
El periodista Manuel Chaves Nogales. Foto: cortesía de la familia del autor
La Segunda Guerra Mundial según un Chaves Nogales inédito: "Alemania siempre ataca contra el más débil"
La filóloga Yolanda Morató ha recopilado y traducido alrededor de 600 piezas periodísticas del autor sevillano durante la Segunda Guerra Mundial correspondientes a su estancia en París y Londres.
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Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 - Londres, 1944) lleva ya años siendo un indispensable en las estanterías de las librerías españolas. No fue siempre así. Su posicionamiento en contra del régimen que salió victorioso de la Guerra Civil y su postura férrea frente a los autoritarismos y a favor de la democracia le valió durante décadas un destierro de la memoria literaria de nuestro país.
Un esfuerzo de recuperación por parte de la Diputación de Sevilla, que publicó su narrativa completa, lo devolvió a la vida y al lugar al que pertenece por méritos propios. Los textos del periodista sevillano, sin embargo, no parecen tener fin, con lo que tampoco cesa el empeño por rescatar el conjunto de su obra. En Diarios de la Segunda Guerra Mundial (El paseo, 2025) la filóloga Yolanda Morató (Huelva, 1976) ha acometido la tarea de recopilar, cotejar y traducir cientos de artículos y crónicas —casi todos inéditos— en los que el autor de A sangre y fuego retrata la vida diaria en París y Londres entre 1939 y 1944.
Chaves Nogales se exilió en la capital francesa en 1936, huyendo de las represalias de la Guerra Civil, y allí permaneció hasta 1940, cuando el ejército alemán, blitzkrieg mediante, entró en la ciudad casi sin despeinarse. El periodista español no se quedó allí para verlo, sino que se trasladó a Londres, donde viviría los bombardeos comandados por Hermann Göring. Tras ser operado por una peritonitis, el sevillano falleció en la metrópolis británica en mayo de 1944. De ese mismo año son las últimas crónicas que nos llegan ahora en la recopilación reunida por Morató.
"En esos años no sabíamos con certeza qué había sido de su vida. Si no sabíamos eso, muy difícilmente podíamos conocer el alcance de la obra que produjo entonces", explica Morató durante la presentación de esta nueva colección en la librería Pérgamo. Para rastrear toda esa producción y posteriormente clasificarla, la filóloga se entregó a un trabajo detectivesco por varios países en el que el primer paso consistía en "conocer para qué agencias trabajaba Chaves —las francesas Cooperation y Havas y las londinenses Reuters y AFI— y en qué medios se publicaban esas piezas".
"Con estos artículos, el arco temporal de Chaves queda completo", aseguran investigadora y editorial. Según comparte esta última, las piezas reunidas suman alrededor de 1200 páginas —alrededor de un tercio del conjunto conocido de la obra del periodista— que se dividirán en tres tomos: el primero, ya a la venta, corresponde a la estancia del periodista en París; el segundo, que se publicará este verano, reflejan la vida del Londres asaetado por la Luftwaffe, y el tercero, programado para noviembre, contendrá las últimas crónicas hasta la muerte del periodista.

Portada del primer volumen de 'Diarios de la Segunda Guerra Mundial', de Chaves Nogales (El paseo).
"Chaves se negaba a aprender el idioma de las ciudades en las que vivió", recuerda Morató, por lo que las piezas que escribía en la lengua de Cervantes eran traducidas al inglés y al francés por un traductor para, posteriormente, ser enviadas a las distintas agencias con las que trabajaba el sevillano. Estas, más tarde, dependiendo del medio que se hiciera eco de la pieza, eran de nuevo traducidas al idioma local.
"Las piezas de Chaves Nogales se publicaban por casi todo el mundo, Canadá, Estados Unidos, Argentina...", enumera la filóloga. Llamativo es el caso de Brasil. Según explica Morató, este país se encontraba seriamente amenazado por un posible proceso de nazificación: "Por encargo del gobierno británico varios agentes hicieron un viaje por Iberoamérica para explorar qué medios eran los más convenientes, los más leídos, para que el bando aliado llegara con mayor fuerza". Y en ellos (Diario de la Marina, en Cuba, el argentino El Sol y Correio da Mahna de Brasil) se publicaron las piezas del periodista español.
Inevitable es, por ese mismo motivo, que se relacionen estos textos con un cierto tono propagandístico, hijo de su época, del lugar desde donde se escribe y de la postura del propio escritor, pero aclara la investigadora: "El de la propaganda es un concepto que siempre ha sido espinoso, pero hay que entender que en esa época de guerra se trataba de estar a favor o en contra de la democracia".
Frente al "escritor del desengaño" que, tal y como nos asegura Morató, nos encontramos en la narrativa más célebre del sevillano, en estos nuevos textos leemos al "Chaves diario": "Es el periodista que habla del territorio en el que está viviendo. El que quiere dar a conocer su día a día y convertirlo en el reflejo de cómo es vivir en esa ciudad. Estamos hablando, además, de su etapa de madurez".

Chaves Nogales en una fotografía junto a tropas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial: Foto: cortesía de la familia del autor
De entre todas las historias que se recuperan en estos tres volúmenes, Morató rememora algunas de las que más le han impresionado. Recuerda, por ejemplo, cómo Chaves, por una vez, se muestra a sí mismo entre las costuras del texto cuando, hablando del Blitz de Londres, confiesa: "No sé esta gente cómo lo hace, yo estoy muerto de miedo".
No es lo habitual, esa introducción del "yo" en los artículos del sevillano. En su lugar, acostumbra a partir de una anécdota aislada a partir de la cual construye una panorámica general de la ciudad y la sociedad que en ella habita. Es lo que ocurre con la forma en la que refleja la filosofía de guerra del pueblo inglés, una "guerra civilizada", según Morató, que se deja entrever en varias de las piezas. Verbigracia el caso de las mascotas de Londres que, asegura Chaves "nunca pasan hambre", frente a los gatos del Madrid de la Guerra Civil, que "desaparecieron". Las mujeres londinenses, por su parte, —dice Chaves en otro artículo—, duermen de lado en los refugios antibombas para "no echar a perder su peinado".

Y frente a ellos, el enemigo nazi, cuya catadura ya conocía Chaves por su participación en la Guerra Civil y lo que se había ido sabiendo de sus maniobras en la recién comenzada Guerra Mundial, lo que le da la capacidad de opinar duramente en estos nuevos textos: "El Reich emplea el crimen por sistema", dice en una ocasión en el primer volumen. "Alemania siempre ataca contra el más débil", afirma también durante su estancia en París, cuando habla de los subterfugios alemanes, que atacaban a las embarcaciones neutrales que se dirigieran a puertos Aliados.
Enfrentándose a unos y a otros, Chaves Nogales siempre se mantuvo del lado de la democracia y la libertad. No en vano, se definía como un "pequeño burgués con tendencias liberales", es decir, carne de cañón para ambos extremos. Cuando falleció, su cuerpo fue enterrado en una tumba sin nombre en el cementerio londinense de North Sheen. Anónima fue su lápida, y anónimo fue el escritor en su país durante demasiado tiempo. Ahora, por suerte, su nombre vuelve a sonar con la fuerza que merece.