Aunque reza el tango que “veinte años no es nada”, para los protagonistas de Veinte años de Sol, la primera novela de la periodista y escritora Eva Cruz (Santa Cruz de Tenerife, 1971), son bastante más que una canción. En ellos vemos crecer el imperio del padre de Sol, Eduardo Zarza, un constructor emparentado por algo más que su riqueza con los protagonistas de Crematorio o En la orilla, de Rafael Chirbes, pues antes de que estallase la burbuja inmobiliaria se especializó en comprar edificios antiguos, demolerlos y levantar apartamentos de lujo.

Veinte años de Sol
Eva Cruz
AdN, 2022. 227 páginas. 18,50 €

Su inesperada enfermedad (está a punto de quedarse ciego por culpa de un desprendimiento de retina y enferma de Covid en plena pandemia, con secuelas gravísimas) trastorna la vida de los suyos, empezando por su hija Sol, y por su yerno, Teo Santana, al que Zarza detesta porque tiene tan pocos estudios como escrúpulos.

De hecho, fue capaz de empobrecer a su madre y a sus amigos con la estafa de las preferentes y solo la intervención de Zarza le libró de la cárcel. En cuanto a Sol, adora ciegamente a su marido y a su mejor amiga, Matilde, que secretamente envidia su vida segura y su fortuna.

Crónica, pues, del poder de la ambición y la avaricia, del amor perdido y la amistad traicionada en medio de varias tormentas vitales superpuestas, un Zarza desesperado acabará convirtiendo a Sol en paciente de la doctora Tagle, que asegura poder eliminar del cerebro, con una sencilla operación, los peores recuerdos.

Irónica, dotada de un gran sentido del ritmo narrativo y soterrado humor, Eva Cruz demuestra una madurez estilística más que notable y una consumada pericia a la hora de construir tramas realistas que seducen y sorprenden al lector desde la primera página.