“Varios meses llevaba El sueño de la razón en la Censura sin otra respuesta que el silencio administrativo y ya dábamos por definitivamente condenado su texto, cuando un inesperado cambio ministerial permitió obtener la autorización del estreno”. Con esta indisimulada alegría recibía Antonio Buero Vallejo el permiso para llevar al escenario este “sueño” que, explicaba entonces, nacía de “mi rebeldía frente a una situación opresora” y de “mis perdurables vivencias dramáticas y artísticas del pintor que quise ser y no fui”.

Tras esta ausencia de obstáculos para que su texto saltara a los teatros, uno de los primeros fue el Reina Victoria de Madrid en 1970 bajo la dirección de José Osuna, saltaría después a países como Alemania, Italia, Polonia, Rumanía, Hungría, Suecia, Dinamarca y Estados Unidos, entre otros.

Continuador de la fuerza e indocilidad con las que nació este texto, José Carlos Plaza pone a punto su siempre afinada intución para llevarla, a partir de este viernes 9, al Teatro Español con las interpretaciones de Ana Fernández, Chema León, Carlos Martínez-Abarca y Montse Peidro, entre otros. La obra se basa en los últimos días de Goya en España antes de su exilio a Burdeos. Son años de violencia e intolerancia que hacen que la razón vaya debilitándose...

"Un desenfoque del pensamiento racional hace de nuestra sociedad un ser colectivo aborregado y soñoliento". José Carlos Plaza

Para Plaza, si unimos el título de Buero con el grabado de Goya en el que se inspiró (El sueño de la razón produce monstruos) da como resultado la actualidad que vivimos: “Contemplamos atónitos, avergonzados ante una pérdida de la razón, un desenfoque del pensamiento racional que hace de nuestra sociedad un ser colectivo aborregado y soñoliento. Goya progresista, librepensador y culto, vive aislado política y socialmente por la fuerza despiadada del absolutismo e interiormente por su sordera. Por eso pinta la barbarie”.

Como explica el director a El Cultural, la obra tiene infinidad de lecturas, una de ellas tiene que ver con la sinrazón: “La pérdida de la razón deja paso al animalismo, a la falta de discernimiento y a la manipulación, dejando libre elementos espúreos de la sociedad como la injusticia social, el rencor o la insolidaridad. En estos momentos, los ‘monstruos’ son la hipocresía, la falta de pudor ante las reiteradas mentiras, el falso patriotismo, la ausencia de conciencia moral y la violencia, tanto física como verbal”.

[Antonio Buero Vallejo: historias de la posguerra]

Sobre si llevar El sueño de la razón a las tablas es una forma de reivindicar el teatro de Buero, Plaza considera que el autor de Historia de una escalera no necesita reivindicación: “Él ocupa un lugar que ninguna moda podrá arrebatarle. Como la sociedad, el teatro se mueve por oleadas que levantan momentáneamente éticas y estéticas”. Por eso entiende que “la España de la incultura está ahí ya, enseñando la patita para disfrazarse de modernismo trasnochado y donde la forma intenta ocultar cualquier tipo de contenido moral e intelectual que nos permita pensar, ver y oír las mentiras que nos ofrecen con la falacia de liberalidad”.