Escribe Marie Geneviéve Alquier en la presentación de esta antología fotográfica de Gabriel Cualladó que sus fotos hunden sus raíces en la obra de dos grandes fotógrafos norteamericanos: W. Eugene Smith y Dorothea Lange. Sí, tal vez, tomas como "Niños en el camino" (Sobrepiedra. Asturias, 1968) puedan recordar al Smith que retrata a sus hijos o, quizá, las conmovedoras fotos de Lange en los años 30 y 40 guarden relación con "Anciana en la estación de Atocha" (Madrid, 1957), pero Cualladó es otra cosa: es una estrella con luz propia. Su brillo se aprecia en la emoción que produce su fotografía. Tal vez por eso está en los museos y en los premios: Premio Europa de Fotografía, Premio Nacional de
Fotografía o Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid. A sus 74 años este valenciano universal ha enseñado a ver y a fotografiar a muchos. Y, además, se ha ganado la vida llevando paquetes de aquí para allá en la empresa familiar. Un gran maestro