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Letras

La maternidad, un gran vacío en el canon literario

Laura Freixas, Nuria Labari, Carme Riera y otras escritoras debaten sobre el reflejo literario de la maternidad en un seminario de la UIMP

8 julio, 2019 16:37

La historia de la literatura está llena de madres, normalmente reducidas a dos arquetipos extremos –la madre amantísima y la madre despiadada–, pero la experiencia de la maternidad y el punto de vista de sus protagonistas ha ocupado pocas páginas. “Yo, que siempre he mamado literatura, cuando me quedé embarazada busqué las grandes novelas sobre el embarazo, pero caí en la cuenta de que no las hay”, señala la escritora Laura Freixas, que acaba de publicar la autobiografía A mí no me iba a pasar, donde aborda esta entre otras muchas cuestiones donde se mezclan vivencias personales, literatura y estudios de género. “La historia de la literatura está llena de grandes novelas sobre la guerra, pero la maternidad es un tema mucho más universal. Es rarísimo que se haya escrito tan poco sobre ello”, insiste.

Freixas es una de las escritoras que participa esta semana en el seminario Escribir la maternidad. No hay milagro más cruel que este, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, un curso que se suma al creciente cuestionamiento del imaginario de la maternidad desde una perspectiva múltiple que abarca la literatura, el pensamiento feminista, la filosofía y la psicología.

Dirige el seminario Elisa Martín Ortega, escritora y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, que ya coordinó hace dos años el curso ¿Una maldición que salva? Escritoras y locura. Como en aquella ocasión, la psicología y especialmente el psicoanálisis cobra un protagonismo especial en este curso porque la maternidad, explica Martín, es indisociable del sufrimiento psíquico, de la angustia, del fracaso. “Fracasar es parte de la tarea de ser madre”, señaló la filósofa Jacqueline Rose, en contraposición al imaginario idealizado de la maternidad. Una afirmación que, según Martín, contradice los supuestos métodos infalibles que vemos en las revistas y manuales especializados. “No existen fórmulas para ser madres perfectas y criar niños perfectos”, explica la directora del seminario.

El curso cuenta con la colaboración de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte y de la Fundación Manantial, dedicada al apoyo de personas con problemas de salud mental y que con su proyecto Casa Verde ayuda a madres con trastorno mental y a sus hijos para poder ofrecerles una maternidad y una infancia posibles.

En los últimos años han surgido voces que se atreven a desmitificar la maternidad y a poner encima de la mesa de debate otras maneras de pensarla y vivirla que desmontan los estereotipos asociados a ella. ¿Y qué puede aportar la literatura al debate? “Lo que aporta siempre la literatura es complejidad, una mirada que huye de lo simple. La experiencia que puede tener una persona de la maternidad es única y no se puede reducir a proclamas o clichés”, señala Martín. “Lo que hace la literatura es pone el foco en un aspecto que normalmente no tiene suficiente protagonismo, ni siquiera dentro del feminismo, que es la subjetividad de las mujeres”, añade Freixas. “Esto solo se puede conocer con historias individuales, no bastan las cifras, las leyes ni las políticas públicas para entender en qué consiste ser mujer en una sociedad patriarcal”.

Con la conferencia ¿O escritora o madre? Por qué las madres no (se) escriben, Freixas aborda los motivos por los que la literatura y la maternidad han sido tradicionalmente ocupaciones excluyentes entre sí. La maternidad reclama el 100 % de la atención de una madre, pero la falta de tiempo es para Freixas una explicación insuficiente. “El problema no es ese, sino la falta de tradición literaria. La maternidad como tema literario está absolutamente devaluada, se asocia con la baja cultura y se considera que no está a la altura de otros temas universales como el enfrentamiento del individuo con la sociedad, los viajes o las crisis de identidad”.

Pero no es obligatorio ser madre para escribir buenos libros sobre la maternidad. Marta Sanz imparte este lunes la conferencia La hija perpetua, escribir sobre las madres (y mi madre) sin haberlo sido y Pilar Adón La hija-madre: una fusión no sólo literaria. A partir del miércoles tercian en este curso sobre la maternidad la psicología, el psiconálisis y la filosofía con profesionales procedentes de estos campos, y el viernes pone el broche final al curso la escritora, catedrática y académica de la RAE Carme Riera con la conferencia Tiempo de espera: metamorfosis y maternidad.

En la biblioteca imprescindible sobre el tema Freixas incluye dos libros escritos por autoras estadounidenses en 1976 editados en español recientemente: Nacemos de mujer. La maternidad como experiencia e institución, de Adrienne Rich (Traficantes de Sueños, 2019) y El nudo materno, de Jane Lafarre (Las afueras, 2018). También recomienda El vacío de la maternidad, de Victoria Sau (Icaria, 1995, 2004); y celebra la última ola de autoras españolas que han tratado el tema en ensayos, novelas y textos autobiográficos, como Edurne Portela, Clara Usón, Lola López Mondéjar o Nuria Labari.

Labari, que ha publicado este año La mejor madre del mundo, es precisamente una de las autoras que participan en el curso. Ella hablará este martes “de lo que significa ser o no ser madre en el siglo XXI”. En la línea de lo expresado por Freixas, afirma Labari que hace unos años “no había referencias a la hora de escribir sobre la maternidad. Las referencias eran unas tías estupendas americanas ya muertas”. En su libro, Labari aborda la maternidad no solo como experiencia personal, sino como cuestión política, incluyendo cuestiones que ahora están en el centro del debate público, como la gestación subrogada, el envejecimiento de las sociedades más desarrolladas derivado del descenso de la natalidad o el papel de la inmigración para revertir el problema y asegurar el futuro de las pensiones.

La autora de La mejor madre del mundo opina, como Freixas y Martín, que otro motivo para la tradicional escasez de buenas obras literarias sobre la maternidad es que siempre ha pesado una concepción de la creación que separaba la procreación de la creación intelectual. “Durante siglos las mujeres se dedicaron a la creación en forma de procreación, y los hombres, como no podían engendrar, se dedicaban a la creación intelectual, como si fueran cosas que se excluyeran mutuamente”, señala la directora del curso. “Ese es el mito-timo de la maternidad”, añade Labari. “Y quienes más incómodas han estado con esa idea han sido las mujeres artistas, obligadas a debatirse entre su obra y sus hijos a la hora de fijar sus prioridades”.