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Letras

El desencanto de Rocío Acebal

Con 'Hijos de la bonanza', Premio Hiperión 2020, la joven poeta demuestra que entra con pie firme en el país de la literatura

21 septiembre, 2020 10:13

Hijos de la bonanzaRocío Acebal

Premio Hiperión. Hiperión. Madrid, 2020. 70 páginas. 10 €

No es la primera vez que una mujer joven consigue el veterano Premio Hiperión. Veinte años tenía Luisa Castro cuando lo ganó en su primera convocatoria, hace tres décadas y media, y uno menos la desaparecida Carmen Jodrá con Las moras agraces. A diferencia de lo que ocurrió en su ópera prima, Memorias del mar (2016), una intensa historia de amor lésbico, aquí la firmeza prevalece. La dicción de Rocío Acebal (Oviedo, 1997), clásica, rítmica y endecasilábica, es aún más clara, como la línea de su principal mentor: Luis Alberto de Cuenca. La misma que secundan poetas asturianos como ella: Olay, Núñez…

De las tres partes que componen la obra, la primera me parece la más lograda. Como en otras poetas de su edad, el feminismo es asunto central. La condición femenina y la de pertenecer a una generación condenada a la crisis permanente (“la heroicidad es patria de los jóvenes”) y la revolución imposible, marca el tenor de los poemas que no dejan de volver a la ochentera noción de “desencanto”. Al estado del malestar. A la política. Ella, “náufraga del progreso”, nacida “un instante / antes de la tormenta”, como otras compañeras “pequeño-burguesas” de viaje, sabe que, al cabo, “podremos resistir”. Entre contratos de prácticas, mudanzas y países. No es extraño que tenga “aversión a la palabra patria”, si bien aspire, paradójicamente, a una.

La ironía es ley en esta poesía. A coser, a las raíces, a “tiempos más simples” (de mujeres dominadas) le dedica poemas conseguidos, tal “No quiero tener hijas”. “La retirada” cierra un primer capítulo, ya se dijo, bien hilvanado. La segunda parte, más sarcástica y divertida, reúne un puñado de versos que tienen a los alrededores de la poesía como tema: la crítica, la carrera literaria, los premios, las tertulias “de santones”, las entrevistas… “Arte poética”, el poema que la cierra, es sin duda certero. “¿Escribir un poema? Eso es la parte fácil”. El amor es el eje de la última sección, acaso la más previsible. Amores recordados, perdidos, desamados, a distancia… Destacaría “Noche de ronda”. 

Este libro sencillo y hasta complaciente, escrito con palabras (“No tengo nada más: la inútil vocación / de pensar y explicar lo que he pensado”), confirmaría el augurio de García Martín (protagonista de un poema): sí, Rocío Acebal ha entrado “con pie firme en el país de la literatura”