Image: La catarsis del Pánico

Image: La catarsis del Pánico

Teatro

La catarsis del Pánico

por Alejandro Jodorowsky

26 septiembre, 2001 02:00

Autor y director teatral, el chileno Alejandro Jodorowsky fue el creador junto a Fernando Arrabal y Rolando Topor del innovador "movimiento Pánico" en los años sesenta. Vitalista y psicoanalítico, el director acaba de publicar sus memorias, La danza de la realidad (Siruela). Jodorowsky escribe para EL CULTURAL sobre su concepción del arte, del teatro, de la psicomagia, de nuevos proyectos y de su vuelta a la escena con ópera Pánica.

Durante mucho tiempo me he preguntado qué es el arte. Y a esa pregunta he buscado una respuesta a lo largo de toda mi vida. La Danza de la realidad es una indagación en torno a esa pregunta mediante una técnica que yo llamo "psicomagia". Pero también es mucho más. En estas memorias están contenidas toda mi vida y mi visión de las artes, del teatro, la novela, el psicoanálisis... El arte que se hace es un arte de bufones, y para mí sólo tiene sentido si consigue curar, si es un "arte sanador". No quiero hacer un arte de la enfermedad a partir de mis neurosis particulares, como le sucede a muchos creadores. Y el teatro que llevo escribiendo y dirigiendo durante tantos años es sencillamente eso, un medio artístico en el que se mezclan mis experiencias escénicas con visitas a chamanes...

Mi idea del teatro está asociada a la de la enfermedad, que es el espectáculo en estado puro, y que convierte al enfermo en un individuo que hace "algo" para sorprender. Hay que hacer acciones teatrales individuales que saquen al hombre de su rutina cotidiana, aplicando el chamanismo, la magia, aplicando el lenguaje del inconsciente, que es un lenguaje de metáforas. Y así crear actos teatrales constructivos, no destructivos. El arte sólo es bueno cuando tiene un efecto catártico, cuanto te permite ver los crímenes que llevas dentro y consigue que te liberes de ellos. Y el "Movimiento Pánico" que formamos Arrabal, Topor y yo me ayudó a llegar a esta idea. El Pánico fue un precursor de los inmensos happenings que se hacen ahora y se cimentó en la idea de la fugacidad del teatro. Arrabal, Topor y yo asistíamos a las reuniones surrealistas que organizaba Bretón en París. Me sorprendió lo decadentes que eran, tan troskistas, tan románticos.... recuerdo que Bretón odiaba la música y la pintura abstracta.En medio de una cultura decadente y romántica que nos parecía una gran estafa decidimos hacer un gran chiste. Creamos el Pánico: un movimiento que no existía, que no tenía leyes.

No se hacían declaraciones y se aceptaba todo, al contrario que en el dadaísmo. Y ese movimiento sigue teniendo sentido hoy en día, cuando el mundo es más "pánico" que nunca, y ahí está el derrumbe de las Torres gemelas para corroborarlo. La realidad racional está estallando y el Pánico habla precisamente de esa falta de límites, de la gran fiesta mortal en que se ha convertido el mundo.

El artista pánico es polivalente, no puede beber de un solo arte. Poesía, teatro, cine, ajedrez...nosotros hemos transitado por estos caminos siguiéndola senda de Leonardo, Pasolini, Dalí, que era más pánico que surrealista. Pero lo que da coherencia a todo esto es la poesía. Creamos arte poético. Cuando la casa de la Moneda de Chile fue atacada, algunos de nosotros la "bombardeamos" con octavillas de poesía. Esto fue un acto "psicomágico". Queríamos cambiar algo. Y el teatro es precisamente eso, "psicomagia", actos positivos que ayudan a cambiar las cosas. Ese es el motivo de que haya vuelto a hacer teatro después de casi treinta años. Con ópera Pánica, mi nuevo espectáculo, he intentado crear una especie de cabaret trágico basado en sketchs y lleno de comicidad metafísica. En ella actúan todos mis hijos, sus mujeres, mi mujer... al final aparecen en escena hasta mis nietos. Es una suerte de teatro terapéutico acerca de las relaciones familiares, tan deterioradas en la actualidad. Y ésta es sólo la primera de una serie de obras que ya tengo prácticamente finalizadas. Son cuatro textos nuevos: Escuela de ventrílocuos, Las tres viejas, El sueño sin fin y El supermercado mágico.

Me gusta escribir, voy a seguir haciéndolo y, sobre todo, quiero seguir haciendo teatro. ¿Por qué no? ¿Por qué no hablar de lo que me sucede, de lo que nos sucede? Siempre busqué lo anormal, y es tan increíble lo que he vivido que ¿por qué no contárselo a los demás?