Image: Beuys. Ensayos y entrevistas

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Ensayo

Beuys. Ensayos y entrevistas

Joseph Beuys

1 febrero, 2007 01:00

El artista, preparando una exposición en la Staatsgalerie. Foto: Staatsgalerie

Trad. Miguel Salmerón. Síntesis. Madrid, 2006. 224 páginas, 20 euros

A medida que pasa el tiempo, y a pesar de la frivolidad reinante, se dibuja más claramente la huella que Joseph Beuys (Krefeld, Alemania, 1921-Dösseldorf, 1986) ha impreso en el arte de nuestro tiempo. Transcurridas dos décadas desde su muerte, su pensamiento artístico y social experimenta un renacimiento. La atención a su obra ha tenido como máximos exponentes las exposiciones que le han dedicado la Tate Modern de Londres, en 2005, y la Hamburger Bahnhof de Berlín, en 2006. En España hay pocas obras suyas en las colecciones públicas, pero se han celebrado, tardíamente, importantes muestras, en particular la del MNCARS en 1994. Pero tan importante como conocer sus esculturas, performances e instalaciones es escuchar sus palabras. Para Beuys, el pensamiento es un proceso escultórico y la lengua es el material con el que se conforma. Desde que obtuviera una plaza como profesor en la Academia Estatal de Arte de Dösseldorf en 1961, y con mayor intensidad en los años setenta, cuando recorrió medio mundo dando conferencias y organizando seminarios, la verbalización de su gran proyecto de "escultura social" se sitúa en las prioridades del artista al mismo nivel que sus realizaciones plásticas. Por ello, la publicación de entrevistas y textos de Beuys (aunque ya dispusiéramos de algunas otras traducidas al castellano) es un acontecimiento, y la entrega más oportuna de la colección de escritos de artistas que con acierto ha puesto en marcha la editorial Síntesis.

La selección, efectuada por Bernd Klöser, veterano galerista de Múnich que conoció bien al artista y que reunió una gran colección de obras suyas (hoy en la Pinakothek der Moderne), no es exhaustiva. Beuys debió de conceder docenas (tal vez centenares) de entrevistas, y aquí se recogen ocho, además del "Manifiesto de fundación de una Universidad Libre Internacional de creatividad e investigación interdisciplinaria", el discurso de inauguración de su exposición en Krefeld (1974) y el pronunciado cuando le hicieron Doctor honoris causa en Halifax (1976), el famoso "Llamamiento a la alternativa" y el "Discurso sobre Alemania", una de sus últimas apariciones en 1985. No se han incluido entrevistas periodísticas, sino siempre planteadas por críticos, artistas o galeristas. Tal vez la ocasión habría requerido un mayor esfuerzo, y sobre todo una tarea de edición orientada a hacer más comprensibles las declaraciones, pero no cabe duda de que lo publicado bien merece la lectura. Más que eso: la reflexión y hasta la toma de posición.

Beuys explora en estas páginas una gran cantidad de asuntos relevantes para su legado y aporta multitud de datos para su interpretación. En relación a su biografía, tan vinculada a su obra, subraya la importancia de haberse criado en el campo, estudiado las ciencias naturales y trabajado la tierra. Sobre sus fuentes, reconoce las influencias recibidas de Schiller y el romanticismo alemán, del cristianismo, de Rudolf Steiner y Jung o del escultor Lehmbruck. De su relación con los creadores coetáneos, se sitúa respecto de Duchamp, el minimalismo, Fluxus y hasta Warhol (se muestra cándido cuando confía en su apoyo a Los Verdes). Pero nos interesa sobre todo cuando explica su concepto de escultura, en el que cabe la transubstanciación y que introduce materiales hasta entonces inéditos y con alto contenido simbólico como el fieltro, la grasa, el cobre, el azufre o la miel, y procesos escultóricos como el calor o el movimiento. O cuando revela el carácter chamánico de sus performances, siempre con la comunicación y la transmisión de energía como objetivos. Hay dos direcciones en Beuys, que no son contradictorias en él: del interior al exterior. Al provocar el aislamiento y el silencio (envolviendo, protegiendo), encuentra en la esencia de lo humano la fuerza para exigir la transformación social: "todo hombre es un artista" y, como tal, podrá volcar su creatividad en la fundación de nuevas condiciones para la vida en comunidad. En este aspecto, las ideas de Beuys no pueden estar más vigentes. Puede que hoy utilicemos otros términos, pero es seguro que los movimientos transformadores (no políticos) que muestran en la actualidad la alternativa a la segura crisis del sistema tendrían a Beuys por abanderado. Ninguno de los problemas que señala en estas entrevistas se ha solucionado, y su plantación de 7.000 robles en Kassel sigue siendo un ejemplo de cómo el arte puede expandirse, y afectar, al entorno social.

Beuys conoció muy joven la obra del escultor W. Lehmbruck, quien le influyó decisivamente, como, más tarde, la de R. Steiner y el saber artesanal de su profesor E. Mataré. Herido de guerra en 1943 y curado por tártaros nómadas con grasa animal y envuelto en fieltro, haría de estos elementos sus materiales escultóricos característicos