Un momento de La guerra de los gigantes / El imposible mayor en amor, le vence amor, estrenada esta temporada en el Teatro de la Zarzuela.

A mediados del siglo XIX, algunos de los compositores de zarzuela más destacados -Francisco Asenjo Barbieri, Joaquín Gaztambide, Rafael Hernando, José Inzenga, Francisco Salas, Luis Olona y Cristóbal Oudrid- fundaron la Sociedad Artístico Musical, resucitando con sus obras este género de teatro lírico genuinamente español que había sido barrido por la ópera italiana desde la llegada de los Borbones. Estos autores, de entre 25 y 35 años, pidieron un préstamo a un banquero para levantar el Teatro de la Zarzuela, inaugurado en 1856, que sigue siendo la casa oficial del género.



Algunas décadas después, la zarzuela causaba furor. En el Madrid de la Restauración, el público llenaba las cuatro sesiones diarias del Teatro Apolo, ubicado en el número 45 de la calle Alcalá. Sin embargo, esta época de esplendor expiró a mediados del siglo XX, cuando la zarzuela experimentó un rápido declive, de nuevo en favor de la ópera. Hoy el género lucha por mantener la atención del público y busca una renovación como la que consiguieron en su día aquellos autores acercando la zarzuela a la sociedad de su tiempo.



¿Cómo hacer algo parecido hoy? ¿Cómo seducir a los espectadores, especialmente a los jóvenes, sin traicionar la esencia del género? Emilio Sagi dijo en una entrevista en El Cultural que "modernizar la zarzuela no significa poner a los intérpretes en vaqueros". En la misma línea, Daniel Bianco, director del Teatro de la Zarzuela tras la marcha de Paolo Pinamonti el año pasado, se ha fijado como deber "atraer a los jóvenes sin espantar al público veterano". La programación de la presente temporada, heredada de su antecesor, ya apunta a este objetivo. Una de las estrategias para conseguirlo pasa por invitar a caras conocidas de otros ámbitos de las artes escénicas para que refresquen el género con su mirada. Es el caso de Miguel del Arco, que estrena el próximo 20 de mayo ¡Cómo está Madriz!, un espectáculo con un nuevo libreto escrito por él que incluye las piezas musicales de dos conocidas zarzuelas: La Gran Vía y su secuela El año pasado por agua, con música de Federico Chueca y Joaquín Valverde. El actor Paco León es el otro reclamo del cartel para llamar a la juventud.







El nuevo texto de Del Arco, quien se enfrenta por primera vez al género lírico como director de escena, tiene como protagonista a un madrileño de hoy transportado en un sueño a la época en que fueron escritas las obras originales, entre 1886 y 1889. El gran apego de la zarzuela a la actualidad del momento convertía a muchas de ellas, sobre todo las del género chico (zarzuelas en un solo acto), en una suerte de noticieros satíricos, y eso precisamente es uno de los obstáculos para que su lenguaje, sus chistes y los sucesos a los que aluden puedan conectar con el público de hoy, pero en este caso Del Arco ha sabido aprovechar los enormes paralelismos de la situación política de entonces con la de nuestro tiempo: "En medio de la sucesión bipartidista entre Cánovas y Sagasta, emerge un socialista llamado Pablo Iglesias...". Por otra parte, el director sostiene que la modernización que ha planteado en ¡Cómo está Madriz! es en realidad un oxímoron, ya que su intención es "volver a los orígenes de la zarzuela: un teatro popular que habla de frente y de manera cercana al espectador".



