Image: Fernando Trías de Bes: Si no somos austeros en el gasto público, España vivirá una década perdida

Image: Fernando Trías de Bes: "Si no somos austeros en el gasto público, España vivirá una década perdida"

Letras

Fernando Trías de Bes: "Si no somos austeros en el gasto público, España vivirá una década perdida"

El economista catalán concluye en su último ensayo que en el origen de toda crisis económica está el "síndrome del necio"

20 mayo, 2009 02:00

Fernando Trías de Bes. Foto: EFE

Alberto Ojeda
En el siglo XVII en Holanda hombres a priori sensatos llegaron a cambiar su casa por un tulipán. En España, en el siglo XXI, hombres también presuntamente cabales hipotecaron su vida por adquirir una vivienda. Son dos casos paradigmáticos del síndrome del necio acuñado por Antonio Machado, y que como efecto más característico tiene la confusión entre el precio y el valor intrínseco de las cosas. Fernando Trías de Bes lo estudia con detalle en su último libro, precisamente titulado El hombre que cambió su casa por un tulipán. El autor catalán rastrea en el fondo de la historia para aclarar las razones que nos han llevado al desaguisado económico actual. Pero no se queda ahí: también establece las enseñanzas que debemos extraer para no repetirlo y el modo más ágil para remontar el vuelo.

PREGUNTA.- Concluye en su obra que detrás de toda burbuja económica pinchada está el síndrome del necio, que, como dijo Machado, confunde valor con precio.
RESPUESTA.- Sí, aunque le podríamos llamar, simplemente, el síndrome de la condición humana. Cuando hice la revisión histórica de las distintas burbujas comprobé que en todas se repetían los mismos errores. Detrás de todas ellas subyacen los mismos trucos que llevan a personas sensatas a tomar decisiones arriesgadas y extremas, como el holandés que llegó a cambiar su casa por un tulipán, en la época en que este país enloquecieron con estas flores.

P.- ¿Pero esta última crisis no incorpora ningún matiz específico?
R.- Sí: que es más compleja, más grande y más global. En todo lo demás es igual. Son un calco, la verdad. A mí me pasaba una cosa curiosa. Después de trabajar sobre mi mesa quedaban los documentos le distintas burbujas desordenados. Y cuando iba a colocarlos en las carpetas que tenía para cada una de ellas (tulipanes, Mares del Sur, el 29) muchas veces me confundía, porque su contenido era muy similar. Había que leer más a fondo para distinguir.

P.- ¿Qué disparó realmente el precio de la vivienda?
R.- Es un conjunto de factores. Primero hubo una etapa larga de prosperidad. Luego el acceso al dinero era demasiado fácil. Si fluye mucho dinero éste busca refugio, ya que su circulación rápida lo erosiona y le hace perder valor. Su refugio son bienes con una demanda creciente. Eso es lo que ocurría con la vivienda: por el baby-boom, por la inmigración, por el aumento de las familias monoparentales...

P.- ¿Cuál es la enseñanza básica que debemos extraer de este desaguisado?
R.- Que no debemos confundir el dinero con riqueza. El dinero es un mero depósito de valor, que debe estar respaldado por algún bien. Es como en una isla desierta. Si hay dos cocos y dos euros, un coco cuesta en euro. Si metes seis euros más, cada coco costaría cuatro, pero, aunque tengas más euros, tu riqueza es la misma: un coco. Debemos aprender a medir bien los riesgos, y darnos cuenta que aunque la percepción del riesgo desaparezca, éste no desaparece.

P.- ¿Qué soluciones propone?
R.- Tiempo. Esta crisis es como una borrachera. No hay solución, sólo paliativos. Propongo dos. Las familias están sobreendeudadas, lo que provoca una contracción de la demanda. Hay que congelar estas deudas. Esta medida tiene un coste bajo para el Estado pero pueden ayudar mucho. Y la segunda sería desarrollar un plan de absorción del stock de vivienda actual, porque si no las inmobiliarias no devolverán sus créditos a los bancos, y a éstos habrá que ayudarles con dinero público, lo que provoca el estancamiento de la economía. Para colocar esos pisos sobrantes habrá que bajar sus precios y asumir las pérdidas.

P.- ¿En qué medida cree que bajarán sus precios?
R.- Ya está bajando y lo seguirá haciendo, incluso por debajo de su valor intrínseco. Llegará el momento en que nadie querrá un piso. Aunque sea un bien de primera necesidad, dejarán de tener interés como inversión. Así de ficticia es la cultura de la propiedad.

P.- ¿Las iniciativas de nuestros políticos le parecen acertadas?
R.- Algunas sí y otras no. La de dar 500 euros a las familias creo que no es muy acertada. En cambio, la de eliminar la deducción por compra de vivienda creo que sí es eficaz, aunque no era el momento de aplicarla. Lo que más temo es el aumento del gasto público. Todos los gobiernos lo están haciendo, pero en España va a un déficit más alto, y esto si que es peligroso. Las medidas contacíclicas son necesarias pero lo importante es la austeridad, mirar muy bien dónde y cómo se gastan las partidas presupuestarias. Si no lo hacemos así, podríamos vivir una década perdida.