Clara Sánchez. Foto: Planeta

Clara Sánchez. Foto: Planeta

Letras

Clara Sánchez, ante su ingreso en la RAE: "En el mundo de la cultura siempre hubo insultos y sangre"

La escritora ocupará la silla X de la Real Academia Española desde este domingo y regresa a la novela con 'Los pecados de Marisa Salas'.

8 octubre, 2023 03:03

Escritora, filóloga y especialista en el cine español (participó cinco años en el programa ¡Qué grande es el cine!, de RTVE), Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) puede presumir de haber conquistado los premios Alfaguara, Nadal y Planeta y de estar traducida a una veintena de idiomas.

Elegida en marzo de este año para ocupar la silla X de la Real Academia Española, este domingo ingresa en la Institución con un discurso sobre “La máquina del tiempo”. Además, esta mujer cordialísima, de contagiosa simpatía, lanza la semana que viene su nueva novela, Los pecados de Marisa Salas, una sátira descarnada del mundo editorial español.

Pregunta. ¿Qué puede adelantarnos de su discurso de ingreso en la Real Academia, y por qué ha elegido precisamente ese tema?

Respuesta. Creo que el mismo título del discurso La máquina del tiempo lanza señales con las que van a identificarse mucho los asistentes a la ceremonia de esta tarde porque trata del mayor misterio de nuestra existencia: un dios que nos domina desde algún lugar oscuro y contra el que no sabemos luchar.

[Clara Sánchez, nueva académica de la RAE]

P. Sustituye en la silla X a Francisco Brines. ¿Llegó a conocerle? Como lectora, ¿qué le interesaba más?

R. Entre mis sueños no está el de conocer personalmente a los escritores, pintores, músicos… que admiro. Me basta con sus obras. Y me basta con los poemas de Francisco Brines para recuperar muchas sensaciones de todos los largos años vividos en Levante: el mar, el sol, el aroma de los naranjos. Y también su preocupación por el tiempo, la juventud y la muerte. Es un poeta sensorial y filosófico en un profundo intento de atraer el pasado a la vida.

"El plural masculino es percibido como un tapón que esconde el género femenino"

P. Desde el lunes será académica de pleno derecho: ¿qué cree que puede aportar a la Institución, como filóloga y como creadora?

R. Todo lo que pueda. Ilusión y ganas de trabajar no me faltan.

Tiempos de cambio en la Real Academia

P. La RAE defiende el lenguaje inclusivo con el plural masculino, como establece la Gramática Española. ¿Piensa abogar por cambiar esta norma, o es innecesario?

R. La gramática tiene reglas, no imposiciones. La norma nos permite movernos cómodamente en una lengua. Son como las señales de tráfico, que consiguen que no nos choquemos unos con otros. El hecho de que sepa que puedo cruzar con el semáforo en verde me ahorra tiempo, el hecho de que sepa cuándo usar el subjuntivo me ahorra tiempo y facilita la comunicación.

»Pero todo cambia, vivimos tiempos de adaptación, y también la lengua los vive, sencillamente porque la sociedad cambia. Ya no decimos Pilar es médico, sino médica, ni Pilar es catedrático sino catedrática. Y el plural masculino es percibido como un tapón que esconde el género femenino. Se ha tratado de arreglar con el todos/todas, vosotros/vosotras, que es muy difícil de mantener en una novela o en un escrito largo, así que sería deseable encontrar una fórmula más sencilla. Es cuestión de trabajar en ello.

P. Hablando de cambios: ahora solo hay una decena de académicas en la Institución. ¿sería partidaria de establecer cuotas de género o es solo cuestión de tiempo que todo se normalice?

R. Las cuotas de género son muy eficaces, aunque la palabra “cuota” resulte insultante. Mujeres con muchos méritos y talento estaban completamente oscurecidas porque las riendas del poder, de los contactos, las influencias, etc. estaban en manos masculinas y era francamente difícil meter la cabeza. Y todavía lo es, llegar a la cúpula resulta casi imposible.

»En la RAE establecer cuotas es difícill porque los o las candidatas han de pasar por un proceso cuyo último escalón consiste en una votación secreta de los miembros de la corporación, que son muchos. En cualquier caso, la costumbre de dar prioridad a los méritos del candidato por ser hombre está cambiando como se observa en los últimos tiempos. Se está dando un gran paso.

