Image: Albert Camus divide a Francia, todavía

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Letras

Albert Camus divide a Francia, todavía

El historiador Benjamin Stora ha sido sustituido por el filósofo Michel Onfray al frente de la muestra de su centenario | Detrás de la decisión se atisban discrepancias políticas sobre la guerra colonial de Argelia

24 agosto, 2012 02:00

Albert Camus en la terraza de Gallimard.

El 7 de noviembre de 2013 se cumplirán cien años del nacimiento de Albert Camus. Es una efeméride redonda que obliga a recordar a uno de los escritores que marcaron el siglo XX con una huella más profunda. En Francia ya se esfuerzan por estar preparados para entonces y honrarle como merece. Pero la figura de Camus, cuando intenta manejarse por instituciones oficiales que representan y ejercen el poder político, resulta cuando menos espinosa y todavía se rebela frente a cualquier tipo de simplificación o domesticación. Por eso están surgiendo las primeras polémicas en torno a los contenidos de la conmemoración.

Uno de los principales es la exposición dedicada al autor de El extranjero en Aix en Provence. La organización de la muestra estaba siendo comisariada por el historiador Benjamin Stora, uno de los más relevantes estudiosos de la historia argelina (en particular, de los vaivenes de su colonización) en toda Francia. Tras dos años trabajando en el proyecto recibió una llamada de la mancomunidad de pays d'Aix (la autoridad regional) que le comunicaba la cancelación de la muestra. Las razones alegadas tenían que ver con la escasez de presupuesto y dificultades logísticas.

Pero son numerosas las sospechas de que detrás de aquella decisión había un trasfondo más enrevesado. Stora quería poner de relieve la vinculación de Camus con Argelia. Hay que recordar que el escritor era un pied noir (residentes en el país norteafricano de origen francés, que llegaron a alcanzar el millón). Él, cuando los argelinos se alzaron en lucha por su independencia, mantuvo una posición intermedia entre la comunidad gala asentada allí y los rebeldes. Estaba de acuerdo en que Francia debía otorgar mayor autogobierno a su colonia pero no comulgaba con la independencia. Ese ejercicio de equilibrismo, que no buscaba otra cosa que la convivencia pacífica entre pieds noirs y la población nativa, fue mal visto por casi todos. En particular, por los primeros, que le consideraron un traidor a su propia identidad.

Cuando Argelia alcanzó la independencia, en 1962, los franceses radicados allí se desplazaron de vuelta a la metrópoli. Buena parte de esa comunidad se instaló en la región en la que se encuentra Aix en Provence (se calcula que de sus 140.000 habitantes unos 40.000 son pieds noirs). También allí vivió Camus con su familia, en la casa de campo que tenía en Lourmarin. Y allí sigue viviendo su hija Catherine. Esos pieds noirs aún recuerdan el papel de Camus en la guerra colonial y no están muy abiertos a la idea de reivindicarle en su tierra. Menos en una exposición a cargo de un intelectual cercano en su día al Frente de Liberación Nacional argelino. Stora, además, quería resaltar en la exposición el humanismo de Camus durante esta guerra, que le llevó a denunciar las torturas y las penas de muerte impuestas a cientos de independentistas.



Barricada en la ciudad de Argel, durante la guerra colonial. Foto: Christophe Marcheux .


El historiador ha llegado a poner sobre la mesa la palabra "censura". "No soy ciego -ha declarado en Libération-, he leído lo escrito por Maryse Joissains-Masini, la alcaldesa de Aix en Provence [de la derecha popular], sobre la Argelia francesa y conozco el peso de los pied noirs. Se esconden detrás de consideraciones técnicas, pero la verdad es que el comité organizador de Marsella 2013 no ha tenido la valentía de sostenerme". Stora habla de este comité porque la exposición de Camus se enmarcaría en los actos de la capitalidad europea de la cultura que ostentará la ciudad el año próximo. Por si fuera poco, este académico ha publicado recientemente un libro en el que acusa François Miterrand, ministro de Interior y de Justicia durante la guerra de Argelia, de no haber levantado casi ninguna pena de muerte.

La cancelación de la exposición de Camus era una medida muy radical. Tanto que los responsables políticos de Aix en Provence se han visto forzados a reconsiderarla. Finalmente han optado por incluirla de nuevo en el programa conmemorativo. Eso sí, con un cambio notable: la función de comisario la ejercerá ahora el Michel Onfray (autor de El orden libertario. La vida filosófica de Albert Camus), que ha exigido como condición para aceptar el cargo que la muestra sea permanente. El mediático pensador también se ha apresurado a advertir, con intención de no avivar más la controversia, que él no sustituye a Stora, sino que le sucede en su antigua responsabilidad. "Pero entiendo que muchos quieran ahora montar una absurda dicotomía entre una Onfray camusiano, apoyado por la derecha, y un Benjamin Stora sartriano respaldado por la izquierda". Y remacha: "En realidad, entre él y yo no hay muchas diferencias en la visión que tenemos de la guerra de Argelia".

Pero visto lo visto es difícil aproximarse a este contencioso abstrayéndose de sus aristas políticas. La polarización resulta todavía más evidente al conocer la reacción al cese de Stora de la ministra de Cultura del gobierno socialista de Hollande. Aurélie Filippetti, aparte de lamentar que no le ha sido consultado, lo considera un error: "La exposición de Stora hubiese sido la verdaderamente atractiva, porque él es un gran admirador de Camus y máximo especialista en la guerra de Argelia. Además, pertenece a los mismos paisajes físicos y mentales de Camus". Filippetti incluso ha advertido que el Estado no pondrá un solo euro para financiar la muestra.

No está claro pues qué enfoque se le va a dar a la exposición. Es probable que el conflicto armado en Argelia se aborde de forma más somera, para no herir sensibilidades. Habrá que estar atentos el 7 de noviembre del año próximo, cuando, si las desavenencias en torno al escritor francés no la malogran, se inaugurará la exposición. Entretanto, uno no deja de preguntarse qué estará pensando Camus de la enconada dialéctica que sigue despertando entre sus compatriotas. Donde quiera que esté.