Letras

Los poemas eróticos de Juan Ramon Jiménez

Aparece Libros de amor. Conoce los poemas del JRJ más lujurioso

14 junio, 2007 02:00

Juan Ramón Jiménez, Madrid, 1900. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer

Un Juan Ramón nuevo, sorprendente, erótico, sensual, humano, siempre lírico. Un Juan Ramón distinto, enamoradizo e incluso lujurioso, que nos habla de la "impetuosa voluntad de mi deseo". Un Juan Ramón inédito. Así se nos presenta el poeta en Libros de amor, el poemario que dentro de unos días publica la editorial gallega Linteo con un centón de poemas desconocidos de Juan Ramón Jiménez adolescente y veinteañero, muchos de los cuales -hasta 25- son absolutamente inéditos. La edición ha estado a cargo de José Antonio Expósito, que lleva buceando en los archivos y marcando la huella del poeta desde hace más de veinte años. A él debemos también el anterior libro inédito de Juan Ramón Jiménez, Ellos, y los que vendrán, porque el editor continúa su búsqueda y sus hallazgos.

Los poemas de Libros de amor los escribió Juan Ramón entre los años 11 y 12 del siglo pasado. Tenía entonces el poeta treinta años. Son alejandrinos perfectos, de verso largo, que JRJ escribía desde el recuerdo de su adolescencia en Moguer y de su juventud en Sevilla, Francia y Madrid, de sus primeras experiencias eróticas y amorosas, a los que puso nombre y apellido. Así, el libro nos descubre a mujeres que nunca habían aparecido antes en la vida de Juan Ramón, pero sobre todo nos descubre a un poeta más idealista y alegre que meláncolico, más apasionado y carnal, aunque siempre espiritual; tan espiritual que sus versos más eróticos y explícitos los reunió bajo la rúbrica de Lo Feo.

JRJ, que ya entonces lo diseñaba y programaba todo, entregó el libro a la imprenta en junio de 1913. Lo iba a publicar la editorial Renacimiento, que ya había editado meses antes Laberinto. El boceto de la portada dibujado por él permanece guardado en el Archivo Histórico Nacional, y el libro lo dividió el poeta en tres partes: Pasión primera, Lo Feo y Memoria del corazón. El breve y bello prólogo que escribió para entonces también lo acabamos de conocer: "No es el amor de una mujer, en tres tiempos distintos; son tres tiempos del amor, a través de varias mujeres. Por eso hay ojos azules, ojos negros, ojos de oro... porque los ojos del amor no son de un color preciso"....

Zenobia le disuadió
¿Y qué pasó, por qué no se publicó, como estaba previsto, en ese 1913 en Renacimiento? Al parecer, fue cosa de Zenobia. El gran amor de Juan Ramón, Zenobia Camprubí, había aparecido ya en la vida del poeta, y a ella no le gustó nada la sensualidad y el erotismo que destilaba el poemario Laberinto que acababa de publicar Juan Ramón. Así se lo expresó Zenobia al poeta en una carta: "Anoche leí Laberinto. Lo leí porque lo había escrito Ud., conste, que si no estoy segura de que no hubiera aguantado hasta el final. Y cuando lo concluí tenía una rabia contra Ud...." ¿Resultado? Juan Ramón retiró de la imprenta el libro de sus poemas de amor y postergó para siempre su publicación para asegurarse el amor de Zenobia. En ese momento se cierra un ciclo importante, no sólo en la vida personal del poeta, también en su obra. A partir de ahora Juan Ramon Jimenez firmaría sus poemas con el nombre completo, no J. Ramon como hasta entonces; su influencia poética vendría más del mundo anglosajón que del francés, como había ocurrido hasta entonces, y emprendería el camino de una poesía más intelectual.

Los años -explica José Antonio Expósito- los han ido dispersando. Algunos se publicaron en revistas de poesía del momento, y nunca más. Otros se perdieron, o fueron robados, en el asalto que sufrió su casa de la calle Padilla en Madrid y otros más fueron felizmente recuperados y enviados a Puerto Rico, donde Juan Ramón ya estaba instalado allí para siempre con Zenobia, o al Archivo Histórico Nacional".

Las novicias del sanatorio
Las mujeres que enamoraron a Juan Ramón vivían en Moguer, Madrid, Sevilla, Francia y en el sanatorio del Rosario de Madrid. Unas eran adolescentes como él, otras señoras casadas y otras novicias. Blanca Hernandez-Pinzón, Susana Almonte y Carmen Rasco eran las moguereñas; llegaron luego las francesas Jeanne Roussié, mujer del doctor Lalanne, y "Francina", a las que Juan Ramón dedicó los versos más encendidos: "Tu sexo negro, suave como un pulmón de pájaro", o, "cuando te levantaba las faldas perfumadas". Tras su estancia en Francia, Juan Ramón ingresó, a los 19 años, en el Sanatorio del Rosario, "el sanatorio del retraído" lo llamaba el poeta, y muy pronto se sintió atraído por las tres novicias más jóvenes del convento: Pilar Ruberte, Filomena y Amalia Murillo. De la hermana Pilar escribe Juan Ramón: "Desde el primer día me pareció un mármol de museo, ablandado y calentado por mi". A ella se dirigía en el poema "Deshojábamos nuestros cuerpos ardientes..." Después de unos meses de escándalo, la hermana Amalia fue trasladada a otro convento y JRJ expulsado del sanatorio por la madre superiora. El último amor conocido de Juan Ramón antes de Zenobia fue la norteamericana Louise Grimm, una de esas mujeres "altas, finas, un poco mustias" del poema.