Carmen Balcells

Carmen Balcells, la agente literaria más importante en lengua española, ha fallecido a los 85 años en Barcelona. Balcells figura ya, para siempre, en la historia de la literatura en español por ser la responsable de lanzar internacionalmente a los integrantes de la extraordinaria generación del del boom latinoamericano. Vargas Llosa, que despachó con ella hace tres días, ha declarado que, aunque su cabeza permanecía lúcida, desde hace ya tiempo estaba físicamente muy deteriorada. "Su físico estaba realmente en ruinas y era imposible no preguntarse cuánto tiempo más esa ruina física seguiría sosteniendo a esa maravillosa cabeza y esa energía indómita".



Nacida en Santa Fe de Segarra, Lérida, en 1930, Balcells comenzó en el mundo literario en los años cincuenta como corresponsal en Barcelona de la agencia ACER. Después tuvo su primer contacto con el mundo de las agencias literarias de la mano del agente rumano Vintila Horia, y poco después fundó en París su propia agencia, que comenzó gestionando los derechos de traducción de agentes extranjeros. En la década siguiente comenzó a operar por su cuenta, justo cuando despuntaban los del boom.



Pocos habrían dado un duro entonces por que una mujer como ella, autodidacta (nunca fue a la universidad), podría triunfar en un mundo eminentemente masculino como el editorial. Pero lo logró. Y logró, sobre todo, que aquella generación resultase atractiva al público, que novelas absolutamente originales (como Cien años de soledad, sin ir más lejos, uno de los primeros títulos que apadrinó) conquistasen de igual modo a la crítica y a los lectores más populares. La historia está contada: Caballero Bonald le habló del libro de García Márquez y la entonces joven Balcells (a la que García Márquez bautizaría como 'Mamá Grande', como la protagonista de su cuento) consiguió editor para la novela fundacional del realismo mágico.



Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, José Donoso o Alfredo Bryce Echenique vinieron detrás, y todos ellos depositaron su confianza en Balcells, que supo animarles y recompensar su talento. Vargas Llosa ha contado varias veces cómo fue ella quien le dijo -le exigió- que dejara cualquier trabajo menestral, se instalara en Barcelona y se dedicase a escribir, que ella se ocuparía de los gastos. Balcells revolucionó el mercado al poner al autor en el centro de las negociaciones editoriales; con ella, era al editor a quien correspondía mantener a los autores con cuantiosos adelantos, con porcentajes sobre traducciones, prácticas hasta entonces nada habituales. Aprovechando el tirón de sus autores latinoamericanos, entró en el mercado español, con fichajes como Manuel Vázquez Montalban, Juan Marsé, Camilo José Cela o Eduardo Mendoza.



"Una bucanera maravillosa"

"Es la agente que cambió el mundo de los derechos de autor en España. Consiguió que Aznar le hiciera caso y cambiase la ley. Profesionalizó a los escritores y permitió que se dedicasen solo a escribir", ha dicho J. J. Armas Marcelo a El Cultural. Según Rosa Montero, Balcells "ha hecho historia en este país y en buena parte del mundo, ha defendido a los autores como nadie antes, era única, genial, una dama y al mismo tiempo una bucanera maravillosa. Estaba mayor y enferma, pero siendo una maga como era, la llegamos a creer eterna".



Gustavo Martín Garzo ha querido destacar su singularísimo carácter. "Cuando empezó era un momento en el que los escritores frente a los editores estaban en absoluto desamparo. Fue ella la que empezó a cambiar todo eso. Se puso de parte del autor y defendía con uñas y dientes esos intereses. Era como una gran figura como de los cuentos que te amparan, protegen y estimulan. Había creado todo un mundo a su alrededor. Cenabas en su casa con otros escritores, era un mundo en el que estaba muy presente lo personal. Una visionaria, un ser lleno de fantasía pero con un sentido práctico impresionante. Esa mezcla la trasformaba en alguien singular con una personalidad atractiva y brillante. Era como esas cantantes de ópera que les gusta aparecer en escena y transfigurar todo lo que hay a su alrededor. Era una seductora".



