Image: La última sinfonía de Elisabeth Mulder

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Letras

La última sinfonía de Elisabeth Mulder

22 junio, 2018 00:00

Elisabeth Mulder, retrato de Rosario de Velasco, amiga de la escritora

Celebrada a mediados del siglo XX como una de las más grandes novelistas españolas de la época, Elisabeth Mulder (1904-1987) es un enigma para el lector actual. La colección Obra Fundamental de la Fundación Santander reivindica hoy su figura con el volumen Sinfonía en rojo, en edición de Juan Manuel de Prada.

La Fundación Santander acaba de rescatar la obra de Elisabeth Mulder, escritora legendaria por su talento, independencia y libertad, con la edición de Sinfonía en rojo, un volumen que ofrece una amplia selección de su poesía, relatos y artículos literarios. Nacida en Barcelona en 1904 en una familia de la alta burguesía dedicada a los negocios y enamorada del arte, el padre de Elisabeth Mulder, Enrique, holandés hijo de española, era el heredero del marquesado de Tedema Toelosdorp y su madre, Zoraida Pierluisi Grau, una puertorriqueña de origen italiano y catalán que descendía de Palestrina. Si su infancia transcurrió entre Barcelona y Puerto Rico, donde la familia tenía una hacienda dedicada al café, su educación tampoco fue convencional: siempre tuvo preceptores y apenas pasó unos meses en el colegio. En la biblioteca familiar descubrió los clásicos; aprendió inglés, francés, italiano y ruso y estudió piano en el conservatorio que Granados dirigía en Barcelona. A los diecisiete se casó, por imposición familiar, con un empresario treinta años mayor, y en 1927 publicó su primer libro de poemas, Embrujamiento, con tal éxito que muchos supusieron que su nombre era un seudónimo que escondía a un hombre. Hoy, sin embargo, Juan Manuel de Prada, editor de este volumen, reconoce que su poesía es quizá lo menos importante de la obra de Mulder, aunque ha incluido una selección de sus mejores poemas para que el lector pueda tener una visión completa de la personalidad literaria de la escritora. Son los suyos versos “muy intensos, muy pasionales, casi impúdicos. En el poemario Sinfonía en rojo, por ejemplo, hay un poema tremendo, ‘El pulpo', en el que explica de tal manera el asco que le dan los hombres que tuvo que retirarlo de las librerías, se dice que obligada por su marido”. Afortunadamente, explica Prada, enviudó con menos de treinta años “y eso le permitió ser lo que quiso, una mujer de extraordinaria discreción, y una novelista muy contenida”. Como narradora su éxito fue inmediato y asombroso. La historia de Java (1935), una de sus primeras novelas (su obra maestra según Prada), fue elegida por Juan José Domenchina como el mejor libro del año, y varios periódicos coincidieron en esa selección. Concha Espina también creía que Mulder era la mejor novelista de España, y cuando alguien se preguntaba por la mejor narradora de los 50, su nombre era el más destacado, y no los de Matute o Carmen Laforet. Hoy, sin embargo, pocos la recuerdan.

"Mulder escribió una literatura a la contra que no se amoldaba a las corrientes imperantes", dice Prada

Prada, que ha realizado en Sinfonía en rojo una exhaustiva investigación biográfica y literaria sobre el personaje, y que es el responsable de la selección de novelas, cuentos, poemas y artículos del volumen, cree que su problema fue ella misma. “Sí, Mulder escribió una literatura a la contra, por una parte muy cosmopolita, y por otra dando prioridad a una indagación psicológica que no se amoldaba bien a las corrientes imperantes de la época, esto es, al tremendismo y a la novela social entonces tan en boga”. Incluso Eugenio de Nora en su manual de novela española la destacaba como la mejor mujer novelista de la época, pero le reprochaba que no tuviera inquietudes sociales. “Era una acusación muy injusta -apunta Prada-, porque muchos de sus cuentos y novelas son de una sátira y de una crítica social verdaderamente fina. Lo que no hay en su obra es la preocupación social ideologizada que entonces se estilaba”. Además de una amplia selección de su poesía, novelas y cuentos, el volumen reúne sus mejores artículos de tema literario. Elisabeth Mulder colaboró asiduamente en prensa, sobre todo en La Vanguardia y ABC, y demostró en sus textos un conocimiento asombroso de las literaturas extranjeras, sobre todo de la inglesa y de la francesa (Proust, Colette, Stevenson), ya que también fue una excelente traductora. Sin embargo, treinta años antes de morir dejó de publicar y de escribir. Un episodio pudo ser decisivo: al parecer, cuando Mulder presentó al premio Ciudad de Barcelona una de sus últimas grandes novelas, El vendedor de vidas (1953), la acusaron de haberlo amañado porque que tenía amigos en el jurado, y ella, indignada, retiró la novela. Eso aumentó su desilusión ante las mezquindades del mundo literario. “Se desfondó completamente. Además, se estaba quedando ciega. Siguió dedicándose a la traducción, pero dejó la novela de manera casi radical. En sus últimos años prácticamente no escribió nada, aunque publicó un libro delicioso para niños, Las noches del gato verde, que recuperó Siruela hace poco, y dejó una novela inédita que corrigió mil veces, y que no está a la altura de sus mejores obras”, confiesa Prada, que prefirió no incluirla por eso en el volumen. Instalada ya en el silencio y el olvido, a su desengaño contribuyo “el chaqueterismo patrio que se produjo en el final del franquismo y en el comienzo de la democracia, que la volvió a dejar descolocada”, destaca Juan Manuel de Prada, que subraya cómo le perjudicó el escribir en lengua castellana a la hora de encontrar quien reivindicase su figura. Para eso, para reivindicarla, Prada recomienda descubrirla leyendo, en primer lugar, La historia de Java: “cualquier mujer, cualquier feminista que la lea quedará deslumbrada, porque es un canto al alma femenina y a la necesidad de libertad que puede sentir una persona”. Luego, insiste, no podrán parar. @nmazancot