Nicolas Mathieu

Nicolas Mathieu

Letras

Sus hijos después de ellos

Ganadora del premio Goncourt, la novela de Nicolas Mathieu es un fresco sociológico de la decadencia industrial de la Francia de la periferia

15 octubre, 2019 03:25

Nicolas Mathieu

Traducción de Amaya G. Gallego. AdN. Madrid, 2019. 464 páginas. 19,50 €. Ebook: 10,99 €

La novela de Nicolas Mathieu (Épinal, 1978), ganadora del premio más valioso de Francia, el Goncourt, se inicia en el verano de 1992. El protagonista, Anthony, ha cumplido catorce años y está atrapado desde las primeras líneas en una vida mediocre, de gafas Ray-Ban falsas, toallas de mercadillo, porros y bocatas de quesitos. Además, Anthony tiene un párpado caído y un cuerpo vulgar. Él y su primo están fumando su aburrimiento a la orilla del lago de la ciudad, con el deseo de ir a la playa nudista, aunque, “solo se veían chicas en toples, y eso con suerte”.

Como los grandes antihéroes, Anthony se nos presenta empujado a un mundo sin salida. Él, sin embargo, no acepta estar condenado a un destino oscuro parecido al de su padre, desempleado en una población desindustrializada, con la maldición del alcohol y el escape de la televisión y el fútbol. El padre de Anthony y muchos trabajadores de la región de Lorena, donde transcurre la historia, quedaron desempleados con el cierre de los altos hornos de la zona, “formaban parte de la tanda de despedidos voluntarios reconvertidos en carretilleros a través del plan de formación”.

Sus hijos después de ellos es, por un lado, una novela de aprendizaje, el retrato de unos jóvenes, oscilando entre el deseo sexual y la frustración existencial, entre las ganas de largarse y el lastre agobiante del presente. Pero su alcance, por encima de todo, es social. Un fresco sociológico de la decadencia industrial de la Francia de la periferia. No se pretende dar una lección teórica, porque la novela es pura narración, y de una fluidez extraordinaria. No obstante, reconocemos el planteamiento de Los desheredados (Siglo Veintiuno Editores), del sociólogo Bourdieu, pese a que su análisis es de 1964: las desigualdades sociales lastran el futuro de los jóvenes con menos posibilidades educativas. En la novela de Mathieu, las madres empastilladas y los padres alcohólicos del declive industrial van a marcar implacablemente el destino de nuestro protagonista de la “Francia de abajo”. No en vano, el título del libro procede de esta cita bíblica: “De otros no ha quedado recuerdo, desaparecieron como si no hubieran existido, pasaron cual si a ser no llegaran, así como sus hijos después de ellos”.

Sus hijos después de ellos es a un tiempo una novela de aprendizaje y un fresco sociológico de la decadencia industrial de la Francia de la periferia

Entre tanta grisura, Anthony se enamora, o mejor, desea con exaltación a Steph, una joven de la burguesía provinciana que le desprecia y le busca alternativamente. El narrador no perderá de vista al mismo grupo de jóvenes, los hijos de obreros y también los retoños burgueses, a lo largo de cuatro veranos: 1992, 1994, 1996 y 1998, justo antes de la explosión de las redes sociales. Tiempos de motocicletas, música de Nirvana, coches de choque, fábricas abandonadas donde se trapichea con drogas y con sexo y barriadas marginales vinculadas a la emigración. En ese territorio al margen, castigado igualmente por el desempleo, viven Hacine y su padre, procedentes de Marruecos; Hacine, cuya vida azarosa y cuesta abajo se entrelazará con la de Anthony, a causa del robo de una moto.

¿Cómo sobrevivir en plena adolescencia en una ciudad con el desencanto y pocas alternativas como único horizonte? Steph y los privilegiados escaparán a París y a otras ciudades universitarias. Mientras, la desmotivación marcará el porvenir de Anthony y su entorno. Les quedan las motos, las peleas, el instinto sexual y el alcohol. Los excluidos que se agarran a lo que pueden conforman la textura de esta novela hiperrealista.

El sexo es crudo, sincero y descarnado, el desarrollo de la trama vibrante y los diálogos pegados al habla de la calle. El narrador flaubertiano se transparenta en las descripciones de la colectividad. Todo adquiere un aire de poesía cotidiana y las pequeñas tragedias de los personajes se condensan en la euforia del mundial de fútbol de 1998.

Cualquiera pensaría que la desolación aplastaría al público lector. Por suerte, el autor es consciente de que el héroe más patético tiene momentos luminosos. O es la escritura nítida y auténtica de Mathieu la que nos atrapa. Un baño de verdad, como si hubiéramos estado sumergidos allí. Al terminar la novela, Anthony y los demás personajes se quedan flotando en nosotros con la intensidad de la música de Johnny Hallyday en una pista de autos de choque.