Por su parte, el Ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, ha comunicado que con la editora "ha desaparecido una figura esencial para la literatura contemporánea en español". Trabajó con más de 200 autores españoles y latinoamericanos de los últimos 50 años, "entre los que figuran seis Premios Nobel de Literatura y la mayor parte de los escritores galardonados tanto con el Premio Cervantes como con el Premio Nacional de Literatura, así como con los principales galardones literarios de nuestro país y del ámbito americano", ha ampliado.



"La palabra boom no me gusta, no significa nada", dijo Balcells en una entrevista a El Mundo, en 2005 (una de las poquísimas que concedió en toda su vida). En esa misma entrevista, Balcells daba a entender que, mucho de lo que se ha dicho acerca de su relación con los autores, forma parte de la leyenda. Balcells siempre se dirigió a Vargas Llosa, García Márquez, Onetti, Goytisolo o Marsé como sus "clientes". "Para mí son clientes de la agencia. Así de claro. Y luego existen vínculos, cómo no, relaciones entrañables. Pero nunca he olvidado que en esta casa vivimos de los grandes escritores. Y yo me hago querer todo lo que puedo para evitar las deserciones. En esto somos como el ejército. Respecto a la amistad, los años te hacen comprender que en toda una vida sólo da tiempo a tener tres o cuatro amigos, no más. Esos son los que caben en una existencia".



Hace algo más de un año, Balcells fundió su cartera con la de Andrew Wylie, conocido como "El Chacal", su homólogo en el mercado anglosajón, dando lugar a la mayor agencia literaria mundial; una concentración de estrellas de la literatura sin parangón. Así, incoporó a autores Jorge Luis Borges, Martin Amis, Milan Kundera o Philip Roth. En 2010, el Ministerio de Cultura pagó tres millones de euros por una parte importante de su archivo, más de 2.000 cajas que resumen la historia de la literatura en español del siglo XX. El ministro de cultura señaló en un cominicado que fue adquirido para favorecer "un mayor conocimiento y mejora de la investigación sobre la cultura hispana y el mundo editorial tanto de España como de Iberoamérica".

Nos hemos quedado sin Carmen

Por Eduardo Mendoza



Comimos mano a mano, en su casa, hace apenas unas semanas. Había preparado, como de costumbre, un banquete descomunal para mí y un plato minúsculo y apenas nutritivo para ella. Como de costumbre, se comió su ración y la mitad de la mía. Estaba animada y divertida, hablamos de todo, lo pasamos bien, salí contento del encuentro. Siempre pensé que si un día escribía sobre Carmen Balcells llenaría varios volúmenes. Ahora que me pongo a hacerlo, no tengo palabras. A los que piden que diga algo, sólo puedo ofrecerles mis disculpas. Me he quedado mudo. Mi amistad con Carmen se remonta a 1965 y ha sido y es mi agente desde hace casi cuarenta años. Durante este tiempo, nunca se me ocurrió leer una sola cláusula de los contratos que me pasaba a la firma, como nunca dejé de cumplir a ciegas los consejos que me daba, en el terreno literario y, sobre todo, en el terreno personal. Y puedo asegurar que Carmen ha intervenido en los momentos más importantes de mi vida. Lo demás es del conocimientos general y son sólo palabras: la perspicacia como lectora, el talento para los negocios, la generosidad desbordante, la ocurrencia genial, la anécdota extravagante, la lágrima fácil, la risa constante, la autoridad intelectual y moral. Sin otro material que la inteligencia, la energía y la entrega construyó algo equivalente al imperio romano y lo mantuvo día a día y piedra a piedra. Ahora no es el momento de la historia ni de la valoración ni del elogio, sino del desconsuelo.