“Las cuotas de género son muy eficaces, aunque la palabra “cuota” resulte insultante”

P. ¿A qué creadora, o directora de cine echa de menos en la RAE y por qué? ¿Quién le gustaría que fuese miembro en un par de años?

R. Siempre pensé que Nuria Espert se merecería pertenecer a la Academia. También Pedro Almodóvar. Hay gente con grandes méritos que la enriquecerían.

P. ¿Está de acuerdo con Arturo Pérez-Reverte cuando afirma que la RAE se está impregnando de la cobardía de la época?

R. Bueno, en el mundo de la cultura, sobre todo en el literario, siempre ha habido duelos, sables, insultos e incluso sangre, anima mucho el cotarro.

P. Solo, ¿con acento o sin acento, y por qué?

R. Sin acento si no es rigurosamente necesario para la comprensión del texto. Soy partidaria de aligerar la lengua de todo lo innecesario. Hay que descargarla como en las casas cuando nos deshacemos de ropa y muebles viejos que no usamos por mucho que nos duela.

Pasión por el idioma

P. ¿Cómo contagiaría su pasión por las palabras, por el español, a un joven que vive en las redes y básicamente utiliza emoticonos y abreviaturas en inglés para comunicarse?

R. Haría que recibiese una preciosa carta de amor y que se encontrase muy tonto, sin recursos, para responder.

P. Hablando de su pasiones, la semana que viene publica Los pecados de Marisa Salas, sobre el mundo editorial. ¿Cómo nació este libro, y cuáles han sido los principales problemas que le planteó?

R. Nació de mi propia experiencia. Publico desde hace treinta y tantos años y he pasado por todo tipo de emociones: una angustiosa necesidad de gustar, de atraer la atención; una fuerte sensación de dependencia de los editores, los medios de comunicación y finalmente de los más importantes, los lectores.

"He sentido celos de otros escritores, la presión de la competencia, rechazo, decepción"

»He sentido celos de otros escritores, la presión de la competencia, rechazo, decepción y también éxito, también alegrías. Conozco las dos caras de esta lucha sin sentido por enamorar a alguien que no conoces. Como Marisa Salas en la novela, siempre le he echado la culpa a alguien de que las cosas no saliesen como esperaba. Y esos son sus pecados, mis pecados.

P. ¿Cómo cree que reaccionaria si se encontrase en la situación de su protagonista y alguien más joven le “robase” su obra, y el éxito y prestigio que merece

R. Esa pregunta me hice poniéndome en la piel de Marisa. Y haría lo mismo que ella.

P. A estas alturas, ¿qué es el éxito para usted, y qué debería ser?

R. El éxito está sobrevalorado, es una trampa. Esclaviza, es el negrero de nuestro tiempo. Hay gente que lanza a otros (deportistas, cantantes, escritores, lo que sea) a luchar por el éxito para forrarse. Y el éxito no es un estado normal. Nuestra mente no está preparada para soportar ni el éxito ni el poder. La gente que sucumbe a él hace cosas muy extrañas, acaba obsesionándose por mantenerlo a cualquier precio. Y además del éxito deriva una secuela nefasta que es el fracaso.

Alegrías y decepciones

P. ¿Es el medio literario tan ingrato, y tramposo como parece?

R. A mí la literatura me ha dado mucho más de lo que nunca imaginé: un mundo, amigos, poder desarrollarme creativamente. Puesto en una balanza gana la partida a las muchas decepciones y disgustos. Respeto mucho a los escritores que se arriesgan a dejarse la vida en sus libros, independientemente de que encajen en mis gustos. Y me sobran los escritores de ocasión, muchos de los cuales ni siquiera han escrito lo que publican, no tienen ni idea de lo que es eso.

“El éxito está sobrevalorado, es una trampa, es el negrero de nuestra época”

P. ¿No le parece que a menudo hay quien juega con las ilusiones de jóvenes de talento, y que intentando venderlos como uproductos, pueden acabar condicionando su trayectoria?

R. La impaciencia es traicionera. En este quehacer hay que tenerla a toneladas. La ansiedad por destacar puede obligarte a hacer y decir verdaderas tonterías. Hay que pensar que lo que hoy no engancha a los lectores, mañana puede enganchar. A mí me ha ocurrido, alguna novela que en principio tuvo un resultado solo aceptable, en otro país se convirtió en un auténtico bombazo. Y cómo me arrepentí de haberlo pasado mal. Hacer el payaso a la larga no funciona.