Con las fiestas de San Isidro de fondo, tan propicias para la exaltación de lo castizo, se presenta este domingo en los Teatros del Canal un recital de dúos, coros y arias -sin puesta en escena- de clásicos como La revoltosa y La verbena de la paloma, a cargo de la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid. También concurre a la cartelera madrileña estos días Un brindis por la zarzuela, espectáculo creado por la veterana compañía Ópera Cómica de Madrid que comanda Francisco Matilla. Puede verse hasta el 29 de mayo en el Teatro Fernán Gómez y reúne obras de Chapí, Caballero, Gaztambide, Rubio y Barbieri con, también en este caso, un nuevo libreto escrito por el director, acostumbrado a hacer este tipo de amalgamas que en su opinión son ideales para iniciarse como espectador en el mundo de la zarzuela. Además de escribir o reescribir las partes habladas, Matilla también cambia algunas palabras o frases enteras de las letras musicales para que encajen mejor con la nueva historia: "Es una labor casi artesanal, solo hay que tener cierta facilidad para el ripio", reconoce Matilla.



El libreto es, de hecho, lo que más se retoca cuando se hace un nuevo montaje de una zarzuela del repertorio. Se cambia el texto o se le mete la tijera sin pudor porque "la mayoría de los libretos son muy malos", reconoce Bianco, un hecho que levanta otro muro entre el género y el público contemporáneo. Las partes habladas, que diferencian a la zarzuela de la ópera, "son demasiado largas, a veces recortamos hasta el 80% de lo que se dice", admite Bianco, que cuenta con tres décadas de experiencia como escenógrafo y director técnico en los teatros más importantes de España. Por su parte, Del Arco opina que "hay muchas zarzuelas que tienen músicas deslumbrantes, pero los argumentos y los libretos no están a la altura. Muchos son cuadros costumbristas de una cursilería tremenda y es difícil que esas historias atrapen al espectador de hoy". Las dos obras que el director de Juicio a una zorra ha refundido en ¡Cómo está Madriz! se encuadran en el género chico y, dentro de este, en la revista cómico-lírica, y en este tipo de obras "el argumento era una mera excusa para hilar los números musicales".



Se buscan compositores y libretistas

De las 11.000 obras que componen el repertorio, muchas de ellas desconocidas y nunca representadas, solo un puñado fueron compuestas después de 1950. Cuando el Teatro de la Zarzuela fichó a Paolo Pinamonti, anunció también la creación de un Centro de Interpretación de la Zarzuela para formar a nuevos creadores, intérpretes e investigadores del género, pero el proyecto se truncó con su marcha. Ahora, Bianco pretende instaurar un concurso para fomentar la composición de nuevas obras y anuncia para dentro de dos temporadas el estreno de una zarzuela con música de Tomás Marco y libreto de Álvaro del Amo. También pretende abrir una línea de programación en la que jóvenes creadores aporten una visión contemporánea a las obras del repertorio. "La idea es que tanto en el escenario como en las butacas haya personas de la misma edad", explica el director del teatro.



Matilla, por su parte, considera que la falta de público joven es un problema menor que, en cualquier caso, se cura con la edad: "Es lógico que con 20 años la gente prefiera ir a un concierto de rock". Además, cree que es una tendencia extendida por todo el mapa cultural: "Habría que ver cuántos jóvenes van al Museo del Prado", esgrime como ejemplo. Aunque sí le gustaría que el sector de la zarzuela consiguiera proyectar hacia el exterior una imagen moderna del mismo modo en que lo ha conseguido el flamenco: "Los flamencos han conseguido que lo suyo sea visto como algo muy vanguardista". En este frente, Bianco apunta a las redes sociales como asignatura pendiente, aunque está orgulloso de haber doblado el número de seguidores del Teatro de la Zarzuela en el tiempo que lleva como director.



Lo que más preocupa al director de la Ópera Cómica de Madrid es la escasa inversión pública -"tanto la zarzuela como la ópera dependen de ella, puesto que son espectáculos muy caros de producir"- y el hecho de que "la mayoría de los profesionales del teatro lírico aspira a dedicarse a la ópera y ven la zarzuela como un género de tercera división". Esto tiene que mucho que ver, añade Bianco, "con ese eterno complejo que nos hace ver lo español como algo rancio o inferior a las manifestaciones culturales que llegan de fuera".



@FDQuijano