Elena Córdoba,  en un ensayo  de 'Los gestos'. Foto: Luz Soria

Elena Córdoba, en un ensayo de 'Los gestos'. Foto: Luz Soria

Teatro

'Los gestos' de Pablo Messiez, el teatro como laboratorio del mundo

El director lleva al Valle-Inclán 'Los gestos', un montaje con homenajes a la cantante Mina y al cineasta Pier Paolo Pasolini.

1 diciembre, 2023 02:01

Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974) encadena sus trabajos como si fueran vagones de tren, todos vinculados por una fértil carga de inquietudes. Es lo que ha ocurrido con Cuerpo de baile (obra “beckettiana” presentada en el Festival de Otoño en 2021) y Los gestos, nueva entrega que estará, a partir de este viernes 1, en el Teatro Valle-Inclán del CDN protagonizada por Elena Córdoba, Manuel Egozkue, Fernanda Orazi, Emilio Tomé y Nacho Sánchez con escenografía de Mariana Tirantte.

“El deseo de poner el foco en Los gestos surgió a partir de una escena de Cuerpo de baile, en la que los gestos estaban movidos de sitio. Llegaban antes o después de lo que la lógica de la situación implicaba. Cada obra nueva pone en tensión a la anterior”, explica a El Cultural.

Esta idea se confirma con La voluntad de creer (2022), en la que Messiez organizaba todas las escenas mirando un fin, un horizonte estético marcado por la película Ordet (1955), de Carl Theodor Dreyer, de la que bebía y se inspiraba: “En Los gestos no hay progresión lineal sino un tiempo que va a saltos y que está plagado de repeticiones. Dice el filósofo italiano Giorgio Agamben que el gesto rompe la falsa alternativa entre fin y medio, porque, a diferencia de un acto, es pura medialidad sin fin. La idea entonces es pensar la propia escena como gesto, como algo que sucede por ponerse en relación y que no tiene ningún fin, ninguna conclusión”.

“La idea es pensar la propia escena como gesto, como algo que sucede por ponerse en relación y que no tiene ningún fin, ninguna conclusión”. Pablo Messiez

Topacia ha heredado un lugar enorme y quiere poner un bar con teatro. Sergio, su novio, la ayuda con un homenaje a la cantante y actriz Mina, que ella quiere poner en escena mientras él prepara un montaje sobre Pasolini. Un pianista joven espera poder trabajar en el bar que ya tarda en inaugurarse. Y Lisandro aparece como alguien misterioso que llega nadie sabe de qué sitio ni de qué tiempo...

“Nuestro deseo es intentar ver cómo piensa el teatro, de qué está hecho y cuál es su lógica. En definitiva, queríamos tener un vínculo con la escena que no fuera utilitario. No utilizarla para que diga cosas, sino para escuchar qué cosas nos dice si trabajamos con ella de tú a tú”, explica Messiez, para quien los gestos son el foco principal del montaje, es lo que realmente organiza la dramaturgia.

“Aparecen, se repiten, se superponen, se revelan, se contradicen y terminan ocupando un lugar tan importante como la palabra, pero no para sustituirla sino para ponerla en tensión”, añade el director, que se prepara para trabajar como actor en Misericordia, la próxima obra de Denise Despeyroux, que llegará a los escenarios en enero. También está preparando “a fuego lento” un proyecto con Pablo Remón y Jordi Buxó pero no nos da más pistas...

[Pablo Messiez: "La palabra siempre fracasa a la hora de nombrar"]

Pese a su frenética actividad teatral, Messiez ve “asustado” la situación del teatro en estos momentos. Como en Los gestos, el mundo teatral es un “laboratorio del mundo” que debe enseñarnos a entender la vida. “Vamos a no llegar, pero vamos a ir”, sentencia el director a modo de paradoja, considerando que “volver al gesto es volver al sitio”, un eterno retorno capaz de utilizar el déjà vu como procedimiento dramatúrgico: “No hay nada ya de hoy que no sea un eco”.