Yolanda Castaño. Foto: Dmitri Kotjuh

Yolanda Castaño. Foto: Dmitri Kotjuh

Letras

La palabra salvadora de Yolanda Castaño en 'Materia', libro ganador del Premio Nacional de Poesía

La autora traza una especie de autobiografía que transciende lo propio para hablar de todos a través de un lenguaje libre con herencias de vanguardia.

28 octubre, 2023 01:47

Materia de Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977) ha merecido el Premio Nacional de la Crítica en 2022 y el Premio Nacional de Poesía en 2023, distinciones que se unen a otros reconocimientos anteriores a una obra poética de gran valor desde su primera publicación, en la que se viene manteniendo un lenguaje libre, poético, con herencias de vanguardia.

Materia

Yolanda Castaño

Edición bilingüe en gallego y español. Traducción de la autora. Visor, 2023. 224 páginas. 12 €

Desde el primer poema al último, Materia traza una genealogía, la de la autora, en una especie de autobiografía que transciende lo propio para hablar a todos y de todos y es que, como se dice en el inicio, la palabra es salvadora y se concreta allí, en la salvación –estaba “en el lugar equivocado”– de Manuel Castaño de una saca de presos destinados al fusilamiento.

Figuras familiares: la abuela, dedicada al corte y confección, en un poema que se diría un catálogo de telas y técnicas de cosido y bordado, versos entrañables; los padres; el hermano, al que le habla para recordar asuntos domésticos, “No es fácil heredar zapatos”, por ejemplo, pero también para dejar claro su proyecto de vida “mientras la gente […] aman los grilletes […] queríamos erigir / nuestra propia disciplina”, “queríamos […] libertad para equivocarnos”.

Esta idea retornará en “La casa de mis padres”: “Me purgaré del anclaje de una idea de clan, / de las torgas de la sangre”; las amigas, de las que se habla como una manada de yeguas y un continuado léxico apropiado y poder decir, entre otras cosas, “Las bridas no les rinden; burlan a los arrieros”; su propio nacimiento; también la hija no nacida, “un feto que no prospera” da paso a “Esto es algo que no concibo”; y la casa, en un poema en el que la prosopopeya es sostenida a todo lo largo, “tengo una relación con la casa”, relación tan íntima que llega a erotizarse, “nos frotamos la una con la otra”.

Si Georges Perec evitó la letra 'e' en La disparition, Castaño escribe el poema “E” y satura de palabras con esa letra como inicial; en otro, la palabra “frase(s)” se repite hasta en trece ocasiones y en un tercero, en el que se habla de los niños, se pueden leer numerosos términos anatómicos, retos que no lastran sino que acrecientan el interés de los textos. También se distancia de lo más usual un curioso “Registro de producciones orales recogidas en contexto”, frases sueltas en un poema en el que “contexto” es irónico, pues, como en “Como lo oyes” de José-Miguel Ullán, no hay tal y el texto es pura habla cotidiana.

[Yolanda Castaño: “En las fotografías intento salir favorecida y en mis poemas, todo lo contrario”]

En varias ocasiones tras escribir “yo” (y “eu”, claro, en los originales en gallego) se abre un espacio blanco, un tiempo de silencio. No es ni extravagancia, ni algo banal, “yo” es la primera sílaba de “Yolanda” y, por tanto, reinscripción del yo. Ya en Libro de la egoísta (2006), de título significativo, se leía “su nombre comienza por YO”.

Y no se trataba de un gesto de egolatría, sino de todo lo contrario, de poner en crisis el yo, como sucede ahora, pues, como el lector verá, el yo de Materia se retrata a través de los otros, en sus mediaciones, de manera que son las personas y las cosas del entorno las que construyen la identidad; de hecho, en el poema dedicado a la poeta uruguaya Idea Vilariño, fallecida en el año 2009, se lee “No seré más que yo / para siempre”. Un yo fragmentado: “La gente ansía multiplicarse. / Yo / me dividiría”.

Como el lector esperaba, Materia es un nuevo libro en el que la poeta gallega Yolanda Castaño se muestra como poeta de verdad, ingeniosa, profunda, voz poderosa, moderna, sin duda alguna una de las voces más poéticas de nuestros días.

El peso de la ingrávida

Este es el peso que aún
              soporta la ingrávida.

Pero me destejo de tu tiempo y
             se elevan mis pies.
El rostro del deseo en mí: un
            feto que no prospera.
Renuncio a un peso que no
             pedí prestado
y no prepararé un perdón
            como pañales.

Esto es algo que no concibo.

Recóndita hija mía:
tu futuro queda atrás.