Image: Los legados de Ortega y Marañón, vertebrados en una Fundación

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Letras

Los legados de Ortega y Marañón, vertebrados en una Fundación

“De haber creado una institución, lo habrían hecho juntos”, dicen sus descendientes en el acto de presentación de la nueva Fundación Ortega-Marañón

9 julio, 2010 02:00

Gregorio Marañón junto a José Ortega y Gasset en una imagen tomada por Miguel Ortega Spottorno en Argentina en 1939.

En un hospital de París estuvo ingresado un hombre llamado José Ortega y Gasset. Los médicos, al ver la gravedad de su dolencia, casi lo trataban "como a un cadáver". Alguien llamó a un doctor, amigo del enfermo, de nombre Gregorio Marañón, que acudió al hospital para convencer a los médicos franceses de que era conveniente operar. "Háganme caso, que este señor es celtíbero y yo sé que aguantará". Y Ortega aguantó.

El camino que unía al filósofo y al médico, cumbres de la intelectualidad española del momento, había arrancado muchos años antes, con episodios como la creación conjunta de la Agrupación al Servicio de la República -aventura en la que también les acompañó Pérez de Ayala- o con la publicación de los primeros números de la Revista de Occidente, en la que Ortega invitó a Marañón para que escribiera. Hoy, medio siglo después de la desaparición de ambas figuras, sus descendientes han decidido convertir sus dos fundaciones en una sola, la recién inaugurada Fundación Ortega-Marañón, que garantizará la permanencia de ambos legados.

Según José Varela Ortega, presidente de la Fundación Ortega y Gasset, hablamos de la unión de dos instituciones con un parentesco estrecho y complementario: "No se trata de sumar uno más uno porque en este caso serían cuatro". En el acto de presentación de la nueva fundación, el catedrático de Historia y nieto del pensador añadió que "el apellido Marañón abre un camino al mundo científico para la fundación", en la unión clásica de la ciencia como cultura, un concepto que, apuntó, "es muy orteguiano y marañoniano".

Por su parte, Gregorio Marañón, nieto del científico, consideró la fusión como una "unión natural, fácil y razonable", recordando que Ortega y Marañón tuvieron una amistad íntima y de colaboración en diversas empresas, además de una admiración mutua. "Tengo el convencimiento de que si ambos hubiesen creado una fundación en vida, lo habrían hecho conjuntamente", admitió.

Si bien según sus gestores la integración no alterará cuestiones presupuestarias, sí puede hablarse de un interés común para dar un mayor impulso a lo que ambas instituciones venían desarrollando. "El sentido de todo esto es el de una apuesta para seguir creciendo en el futuro", explicó Marañón, que considera que "en tiempos de crisis esta unión es un ejemplo de excelencia". Esa apuesta se traduce en cuatro campos: la vocación de seguir siendo instituciones liberales, internacionales (hoy tienen presencia en 15 países y quieren llegar a más), humanistas y científicas. En datos, hablamos de un Instituto Universitario, de una de las bibliotecas más visitadas de España, y de una institución con 15 sedes, 800 profesores, 2.500 alumnos...

La primera actividad de la Fundación es la que compete a la itinerancia de la exposición en torno a la obra de Marañón que, tras su exitoso paso por la Biblioteca Nacional (cerca de 500.000 personas la visitaron), viajará a Toledo para, más adelante, pasar por otras capitales españolas. Pero, además, hay interés de aplicar "un sesgo científico" a todas las actividades programadas, según avanzó Alejandro Fernández, presidente de la Fundación Gregorio Marañón, y de continuar prestando un servicio a la sociedad. "Será un lugar de encuentro, además de un vínculo permanente entre Europa y América, porque, como decía Ortega, sólo después de la educación y del conocimiento se rompen las fronteras", precisó Jesús Sánchez Lambás, director de la Fundación Ortega y Gasset.