Image: Divine Comedy, escaparate del palpitante teatro polaco

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Escenarios

Divine Comedy, escaparate del palpitante teatro polaco

El festival, que se celebra estos días en Cracovia, combina en su apuesta escénica directores emergentes con otros consagrados como Krystian Lupa

11 diciembre, 2014 01:00

Tala, montaje de Krystian Lupa.

El pulso teatral en Polonia late intenso. Buena muestra es el circuito de festivales domésticos, muchos de ellos con una larga tradición, como el Malta Festival de Poznan, cuya sección Idiom estuvo comisariada el año pasado por Rodrigo García. El director hispanoargentino explicaba a El Cultural que en Polonia se "toman realmente en serio el teatro", un comentario con forma de venablo hacia los responsables públicos de la cultura en España, incapaces a día de hoy de forzar la bajada del IVA a niveles equiparables al entorno europeo. Otro escaparate de la creación escénica polaca es el Divine Comedy, que se celebra estos días en Cracovia (hasta el domingo). De hecho, esta cita se concentra específicamente en la producción nacional.

Este año ha decidido ensartar en su programación las tendencias rupturistas y los lenguajes más innovadores con planteamientos de corte más clásico. "Es una señal de compromiso con ambas estéticas. Queremos crear un espacio de encuentro entre ambas, establecer un respetuoso y enriquecedor contraste", advierte Bartosz Szydlowski, director artístico del festival. Esta apuesta híbrida se condensa en la sección Inferno, donde se presentan 13 nuevas producciones que compiten entre sí. La última palabra la tiene un jurado internacional. "En Inferno queremos exhibir el diálogo intergeneracional que se está produciendo en nuestros escenarios. El teatro es una plataforma crucial para fomentar la reflexión sobre los cambios sociales pero sobre todo un espacio artístico que proporciona a los jóvenes un trampolín para lanzar su talento".

Escena de Towianskiites: King of Clouds

En el bando de los vanguardistas encontramos diversas piezas. Como The Forefather's Eve, incrustada en la cultura pop norteamericana, de la que extrae nuevas lecturas, como las desigualdades raciales y de clase que bullen bajo su superficie. En esta línea experimental encontramos también Kronos, de Krystztof Garbaczewski, que se bate con un texto de escasos acontecimientos dramáticos pero que, más allá de la acción, se revela como una parábola sobre los mecanismos de la memoria, colectiva e individual. Por su parte, Jolanta Janiczak y Wiktor Rubin expresan su escepticismo sobre las fórmulas escénicas tradicionales en Towianskiites: King of Clouds, un intento de desmitificar algunos de los clichés románticos que envuelven la identidad polaca.

En este apartado competitivo también concurre Krystian Lupa, uno de los directores polacos con más proyección internacional. Hace escasas semanas pudimos ver en Temporada Alta de Gerona su versión de Tala, el texto de Thomas Bernhard en el que despedaza (una vez más) a las clases dirigentes austriacas. Este mismo montaje es el que lleva a Cracovia, en donde ejerce como bisagra entre vanguardistas y tradicionalistas. En esta última categoría figura A Couple of Poor, Polish-Speaking Romanians de Agnieska Glinka, una tragicomedia que pretende barrenar las justificaciones del capitalismo desbocado. Y The Second Woman, trabajo de Grzegirz Jarzyna basado en Opening Night de John Cassavetes que retrata el impacto que el paso del tiempo ocasiona en los seres humanos.