Image: Jiro Taniguchi, un puente entre el manga y Occidente

Image: Jiro Taniguchi, un puente entre el manga y Occidente

Letras

Jiro Taniguchi, un puente entre el manga y Occidente

El dibujante japonés, autor de Barrio lejano y Los guardianes del Louvre, expandió el universo del cómic japonés con obras de marcado lirismo

13 febrero, 2017 01:00

Jiro Taniguchi

Este sábado ha muerto a los 69 años Jiro Taniguchi (Tottori, 1947), dibujante japonés que ejerció de puente entre el manga y el cómic occidental. Era un virtuoso de la línea, siempre limpia y precisa, de la composición, del color y de los detalles. Sus historias, de marcado lirismo y orientadas al público adulto, le granjearon el sobrenombre de "poeta del manga".

Taniguchi demostró a Occidente que en el manga japonés no todo son colegialas de uniforme, ninjas y robots gigantes. El autor fue especialmente reconocido en Francia, donde editaba sus obras con el sello Casterman, y obtuvo en 2003 un premio en el prestigioso festival de Angulema por el guion de Barrio lejano, obra por la que también fue premiado en el Salón del Cómic de Barcelona en 2004. En ella cuenta la peripecia de un hombre de mediana edad que toma por error un tren a su ciudad natal y allí revive su adolescencia con una nueva mirada proporcionada por la experiencia. La obra aborda, con la sensibilidad característica del autor japonés, temas universales como la amistad, los primeros amores, la vida escolar y el entorno familiar, asuntos que también trató en El almanaque de mi padre, con una trama muy similar.

Viñeta de Barrio lejano, de Jiro Taniguchi (detalle)

Taniguchi también El gourmet solitario, con guion de Masayuki Kusumi, que descubre al lector la rica gastronomía nipona al mismo tiempo que traza un perfil sociológico del país. La obra tuvo una segunda parte titulada Paseos de un gourmet solitario.

En 2015 la editorial Ponent Mon, que también editó Barrio lejano, publicó Los guardianes del Louvre, una muestra más de la estrecha relación de Taniguchi con la cultura occidental. La trama se articula sobre las visitas que el protagonista, un dibujante, hace al imprescindible museo parisino. Allí descubre pinturas, esculturas y artistas que viajan desde el pasado para hacerle reflexionar sobre la naturaleza de sus creaciones. En estas conversaciones se intercala las presencia de ciertos espíritus guardianes y de la responsabilidad última de todos por preservar el legado del arte a generaciones futuras. Esta obra transita por los caminos que le dieron a Taniguchi su merecida fama como narrador: discurso en primera persona, elementos históricos, lirismo contenido, magia y transición vital.

Viñeta de Los guardianes del Louvre, de Jiro Taniguchi (detalle)