Image: Julie Maroh y la llamada del chamán

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Letras

Julie Maroh y la llamada del chamán

La autora del cómic que inspiró La vida de Adèle prepara su tercer trabajo, un conjunto de historias de amor queer ambientadas en Montreal

15 septiembre, 2015 02:00

Julie Maroh

Entre los muchos e importantes artistas que participaron este año en las XX Jornadas Internacionales del Cómic de Avilés, celebradas del 8 al 12 de septiembre, Julie Maroh fue, sin duda, de los más esperados e intrigantes. La joven autora francesa, a quien se debe la novela gráfica que inspiró el galardonado y polémico filme La vida de Adèle, habló de sus nuevos proyectos, su vocación como creadora comprometida con la sociedad de su tiempo y, sobre todo, de su pasión por la literatura gráfica.

Con apenas treinta años, Julie Maroh (Lens, 1985) se ha convertido en una de las referencias obligadas del cómic actual. Su novela gráfica El azul es un color cálido, publicada en 2011, que narra con acento intimista y estilo elegante una trágica historia de amor lésbico, crónica a veces desgarrada, a menudo sutil, de las dificultades de una adolescente francesa para aceptar su sexualidad y los obstáculos emocionales y sociales que encuentra en su camino, se convirtió en auténtico fenómeno tras ser adaptada libremente a la pantalla por Abdellatif Kechiche como La vida de Adèle, película galardonada con la Palma de Oro en Cannes, que Maroh criticó abiertamente en su momento. Su segundo álbum, Skandalon (2013), publicado en nuestro país como el anterior por la editorial Dibbuks, representó un nuevo desafío creativo, alejado tanto gráfica como narrativamente del gran éxito que la dio a conocer. Con nuevas obras bullendo ya imparables en su cabeza, Julie Maroh, hiperactiva en las redes e Internet, siempre política y socialmente comprometida, compartió en Avilés algunas de sus reflexiones y experiencias en el mundo de la literatura gráfica, cada vez más complejo, relevante y necesario para la cultura del siglo XXI.

-¿Por qué el cómic?
-Para mí fue algo natural. Siempre he dibujado cómics, ya lo hacía a los seis años y creo que hice mi primer álbum cuanto tenía ocho... Viviendo en el norte de Francia estaba claro que debía buscar una ciudad donde pudiera estudiar artes visuales, en la especialidad de cómic, y que no podían ser París o Angoulême, así que me fui a Bruselas, allí me licencié en el Instituto Saint-Luc y en la Academia de Bellas Artes.

Viñetas de El azul es un color cálido.

-¿Sigue siendo un mundo de hombres?
-Cada vez menos. Lo es, claro, en la misma medida que otros aspectos de nuestra sociedad. Hay aproximadamente entre un diez y un trece por ciento de autoras en la actualidad, pero hay que situarlo en su contexto histórico, teniendo en cuenta que la incorporación de la mujer al mundo laboral en general no comienza hasta finales del siglo XIX. Se puede constatar un evidente proceso de cambio en el mundo del cómic, y en las escuelas de bellas artes donde se imparte la especialidad existe ya la paridad: prácticamente un cincuenta por ciento de estudiantes son mujeres. Sin embargo hay un fenómeno cuyas causas todavía no he conseguido explicarme del todo... En algún momento del camino, la mayoría de las mujeres que estudian cómic se desvían, lo dejan y no llegan a convertirse en autoras. No tengo claros los motivos o el porqué. Por supuesto, me opongo activamente al sexismo en el cómic. Recientemente, como asociación, hemos lanzado una carta abierta en Internet contra el sexismo en la historieta, firmada por ciento sesenta autoras, que puede leerse en inglés en http://bdegalite.org/english/. Existe el sexismo en el cómic como existe en la vida cotidiana, y debemos luchar contra él. En el caso de la historieta, lo que más me molesta es que a menudo se nos juzga por nuestro género y no por nuestro trabajo.

-Su segundo álbum, Skandalon, es muy diferente a El azul es un color cálido, cuando quizá lo más fácil habría sido explotar el éxito de este...
-No tenía en absoluto una voluntad de cambio de estilo premeditada. Es cierto que se trata de una historia muy distinta, tanto en su argumento como en el aspecto gráfico... Pero es más bien producto de lo que me gusta denominar "la llamada del chamán"... Una especie de revelación que me ocurre en mitad de la noche, en la que me llegan los finales de mis historias... No es algo que haga conscientemente. Construyo la historia a partir de ese final y el estilo gráfico se impone por sí mismo, adecuándose a las nuevas ideas.

Viñeta de Skandalon.

-Se trata de una historia de relieve mítico y momentos oníricos. ¿Se ha planteado abordar el género fantástico alguna vez?
-A priori no era mi intención en Skandalon, estos aspectos surgieron de reflexiones a partir de mis lecturas del filósofo René Girard, especialmente de su libro El chivo expiatorio, que me interesó muchísimo. En cuanto al tema fantástico, mi primer proyecto serio de cómic, a los dieciséis años, fue una historia de fantasía heroica. De hecho, mi encuentro con el cómic para adultos fue a través de las obras de Régis Loisel, de su serie de fantasía La búsqueda del pájaro del tiempo. No se trata de algo que busque, pero probablemente en una de las obras en las que estoy trabajando actualmente, de momento solo en el aspecto literario, lo fantástico y mítico tendrán una parte. Se trata de una historia ambientada en el Quattrocento, en el Renacimiento, antes de la Reforma, en la que lo religioso y los temas míticos formarán parte del telón de fondo.

-¿Cómo se lleva haber sido punto de partida para un filme tan polémico y exitoso como La vida de Adèle?
-Cuando publicas una obra, esta deja de ser tuya en cierto modo. Pasa a ser propiedad del lector y sigue su camino... Para mí, la adaptación cinematográfica de El azul es un color cálido forma parte de este proceso. Yo conocía la obra del director, Kechiche, y decidí no participar en el proyecto, porque el cine no es mi campo, creo que fue lo más sano. No me apetecía implicarme, ya hacía año y medio que lo había publicado y trabajaba ya en el siguiente proyecto. La película no es mi libro, pero ya lo dije todo en 2013 en mi blog, donde cualquiera puede leerlo con detalle. No se trata de que esté de acuerdo o no, contenta o no con la adaptación, es mucho más complicado. Por desgracia, luego lo que dije se mediatizó, se sacó de contexto y se le dio demasiada importancia.

-¿En qué trabaja actualmente?
-Estoy en pleno proceso de creación de un nuevo álbum, que constará de varios relatos cortos, historias de amor siempre con un componente queer, con el denominador común de que se desarrollan todas en Montreal. Tenía que ser en una gran ciudad cosmopolita y abierta, que fuera tolerante. Pensé en París y hasta en Madrid, que estuvo a punto de convertirse en el escenario, pero finalmente me quedé con Montreal.

-¿Qué tiene el cómic como medio que no tienen otros?
-Para mí es un lenguaje capaz de llegar a todo el mundo. Es un medio, un soporte narrativo tan adulto y maduro como cualquier otro, como el cine... De hecho, es algo entre la literatura y el cine, que se beneficia del balance entre el texto y el contenido gráfico, la imagen. Lo que me apasiona del cómic es que se lee tanto la imagen, como la elipsis que existe entre dos viñetas... No son sólo las imágenes sino también los vacíos, el espacio entre ellas. Además, el dibujo y el texto dramático se leen de distinta forma, ofrecen lecturas diferentes al mismo tiempo. Eso es lo que me apasiona.