Image: Calvino visto por Calvino

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Letras

Calvino visto por Calvino

La editorial Siruela publica Italo Calvino: universos y paradojas, del filólogo italiano Carlo Ossola

30 septiembre, 2015 02:00

Italo Calvino

Dice el acreditado calviniano Carlo Ossola que Italo Calvino (1923-1985) fue el mejor intérprete de su propia obra. Por eso él, que lleva años estudiándolo, decidió recurrir a sus textos para iluminar un universo literario tan sólido como escurridizo. "Calvino hablaba poco pero escribía mucho, y mantenía una ingente correspondencia que es todo un ejercicio de 'autocrítica' literaria", dice el filólogo italiano, que está en Madrid estos días para presentar Italo Calvino: Universos y paradojas (Siruela), un ensayo en el que indaga en la "colección de arena" que completó Calvino en sus ensayos y textos de ficción.

Según Ossola, para entender bien el universo de Calvino, de cuya muerte se cumplen ahora treinta años, es necesario no solo leer sus cartas, sino también rastrear en las decenas de entrevistas que concedió, que para el escritor (queda muy claro en la más célebre de The Paris Review) eran oportunidades para pensar su obra. Otra entrada está en sus novelas, como Palomar, en cuyo protagonista se encuentran rasgos del propio Calvino hasta el punto, dice Ossola, de "componer un perfecto retrato autobiográfico" del autor de El vizconde demediado. El señor Palomar, que observa y analiza el mundo desde su observatorio astronómico, adquiere ante el universo, como Calvino, la actitud de un entomólogo. "Se concentra en los objetos con el fin de encontrar una relación entre ese objeto y el universo, o entre el yo y el universo".

El libro, breve, de apenas cien páginas, aborda con las armas del filólogo la obra de un escritor que supo ver "las aporías del siglo XXI". Que, dice el ensayista, "tomó la herencia del pasado y representó escenarios hipotéticos para el futuro", como en su último libro inconcluso, una serie de conferencias para Harvard titulada Seis principios para el nuevo milenio.

En una entrevista de 1981, cuatro años antes de morir, un periodista le pidió que imaginara un hombre ideal para el año 2000; Calvino respondió que ese hombre tendría, en primer lugar, que "aprenderse poesías de memoria, muchas poesías de memoria; de niño, de joven, también de anciano. Segundo, tendría que dedicar su esfuerzo solo a las cosas difíciles, llevadas a la perfección, las cosas que requieren esfuerzo. Y tercero: tendría que ser consciente de que en décimas de segundo pueden dejarle sin todo lo que ahora tiene".

Literatura fantástica, literatura revolucionaria

Calvino nació en 1923 en Cuba, adonde habían emigrado sus padres, pero pronto, de niño, volvió a Italia y allí pasó su infancia y su juventud. Al final de la Segunda Guerra Mundial su unió a los partisanos comunistas de las brigadas Garibaldi para combatir a Mussolini, experiencia que contaría en su primera novela, El sendero de los nidos de araña, de 1947. Seguiría una etapa neorrealista con la trilogía Nuestros antepasados, en la que ya tanteó el género fantástico, y que está formada por El vizconde demediado (1952), El barón rampante (1957) y El caballero inexistente (1959). Mientras la escribía, vivió uno de los desencantos de su vida, con el comunismo, tras la invasión soviética de Hungría de 1956.

Entonces se alejó del partido y, al cabo, y siguiendo el consejo de su amigo Elio Vittorini, abandonó del todo la estética neorrealista en favor de la literatura fantástica (siguiendo a Cortázar, diría que "la verdadera literatura revolucionaria es la literatura fantástica") que cultivó el resto de su carrera. Se fue a París. Tras traducir al italiano Las flores azules, de Raymond Queneau, entró en contacto con el grupo del Oulipo, participó en los seminarios de Roland Barthes, y tradujo también una parte importante de los ensayos de Fourier. "Sintió entonces una gran curiosidad por la escritura combinatoria y la puso en práctica en la parte central de su carrera", detalla Ossola.

El estudioso destaca la relación de Calvino "con el mundo hispano"; con Borges ("su maestro") y con Cortázar, sobre todo. "Cuando rompe con el Partido Comunista y se va a Francia, gracias a su mujer, que era amiga de la esposa del autor de Rayuela, entablece una relación cercana con el argentino, que formaría parte de su geografía mental". ¿Y quién influyó más en quién? "Hay que tener en cuenta que cuando se conocieron, ambos escritores tenían ya una sólida poética formada, así que fue algo mutuo. De hecho la verdadera vía de entrada de Calvino al género fantástico son los cuentos populares italianos, que él reescribió en paralelo a una ingente correspondencia con especialistas, etnógrafos..."

Ossola no es muy partidario de dividir a Calvino en etapas muy delimitadas. "Ni siquiera podemos decir con toda certeza, sin cotejar todos sus manuscritos, dónde empieza y acaba el primer Calvino, el segundo, o el tercero. Para él lo fundamental fue siempre la precisión; y una alergia absoluta a la facilidad. Esto no quiere decir que fuera un escritor difícil; para Calvino es el escritor quien ha de afrontar la dificultad, pero ha de ofrecer al lector un texto comprensible; la literatura, pensaba, tiene que abordar problemas difíciles con palabras perfectamente accesibles a todo el mundo".