arcaica y rural, de acuerdo con antiguas ideas de Giner y Cossío de llegar a la escuela para todos, saliendo del recinto de la Institución, para movilizar los recursos del nuevo Estado. En la tarea le acompañaron muchos jóvenes, entre los que aparecían los nombres de María Zambrano, Rafael Alberti, Cernuda, Rafael Dieste, Ramón Gaya, Casona, o Miguel Hernández, que representaban los aires renovadores del pensamiento, de la literatura o del arte.

La empresa ya fue estudiada, hace ahora un cuarto de siglo, por Eugenio M. Otero Urtaza, que ha sido también el comisario de la excelente exposición que, con el patrocinio de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, se ha presentado en las salas del Cuartel del Conde Duque de Madrid con el apoyo de este apasionante catálogo en el que se reúnen colaboraciones de grandes especialistas sobre las variadísimas actividades que llevaron a cabo las Misiones a partir de diciembre de 1931, y que aún continuarían tras el desencadenamiento de la guerra civil española.

La exposición ha significado la movilización de muchísimas piezas relevantes, fruto del trabajo de documentación que realiza la Institución Libre de Enseñanza, entre las que destaca un excelente material gráfico (cabe señalar las aportaciones de Medina Bravo), que muestran la eficacia de la ilustración gráfica en el análisis histórico. Dificilmente se puede ya hacer referencia a la distancia entre la España rural y la urbana, de comienzos de los años treinta, sin contar con las extraordinarias imágenes de este libro.

La exposición fue retirada hace unos días, pero nos queda un espléndido libro para que no se pierda el recuerdo de esta apasionante aventura de intercambio cultural, uno de los más brillantes logros de la segunda República española.