Image: Alicia prohibida

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Letras

Alicia prohibida

15 junio, 2016 02:00

Una de las ilustraciones de la primera edición de Alicia en el país de las maravillas

Sale a subasta una copia de la legendaria primera edición de Alicia en el País de las Maravillas que Lewis Carroll ordenó destruir.

La historia de Alicia 1865, una edición virtualmente suprimida, comienza el 4 de julio de 1862, cuando Lewis Carroll, nom-de-plume de Charles Lutwidge Dodgson (1832-1898), acompañado de su amigo el reverendo Robinson Duckworth, llevó a las tres hijas del decano Liddell del Christ Church College, donde trabajaba como profesor de matemáticas, a un paseo en barca por el Támesis. En el transcurso de la excursión Lorina, Alice y Edith escucharon la primera parte de Las aventuras subterráneas de Alicia, el cuento precursor de Alicia en el país de las maravillas. A su regreso, entusiasmada por la fantástica historia, Alice le imploró que transcribiera el relato. El manuscrito estuvo listo en las navidades de 1864 y fue entregado a su "pequeña musa" con la siguiente dedicatoria: "Un regalo de Navidad para una querida niña en recuerdo de un día de verano". Debido a la popularidad que cosechó el relato, Carroll decidió editarlo con 42 ilustraciones originales creadas por John Tenniel, el prestigioso ilustrador de la revista Punch.

Tres años más tarde, en junio de 1865, se imprimió la primera edición con el objetivo de que la editorial Macmillan & Co. la pusiera a la venta el 4 de julio de 1865. Lewis Carroll solicitó 50 copias por adelantado para obsequiar a sus amistades. Sin embargo, apenas habían transcurrido unos días cuando Tenniel comunicó a la librería que el escritor estaba "francamente disgustado con la impresión de los dibujos". Carroll retiró toda la edición (2.000 ejemplares) y reclamó que le fueran devueltos los que enviados como anticipo. Desde entonces las copias de aquella impresión "maldita" son una rareza, "un mirlo blanco" para los bibliófilos. En la actualidad solo se conocen veintidós ejemplares, de los cuales dieciséis se atesoran en bibliotecas públicas. Sólo seis permanecen en manos privadas, incluyendo el que ahora sale a pujas. De los seis, cuatro han sido re-encuadernados. El que subasta Christie's es el único que conserva el texto y encuadernación original en piel carmesí de la legendaria Alicia 1865.

Tres páginas de la primera edición de Alicia en el país de las maravillas

Esta copia fue un obsequio de Lewis Carroll a George William Kitchin, colega en el Christ Church College. Más tarde Kitchin regalaría el libro a su hija Alexandra ("Xie") Rhoda Kitchin, que fue una de las modelos fotográficas preferidas de Carroll. De hecho, el ejemplar se acompaña de un retrato fotográfico original tomado por Carroll considerado "el mejor fotógrafo infantil del siglo XIX". 'Xie' se desprendió del libro en una subasta en 1925 -ly os hados quisieron que falleciera el mismo día en que se celebraba la venta. A.S.W. Rosenbach, el famoso librero de Filadelfia, la adquirió para la Biblioteca Pforzheimer, y como parte de esa colección, fue una de las nueve Alicias de 1865 incluidas en la exposición organizada por la Universidad de Columbia en 1932. La Biblioteca Pforzheimer la vendió a Harriet Borland en 1974 y un par de años más tarde, cuando se dispersó esta biblioteca, este preciado volumen fue a parar a manos de William Self, productor de cine y televisión de Los Ángeles, de quien lo adquirió en 1997 Jon Lindseth. El próximo 16 de junio en Nueva York Christie's volverá a buscarle dueño a este codiciado tomo que ha sido tasado entre 1,7 y 2,7 millones de euros.

El control de Charles Lutwidge Dodgson

Charles Lutwidge Dodgson ejercía un insólito control sobre sus creaciones literarias y la editorial Macmillan asumía la impresión y distribución de los libros a cambio de una pequeña comisión. Por tanto, cuando la primera edición de Alicia lo dejó insatisfecho, Dodgson se sintió autorizado para exigir la retirada completa de la tirada. Igual destino corrió una edición más pequeña de El juego de la lógica (1886), los 10.000 ejemplares impresos de La guardería de Alicia (1889), así como la primera edición de Al otro lado del espejo (1893) cuyas 60.000 copias tuvieron que desecharse por mandato del escritor.