Letras

Fukushima. Isla de la Buena Fortuna

9 marzo, 2012 01:00

El domingo se cumple un año de la tragedia nuclear de Fukushima. Antonio Garrigues, muy vinculado a Japón, ha escrito este poema en su recuerdo

¡Había tanta gente
que quería decir todas las cosas!
¡Había tantas cosas, tantos gestos pendientes,
tantas realidades a punto de existir
en un instante breve y poderoso!,
(como así, por ejemplo, lavar una camisa,
comprar arroz,
acariciar a una persona buena),
¡tantas formas extrañas de construir la vida!,
¡tantos deseos, tantas ensoñaciones, tanto espíritu!,
que no podemos entender su ausencia,
ni asumirla, ni tan siquiera verla.
Sólo queda, parece, el rastro del silencio.

Pero no es el silencio.
Ese no es el problema.


Es la palabra que se queda muda.
La que tendría que pronunciarse entera.
La que se queda dentro y está oculta
y por lo tanto existe y se conserva
de alguna forma integra y segura
en un ámbar purísimo.
Esa sí es la palabra.

La que estará buscando, ya por siempre,
una garganta viva y poderosa
para decir al hombre o a la mujer o al niño
todo lo que le quiere y necesita
Y no puede decírselo y lo dice.
Le jura que le quiere y necesita
y que siempre además querrá per tenecerle
y estar pertenecido y entregado
a pesar de los límites y las realidades a pesar de las cosas imposibles;
y explicarle también,
con gran detalle,
como pensaba ir hacia el futuro
con dignidad, con fuerza, con buen ánimo.

Ese es el drama entero.
La palabra inaudible.
La palabra que un mar enloquecido,
un mar maravilloso y despiadado,
escondió en el silencio.

Pero no es el silencio.
Ese no es el problema.