'El mejor del mundo': Juan Tallón invoca a Borges para redondear la peripecia de Antonio Hitler Ferreiro
El autor de la aclamada 'Obra maestra' trae una sorpresa argumental en casi cada página de esta novela por momentos fúnebre y alucinógena.
10 septiembre, 2024 02:16Las críticas a las novelas anteriores de Juan Tallón (Villardevós, Orense, 1975) que he revisado resultan altamente elogiosas. Indican las excelencias de su escritura, e incluso de Obra maestra (2022) se ha dicho que resulta "maravillosa". No seré yo quien le quite la corona de laurel, porque entiendo las razones que motivan los encomios. Ítem más, el ser un escritor gallego me predispone a su favor, pues es tierra de grandes narradores.
Y hablando de tierra, hace poco leí Paraíso. La balada de las cuatro nueces, de Xosé Carlos Caneiro, un paisano de Tallón, que me pareció excelente. Cuando vi que el autor situaba la obra en su natal Orense me interesó, pero fuera del callejero, el aquel celta, la magia natural que produce esa agraciada tierra por el mar y las nieblas, presente en Caneiro, permanece ausente en esta ficción.
Pienso que una parte de las alabanzas proviene del aprecio otorgado a la forma narrativa, con idas y venidas temporales, saltos de tiempo en las secuencias narrativas, una especie de brinco de tesela en tesela.
Hay lectores que gustan de este tipo de estructura. Yo también, si tiene la coherencia de Tirano Banderas o de Pedro Páramo. Un segundo elemento puede ser el que casi cada página, sobre todo al comienzo del texto, trae una sorpresa argumental. El padre del protagonista, Amancio Hitler, resulta ejemplar a este respecto, su trato con su hijo Antonio, las comidas, el mal genio, la estrechez de perspectiva con que llega el negocio de los ataúdes, y así.
Un tercer aspecto de la novela que suscita admiración es su destreza verbal. Cito unas muestras, y la primera dice así: "En la cabeza de Antonio las palabras imitaban a pájaros que volaban sobre su cabeza sin posarse jamás, y desaparecían sin dejar su estela" (pág.120). O dicho en machadiana prosa: Antonio no escucha.
Anoto dos gemas adicionales: "La noche cayó de repente, como una emboscada de zombis" (pág. 260), o "Su voz suena como los coches que arrancan a la cuarta" (pág. 194). Multitud de frases parecidas adornan el texto. En mi opinión, el editor aquí ha sido permisivo o quizás yo no converso con este lenguaje talloniano de la época de la postverdad.
Lo mejor del libro resulta el singular argumento cuasi borgiano, que elaborado con calma, editadas las frases de marras con cuidado, hubiera dado mayor juego. Un personaje llamado Antonio Hitler Ferreiro, casado con Lidia, tiene una niña llamada Irene. Es gerente y propietario de Ataúdes Orense, que fabrica "el mejor del mundo" y más hortera de los féretros.
Además de suscitar admiración su destreza verbal, lo mejor del libro resulta el singular argumento cuasi borgiano
Lo conocemos cuando se despide de una feria del ramo acostándose con la azafata que lo ayudaba, marcador de la clase del individuo, y luego se va de fiesta con unos coleguis a un tugurio donde ingiere una sustancia alucinógena. Toma el vuelo de Iberia de regreso a España, llega a Orense, se mete en la cama y, sorpresa sorpresa, se levanta siendo otro individuo. Se llama igual, Antonio Hitler, pero ahora es director del Museo de Bellas Artes en Orense. También ha cambiado de mujer. Este personaje parece tener varios esqueletos en su armario...
Existen diversos modos de escribir ficción. Juan Ramón Jiménez, quizás el mejor prosista del XX, habló de borradores silvestres, que luego se pulían. Nosotros añadiríamos que los borradores se redactan creando. El tema adquiere al ser modelado en la escritura otros matices, e incluso puede variar de rumbo cuando escribes. Un escritor, y Juan Tallón lo es, debe soltarse. Olvidarse de planes previos a la redacción, así evitaría caer en la redacción de las frases citadas o usar el tan comprometido apellido Hitler del protagonista.