Bolaño-dibujo

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Letras

Una 'Exhibición' inédita de Roberto Bolaño

Lee aquí algunos de los poemas y textos breves de 'Exhibición' una libreta del escritor fechada en febrero de 1978 cuyo contenido Alfaguara pone a disposición de los lectores, por tiempo limitado

29 mayo, 2020 19:46

Títulos probables: mala suerte (y sus derivados metafóricos)

"Heme aquí, contemplándome por millonésima vez, convencido de que aún la Memoria puede fortalecer cierta épica, cierto retumbar de corazones, la pluma clavada como daga en la mesa de madera áspera, los ojos colgando de las orejas de un tigre que duerme; todo es aparente, alguna vez me dijeron, mientras yo era un niño deseante y la lluvia, tal una película de una sola foto fija."

Sangre que mira lenta con el rabo del ojo

Tú dices
que me amas
y dices
que no me amas
Tú escribes
que me amas
que te hago sufrir
pero dices, cuando tus amigas
vienen a verte
que ya realmente no puedes soportar
esta situación.
Tú escribes, tú lloras, yo
mejor me largo
La poesía hay que
vivirla.
Después de todo uno no puede
estar todo el tiempo
acompañado.
Estos balbuceos entran
a mi dormitorio
como un ladrón, incomprensiblemente,
decidido a todo.

Por suerte no me han publicado ningún libro ni tengo que reseñar los libros de sus amigos en sus revistas. Puedo leer lo que quiero y callar después de mis lecturas, o bien seguir en mis calles,mirando vitrinas según el modelo de ellos, pero con los ruidos que a mí me gustan.

Moriré inédito pues no tengo el impulso ni el talento para crear editoriales alternativas. Ni quiero que dentro de algún tiempo, cuando yo sea casi un cadáver, un joven poeta extranjero (como yo ahora) escupa en su intimidad total, dueño y señor de su tierra de nadie, un mal poema contra mí.

Mi pesadilla es un infinito
de flores, unas sobre otras, ocupando
todos los huecos de la página,
arriba, abajo, al lado,
sin dejar un espacio libre,
avalanchas constantes de color y amabilidad,
en donde termina un relieve empieza otro,
¿qué tipo de poesía se podría hacer allí?
tal vez el lento parpadear,
tal vez solamente el lento parpadear.

Portada del cuaderno y uno de los fragmentos

Mas fuera de toda pasión, así las luces
de las casas son más frías que las luces de las
vitrinas desiertas, y el muchacho aprecia
los reflejos, los sonidos que se funden por momentos
con el brillo del neón como un marchand una
obra de Miró que lo enriquecerá, y
qué largo es otra vez México, no saldré
jamás, se dice el muchacho, aquí encontraré a mi mujer,
criaré mi cotidianidad como a un conejo,
tendré libros y pensaré durante las cuatro horas
del crepúsculo, se dice el muchacho,
pero tal vez ya sabe que todos eso terminó
hace tiempo, y también que los sueños fragmentados
se parecen a ciertos restos de pájaros
que la memoria nombra,
con calma y dulzura.

Arriba las manos

Los poetas desaparecen en los alrededores
del hechizo
Se fragmenta una alfombra con latidos
del corazón
¿Quién está sentado en el diván
esperando algo apenas sospechado,
musitando cartas olvidadas,
rehaciendo [...]

El poeta enfermo

Si lo que importa es que en el fondo
de todo esto encontremos un hombre, sigamos,
pues, sin temer ni los amores efímeros
que iremos sufriendo a través del trayecto,
ni las puertas cerradas ni el hambre
que vagará, causa constante, en nuestros alrededores.
Blancos serán los hoteles a los que arribemos
y blanca será nuestra memoria ciertos fines de semana,
así nuestras propias sombras arrodilladas
fuera del tempo, viendo pasar la vertiginosa
luz de la armonía, no conocerán de cierto
la vergüenza del tedio sino su estuche
de terciopelo negro,donde lloran los amantes
que no fueron besados por los labios
castos de la Amnesia.
Es tarde, es tarde, diremos sonriendo en el espejo
de los niños, y veremos de reojo
la sombra querida que nos contempla breve,
fija, desde un tiempo en que las horas
son fotografías en blanco y negro, lentos
muebles, resplandores en las paredes que
se difuminan con los sonidos, similares
a los gestos de un santo, o al humo
de un Camel en un cenicero verde.
Pensemos con cariño, y con agradecimiento, en lo
que hemos perdido (en lo que apenas nos fue dado!)
sin temerles a las palabras alborada, llanura,
emoción que iremos pronunciando
pues de abismo y alborada
pues sortija del olvido, por ejemplo, puede ser medicina precedida
por agonía, abismo y alba.

Más ejemplos de los textos de la libreta

Antes de la Imitación de Verlaine

Créeme estoy en el centro de mi habitación esperando que llueva.
Estoy solo. No me importa terminar o no terminar mi poema.

Espero la lluvia, tomando café y mirando por la ventana un bello
paisaje de patios interiores, con ropas colgadas, quietas, silenciosas
ropas de mármol en la ciudad, donde no existe el viento y a lo lejos
sólo se escucha el zumbido de una televisión de colores, de una
familia pequeñoburguesa que también a esta hora toma café reu-
nida alrededor de una mesa: créeme: las mesas de plástico amarillo
se desdoblan hasta la línea del horizonte y más allá hasta los: hacia los subur-
bios donde construyen edificios de departamentos, y un muchacho
de 16 sentado sobre ladrillos rojos contempla el movimiento de las
máquinas. El cielo en la hora del muchacho es un enorme tornillo
hueco con el que la brisa juega. Y el muchacho juega con ideas.
Con ideas y con escenas detenidas. La inmovilidad es una neblina
Transparente y dura que sale de sus ojos.

Créeme: no es el amor el que va a venir.

Imbécil, vas a destruir las posibilidades de tu vida.
No es el amor. No es eso el amor.
Los ocasos descienden sobre los dormitorios tibios de la ciudad.
No seas imbécil. Vete.

¿Y de la angustia qué decir? Es un automóvil vacío sobre el cual se
mueve la luna: es el páramo que siempre miramos desde la ventana
del tren, y ya nunca más vemos, a medida que la infancia se pro-
longa en cartas y hospitales, besos frustrados y desmayos observa-
dos desde un espejo. La angustia viene, no busca nada que desde
siempre no le pertenezca, con sus ojos largos hace su jardín.

Hace su jardín de pájaros perdidos. Diálogos de príncipes hieráti-
cos conforman sus pequeños abismos de ecos. Y no hay sueño en
los caminos sino fragmentos constantes.

Soliluna

Te acercas siempre, mi amor, cuando más sólo estoy, cuando más
cansado estoy, desde un viejo cuento extremadamente feliz, con tu
mirada de pájaro que atraviesa la noche, de testigo insobornable,
o de niñita que ha visto una catástrofe aérea y un sueño al mis-
mo tiempo; cuando más necesito tu presencia, tu cuerpo desnudo
-tu cuerpo lleno de reflejos- lleno de historias dulces y terribles.

Bella viajera

Hasta aquí he llegado por ti
Qué manera de correr
Estelas de belleza en tu camino
Ha llovido dolor he escapado
Dando saltos
De países y contrarrevoluciones
Buscándote cuando podía
Alejándome de ti
Cuando la historia o los trenes equivocados
Estaban contra mis trabajos
Pero aún sé sonreír y divertirme
Delante de un poema
O cruzando una calle ardiendo
Hasta la melancolía dijo adiós
Te encontré
Sé que por poco tiempo
O por mucho
Mi amor te seguirá adonde vayas.