Pep Cruz y Enric Auquer en el montaje de 'Anatomía de un instante'. Foto: Silvia Poch

Pep Cruz y Enric Auquer en el montaje de 'Anatomía de un instante'. Foto: Silvia Poch

Teatro

Anatomía de la Transición en el Lliure

Àlex Rigola presenta su versión de 'Anatomía de un instante', la reconstrucción de Javier Cercas del ‘viaje’ de la dictadura a la democracia, poniendo el foco en Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Gutiérrez Mellado

8 abril, 2021 09:16

Confiesa Àlex Rigola que llevaba ya diez años dándole vueltas a hacer una adaptación escénica de Anatomía de un instante, el libro de Javier Cercas que explora los recovecos humanos, sociales y políticos de la Transición española a partir de un momento cumbre, memorable, ejemplar. Nos referimos, claro, al que muestra a Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Gutiérrez Mellado sentados en su escaño mientras todos los demás se agazapan acongojados por los tiros y las voces tabernarias de los guardias civiles que asaltaron el Congreso el 23-F. “Me motivaba que es una historia que contiene un amplio abanico de géneros: épico, de acción, thriller, bélico, sentimental… Está llena de posibilidades”. Todas ellas cristalizan en su versión, que estrena el próximo jueves en el Lliure de Barcelona, interpretada por Enric Auquer, Pep Cruz, Xavi Sáez y Roser Vilajosana, entre los que coloca “una figura artística” del rey emérito.


Son actores que, en realidad, más que interpretar, narran. Cuentan unos hechos que “casi parecen un milagro”, apunta a El Cultural el director. Milagro por la tremenda dificultad que entrañaba transitar de la dictadura a la democracia sin despertar a Pandora. “No estamos hablando de la Alemania o la Italia posteriores a la II Guerra Mundial, donde los regímenes nazi y fascista habían caído. En España, en cambio, seguían los procuradores franquistas en las cámaras”. El elenco se dirige a la platea para reconstruir de viva voz esa mutación, siguiendo la estructura de la narración de Cercas, que absorbe como una novela (virtud del autor pero también consecuencia natural del atractivo material que elucida). Además, en algunos pasajes sus integrantes también se meten en la piel de los protagonistas y reproducen conversaciones.


Rigola emplea un planteamiento escenográfico muy similar al que ya utilizó en Un país sin descubrir de cuyos confines no regresa ningún viajero, su conmovedora indagación sobre la enfermedad y la muerte. En el escenario apenas hay unas mesas, unas sillas y, al fondo, una pantalla donde se proyectan fotos. “Yo cada vez creo más en la fuerza del texto y de los actores capaces de mantener la tensión. En Un país… las imágenes acompañaban al relato, aquí tienen más protagonismo. Por momentos, los intérpretes acaban fundiéndose con ellas”, aclara. Esas estampas son escudriñadas en sus más mínimos detalles para sacarles jugosos significados. Desarrolla así el mismo método que Cercas: presentarnos estampas (sobre todo la del instante de suprema dignidad de los tres diputados que no se achantaron) tras habernos ofrecido informaciones que nos permiten entender la relevancia y la magnitud de lo que representan.


De alguna manera, hay una vocación didáctica en este proyecto que también estaba en el libro. Cercas lo arranca con un dato que le chocó: una cuarta parte de los británicos creían en 2008 que Churchill era un personaje de ficción. Esto le hizo preguntarse cuántos españoles pensarían lo mismo de Suárez. Rigola se plantea más bien cuántos no saben ni quién fue ni de dónde mana la democracia actual.Anatomía de un instante muestra cuánto se avanzó en unos pocos años. Es una lección de cara al futuro: que los cambios políticos son posibles aunque no sean fáciles. En esta España tensionada conviene tenerlo en cuenta, porque estamos atascados”. Muchos podrán constatar que, enrocarse en un discurso, por miedo a que te llamen traidor (a Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo se lo llamaban cada día, propios y extraños), no sirve de mucho si lo que se busca realmente es la convivencia pacífica y no beneficiarse de la gresca. “Hay que hacer política, que es el arte de la negociación”.


Y de las renuncias. De hecho, Cercas, tomando como referencia el ensayo Los héroes de la retirada de Enzensberger, ponderaba a estos por encima de los héroes de las conquistas, los épicos. El siglo XX, en opinión del autor alemán, dejó buenos ejemplos: Gorbachov, Jaruzelski y el propio Suárez. “En este siglo XXI –afirma Rigola– brillan por su ausencia. Hemos enloquecido con las conquistas de nuevo, sobre todo de los likes. No viene mal volver a la Transición para afrontar la gran complejidad de un país como España”.

@alberojeda77