Juan José Millás

Juan José Millás Daniel Hidalgo

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Juan José Millás: "El humor es una de las formas más elevadas de la desesperación"

El escritor publica 'Ese imbécil va a escribir una novela', en la que a un escritor llamado, tal vez por azar, Juan José Millás le proponen escribir el que puede ser el último reportaje de su carrera.

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El Cultural
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¿Qué libro está leyendo?

El último de Cercas, El loco de Dios en el fin del mundo. Cercas es un estratega. Cada uno de sus libros podría tomarse como una lección de escritura creativa. Prepara el terreno como nadie. Voy por la p. 164, de manera que es pronto para disponer de una visión global, pero me gusta la expectativa que va creando y cómo la crea. Me divierten las discusiones escolásticas que mantiene con los distintos miembros de la curia acerca de la fe. Me gusta cómo desarrolla la teoría del discernimiento.

»El papa Francisco, como todos los papas, asegura ser el representante de Dios en la Tierra. Alguien que afirma eso, desde mi punto de vista, solo puede ser un impostor o un delirante. Avanzo, pues, en la lectura de este libro con gran curiosidad por ver cómo queda retratado finalmente el Sumo Pontífice.

¿Cuál es el libro que más le ha ‘autoayudado’?

Me ayudó mucho Alicia en el país de las maravillas. No por sus enseñanzas explícitas, sino porque me reveló el poder del absurdo. Me hizo sentir que no estaba solo en el desconcierto, que otros también veían el mundo como un lugar lleno de normas arbitrarias y criaturas grotescas. Me dio permiso para dudar de lo real.

Si no hubiera podido ser escritor, ¿qué hubiera querido ser?

No sé, quizá un psicólogo de supermercado, signifique lo que signifique eso.

Un acontecimiento histórico que le habría gustado vivir in situ. ¿Por qué?

Me habría gustado presenciar el momento exacto en el que, a alguien, en una oficina de correos, se le ocurrió la idea del buzón callejero para las cartas.

Sí, como le ocurre al protagonista homónimo de su novela, le ofrecieran escribir el que puede ser el último reportaje de su carrera, ¿cuál elegiría ahora mismo?

Quizá sobre la paulatina desaparición de la lista de la compra. Ya no veo a la gente, en el súper, consultándola. Hay ahí una pérdida del orden simbólico. La lista de la compra como estructura mental, como poema, como mapa de una identidad doméstica.

¿Tiene claras ya las fronteras entre lo real o lo imaginario, o cada novela hace más sutiles esos límites?

La frontera que separa lo real de lo imaginario es como la línea que separa el sueño de la vigilia cuando te estás despertando: crees que la ves, pero al intentar señalarla con el dedo se ha movido.

¿Y como lector, ha llegado a perderse de tal forma en un relato que luego la realidad le ha parecido pálida en comparación? ¿Con qué libro?

Muchas veces. Con Crimen y castigo, por ejemplo. Cuando salí de esa novela, me pareció que todo el mundo cargaba con un cadáver invisible. Empecé a mirar a la gente en el metro con sospecha. En todos había un Raskólnikov, también en mí, claro.

¿Es el humor el mejor antídoto contra los males de la vida?

El humor es una de las formas más elevadas de la desesperación. Lejos de quitar gravedad a las cosas, les añade profundidad. Nada más terrorífico que una carcajada en medio de la noche.

¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Diría, por cierto, que es la mejor que ha visto?

Mad Men. Es una serie sobre la mentira como arquitectura de lo real. Todos sus personajes viven en un decorado tanto físico como emocional, pero no son conscientes de ello. Sólo Draper lo atisba a veces como a través de una ranura. Algo cruje constantemente en el interior de esa trama.

¿Ha experimentado alguna vez síndrome de Stendhal?

Sí, ante el escaparate de una ferretería que mi padre, junto a mí, observaba extasiado. Comprendí que aquellas llaves inglesas, aquel conjunto de destornilladores y alicates perfectamente colocados remitían a un orden moral en el que, por unos instantes, me sentí atrapado.

España es un país…

Que se despierta cada mañana sin hacer, pero que se acuesta cada noche como si estuviera acabado.