
Patrick Hetherington y Jules Crommelin durante el concierto. Foto: Martin Page
Parcels conquista Noches del Botánico con su oda al verano
Ante 4.000 asistentes, la banda australiana ofreció un concierto eléctrico y sensual donde presentó nuevos temas y reafirmó su estatus como heredera del funk elegante.
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Parcels se presenta de nuevo en Madrid con esa resistencia absoluta que muestra el último cubo de hielo en el rincón de nuestra copa un caluroso día de verano. El grupo australiano nos aporta esa brisa que milagrosamente recorre nuestra casa cuando nos dejamos más de una ventana abierta.
El grupo presentó en el Real Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid su gira de verano, dentro del festival Noches del Botánico, ante un aforo completo de 4.000 espectadores. Este mismo ciclo recibió a 184.000 asistentes el año pasado.
Durante hora y media, Parcels repasó clásicos de su repertorio y presentó algunos temas nuevos como Ifyoucall, aún no editado. El elenco se ha subido al escenario y su mera afinación de los instrumentos ha cautivado de inmediato a todas las plantas del jardín y a la gente por igual.
Sin ningún tipo de preámbulo se lanzan de lleno a una de sus canciones más refrescantes hasta la fecha: Lightenup. Rápidamente, el público es consciente de que está siendo testigo de un renacimiento refrescante del funk con pinceladas abundantes de un verano prometedor. El concierto parece indirectamente un tributo al estío que el recientemente fallecido Brian Wilson consagró en la música popular.
Los agudos del impecable guitarrista Jules Crommelin se empiezan a apreciar realmente en la canción precedente, Ifyoucall. Este es uno de los nuevos temas de la banda y es de las primeras veces que se toca en vivo. A pesar de la novedad, el público ha sido repentinamente embriagado por su sensación familiar y es más que evidente que pasará a ser parte del canon histórico de la banda.

El grupo durante el concierto. Foto: Martin Page
Hablando del canon, escasos segundos después de su nuevo tema, Parcels nos ilumina con su canción más conocida con diferencia: Tieduprightnow. Es tan intenso el poder de este himno que la grada 4, en la que me encontraba sentado, empezó a tambalearse de lado a lado.
A su canción más representativa la precedieron Safeandsound y Somethinggreater. La primera se ha caracterizado por un solo de guitarra que podría electrificar a la más densa de las gomas. La segunda mencionada, la séptima de la noche, nos acoge con la grave voz del bajista, Noah Hill, acompañada de la sinergia rítmica y determinante del guitarrista.
La química entre los miembros es más que evidente y parecían más cómodos sobre un escenario que un embrión en el vientre de su madre. Me costaba no desechar mi libreta y sumarme al caos que ocasionaba este cóctel de sonidos, pero soy un periodista, ¡y he venido a trabajar!
Ante mis esfuerzos menguantes por no sucumbir de pleno a los ritmos del grupo, proceden a tocar Lordhennesy que realmente le da protagonismo a Patrick Hetherington, el teclado del grupo (y guitarrista, como veremos más adelante). Sin ninguna duda, Hetherington ha sido el aspecto más interesante de la noche.
Cada acorde y nota que tocaba con su sintetizador lograba estremecer nervios en mi interior que consideraba apagados de por vida. Cada melodía tocada por este hombre es una oda a todos los pianistas que le precedieron. Una oda a todos los espectadores ya fallecidos y a los que no han nacido todavía.
Este ímpetu del teclado es igual de constante durante todo el concierto, pero especialmente en las tres siguientes canciones: Gamesofluck, Theworstthing y Leaveyourlove. Estas canciones son el cemento primordial del concierto ya que el grupo, llegados a este punto, ha cogido confianza absoluta con el público castizo y se deja llevar más que nunca.

Patrick Hetherington y Jules Crommelin durante el concierto. Foto: Martin Page
El batería Anatole Serret lidera a sus compañeros a través de estos números con una energía desorbitante. Es tal su habilidad que justo después de esta trilogía, se lanza a un solo de tambores que dura una eternidad y a la vez demasiado poco. Sus camaradas se abrazaban junto a él y le animan mientras Serret aporrea su instrumento, consecuentemente virando la dirección de la grada 4, y las otras, repentinamente.
El último tercio del concierto se nos ha presentado como una culminación de la odisea en la que se embarcó el grupo en 2014, hace ya 11 años. La banda incita al público cubierto de sudor que suba las manos al aire para recibir a Yougotmefeeling, la cual es frenéticamente seguida por Hideout. Esta última ha destacado por su erótico bajo y una atmósfera sensual.
A la vez, se ha hecho un gran gran uso de las luces del escenario. Luces tan estelares que le hubieran dado envidia incluso al mismísimo Max Estrella y Latino de Hispalis.
"Yo sé cómo me siento", declara Louie Swain, teclado del grupo, al bendecirnos con Iknowhowifeel. Ocasión que aprovecha la banda para agradecer al público el recibimiento tan cálido que están recibiendo. Apenas audibles por los cánticos del público, los australianos prometen volver pronto a nuestra capital mientras se despiden.
¿Pero quién es tan necio de creerse una despedida después de un primer beso? El grupo regresa al escenario para regalarnos la trilogía final de la noche. La primera entrega es un reprise de la primera canción de la noche, cerrando las ruinas circulares con las que pronto nos dejarán.
Esta canción es una jam anárquica que representa perfectamente el espíritu de la banda y de la refrescante generación que les está escuchando.
Bemyself representa una secuela más que sólida a la precedente canción y es un puente hacia el gran final que supone Comingback, que inadvertidamente, o tal vez adrede, es fiel a la promesa que nos ha hecho el grupo de volver pronto y más a menudo.
Ante un calor que parece ser más soportable al difuminarse la última nota y su respectivo aplauso, el público sale con un ansia profunda de sumergirse en la canícula inminente. Parcels es verano puro. Si Brian Wilson creó el verano musical, Parcels ha llegado para alargar esta estación indefinidamente.