'La creación de Adán', un fresco de Miguel Ángel que decora la bóveda de la Capilla Sixtina

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Letras

'Nosotros que luchamos con Dios': el Antiguo Testamento nos explica y las películas de Disney también

El popularísimo intelectual Jordan B. Peterson se centra, sin nervio ni prisa, en las enseñanzas morales del Antiguo Testamento, el libro que nos ofrece la más completa antología de arquetipos colectivos.

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Andaba el otro día por la calle y una pareja de jovencitos orientales, vestidos a la manera de los Testigos de Jehová, me detuvo: "Hola, perdone, ¿querría usted saber algo sobre el Dios Hombre y el Dios Mujer?". No supe qué responder. Resulta que pertenecían a la llamada Iglesia de Dios, de Corea del Sur. "¡Lo que defendemos está en el Génesis! ¡Sólo hay que leerlo!", me aseguró uno de ellos, según me alejaba. En fin, el Antiguo Testamento sigue vivo.

Nosotros que luchamos con Dios

Jordan B. Peterson

Traducción de Juanjo Estrella 
Planeta, 2025
670 páginas. 23,90 €

El psiquiatra canadiense y popularísimo intelectual conservador Jordan B. Peterson (1962) contribuye a corroborar esta sentencia: ha publicado un grueso volumen sobre nada menos que la Creación, la Caída, el crimen de Caín, el Diluvio, Babel, el sacrificio de Abraham, el liderazgo de Moisés y, más allá del Pentateuco, la historia de Jonás.

Peterson recuerda, en Nosotros que luchamos con Dios, muchas consideraciones de Carl Jung. Abundan aquí, además, las referencias a las películas de Disney. Cuando Scar acaba con Mufasa y aparta a Simba del trono legítimo, natural, la sabana toda se resiente: así, este comentador no sólo rescata la sabiduría de los Patriarcas, sino también la de El rey león.

Curiosamente, dado el título, uno puede prejuzgar que la pelea de Jacob/Israel con el ángel/Dios, en Génesis 32, tendrá una centralidad en esta exégesis psicológico-moral (y política). No es así.

No obstante, Peterson deja claro, en las únicas dos páginas que dedica a aquel misterioso pasaje bíblico, que sí se ha inspirado en dicho hito para titular su estudio (subtitulado Perceptions ef he Divine; en su versión española: Una nueva perspectiva sobre la mayor historia jamás contada, ejem, ejem…). Leemos: "Jacob, claro está, lucha con Dios, como hacemos todos cuando nos enfrentamos a la más difícil de las decisiones. ¿Qué camino escogeremos?" (pp. 371-372).

En el curso de 9 secciones y más de 600 páginas, el autor se centra, sin nervio ni prisa, en las enseñanzas morales del Antiguo Testamento. Para él es el libro que nos ofrece la más completa antología de arquetipos colectivos. Una de las líneas rectoras es que el orden natural y no cuestionable, la presuposición de la existencia en una verdad estable, inteligible, y de la mentira, repudiable, son la condición de posibilidad de todo sentido vital. Y los humanos "subvertimos el espíritu del orden" (p. 226).

A esto se debe agregar que el riesgo y la incertidumbre son ingredientes inevitables en la vida plena. La verdad, sólida; la voluntad, resistente. Abraham y Moisés destacan como ejemplos arquetípicos del individuo que asume esos interrogantes con responsabilidad. También Noé representa la "determinación de cada individuo soberano, tocado por el espíritu del valor divino" (p. 233).

Jordan B. Peterson. Foto: Daniel Ehrenworth

Jordan B. Peterson. Foto: Daniel Ehrenworth

Babel representa una tecnología ayuna de valores. El Edén es la naturaleza dominada, aunque no explotada, por los seres humanos. La historia de Jonás, con el naufragio y la ballena, recuerda el valor de la conciencia. Hedonismo, ecologismo radical, relativismo moral y otras tendencias de nuestros siglos XX y XXI representan, en este marco, el caos y la tiranía.

En el fondo, cada visión del mundo refleja una actitud vital: "Quizá insistimos en que el mundo […] carece de sentido para racionalizar nuestra nula disposición a aceptar la inmensa carga […]. Quizá el opio del pueblo no sea la religión; quizá, el ateísmo racionalista y materialista sea el camuflaje de los irresponsables" (p. 459). Me han entretenido las páginas dedicadas a la intrépida hermana del autor (p. 333-337). El Antiguo Testamento sigue vivo, de acuerdo, pero este tocho es solo para los muy petersonianos.