Image: Rigola devuelve la rabia y la palabra a Pasolini

Image: Rigola devuelve la rabia y la palabra a Pasolini

Teatro

Rigola devuelve la rabia y la palabra a Pasolini

2 diciembre, 2016 01:00

Gonzalo Cunill en Who is me

El asesinato brutal de Pasolini en 1975 impidió que finalizara su novela Petroleo y el poema Who is me (Quién soy yo). El título en inglés se debe a que muy probablemente lo escribiera en Nueva York. Calculan sus editores que en 1966. No lo remató, aunque se puede decir que está casi terminado. Lo guardó a falta de los últimos retoques. Enzo Siciliano, su primer biógrafo, lo encontró entre sus cuadernos poco después de su muerte. Un hallazgo valioso por su carácter autobiográfico y confesional. Dos rasgos que le han interesado especialmente a Rigola, que lo utiliza para develarnos a PPP con sus propias palabras.

Lo hace en un montaje de título homónimo al poema que estrena este viernes (2) en el Festival Temporada Alta de Gerona y que el curso próximo traerá al Canal, ya ejerciendo como su responsable artístico. El director barcelonés lo describe como "la posibilidad de acercarnos a Pasolini desde Pasolini". Y añade: "Estamos ante su pensamiento ético y estético hecho poema". Su puesta en escena se desarrolla dentro de una caja para transportar obras de arte. "Pier Paolo nos espera dentro para entregarnos una porción más de su mundo, su persona, su lucha, sus ideas, que siguen siendo tan necesarias en estos días debemos apostar por la convivencia".

Su cómplice para resucitar al poeta es Gonzalo Cunill, que da carne y voz a los versos pasolinianos, ácidos, meditativos y lúcidos. El actor transita (y habita) un texto que pasa de un arranque centrado en las turbulencias familiares a un tramo más simbólico donde encontramos el germen de Teorema (novela y película). Rigola enarbola el grito de Pasolini tras su periplo onírico en El público de Lorca, de nuevo en la Abadía. "Y hoy os diré que no sólo hay que comprometerse escribiendo, / sino viviendo: / hay que resistir con el escándalo / y con la rabia, más que nunca". Nadie le podrá reprochar a Pasolini que no predicara con el ejemplo.