Escenarios

VI Premio Valle-Inclán

Los mejores directores, actores y autores compiten el día 23 por el galardón, dotado con 50.000 euros

20 abril, 2012 02:00

A pesar de la escasez de medios, de que muchos intérpretes no pueden vivir de su oficio, de que las perspectivas son pésimas..., en Madrid se palpa en estos momentos una efervescencia artística poderosa, con "familias" de actores, autores y directores con ambición por llevar a cabo proyectos escénicos de calado, con la apertura de escuelas y centros de investigación, con nuevas salas, legales e ilegales... Y hay un público que también responde. En este contexto, el Premio Valle-Inclán que concede El Cultural de El Mundo se ha consolidado como el gran galardón del teatro español, dirigido a reconocer la excelencia en los escenarios madrileños. Dotado con 50.000 euros, que patrocina la Fundación Coca-Cola, y con una escultura de Víctor Ochoa, el jurado decidirá el próximo lunes, día 23, quién conquista su sexta edición. El ganador sucederá a Juan Echanove, Angélica Liddell, Juan Mayorga, Nuria Espert y Francisco Nieva. Será a lo largo de una cena en el Teatro Real de Madrid, a la que asistirán los candidatos arropados por las gentes del mundo de la escena y en la que el jurado, presidido por el académico Francisco Nieva, elegirá al ganador mediante el sistema Goncourt. Compiten doce artistas protagonistas de los espectáculos más relevantes de 2011. Artistas a los que El Cultural ha pedido su definición de teatro. La lista impresiona.

Miguel del Arco

"Como le oí decir a la Espert, el teatro es una vocación que con los años se transforma en una forma de vida"

Director y adaptador. Veraneantes



Miguel del Arco lleva una carrera imparable desde que estrenó hace dos años La función por hacer, vuelta de tuerca de Seis personajes en busca de autor, y por la que ya fue nominado al Premio Valle-Inclán. Su último trabajo, De ratones y hombres, se representa en Madrid este mes. También actor, autor y productor, Del Arco es hoy un catalizador de proyectos teatrales a los que sigue una fiel troupe de actores. La Abadía le encargó Veraneantes de Gorki y, como ya acostumbra con los clásicos, transformó el texto en una versión libérrima porque tiene, dice, "la pulsión de hablar de mi tiempo". Otra de las claves de su éxito ha sido su buen hacer al frente de un elenco de once intérpretes totalmente entregados y compenetrados. El texto de Gorki habla de la necesidad que tenemos de cambiar las cosas, pero desde la perspectiva de la dificultad que supone hacerlo. Es hermoso creer que otra vida es posible y qué terrible darse cuenta de que pocas veces lo logramos. Ésa es la grandeza de esta producción, pues nos reconocemos en la humanidad de los personajes: el político corrupto, la criada amiga, el escritor vendido, el facha pragmático, la frívola sensible... mientras la protagonista, hermosa mujer deseada por todos, asiste impotente a la deriva de la vida.


Amparo Baró

"El Teatro es algo mágico que me permite volar por encima de mis conocimientos"

Actriz. Agosto (Condado de Osage)



El Centro Dramático Nacional (CDN) estudia reponer en la próxima temporada Agosto (Condado de Osage), éxito de Broadway escrito por Tracy Letts que repitió su fortuna en la producción española que se estrenó en Madrid el pasado mes de diciembre. La obra, de casi cuatro horas, reúne en una gran casa a un puñado de personajes insatisfechos que poco a poco van dando cuenta de sus conflictos y desencuentros familiares; es lo que tiene la organización social más básica de la especie: dramáticamente es un filón. Con esta obra Amparo Baró volvió a los escenarios tras once años de ausencia para interpretar, a sus 74, a Violet Weston, la matriarca de esta familia. Su personaje (que tiene en Carmen Machi a su antagonista, también candidata al Premio) es el de una mujer egoísta, adicta a los fármacos a causa de su cáncer y adicta también a sembrar maldad a su alrededor. Es lógico creer que en la composición de su personaje Baró ha integrado rasgos de su carácter, como esa mordacidad que le hemos visto en televisión. Pero aquí administra con precisión los tics de su personalidad al tiempo que huye de una interpretación melodramática. Será difícil olvidar el final de esta obra, de los que hacen historia: abatida y sola, subiendo por las escaleras de esta gran casa, en busca de la única ayuda que le queda, la de una extraña.


Albert Boadella

"El teatro es el único engaño público que aporta consecuencias provechosas a los ciudadanos"

Autor y director. Amadeu



En la galería de catalanes "traidores a la tribu" que Albert Boadella inauguró con Josep Pla (La increíble historia del Doctor Floïd y Mr. Pla) y continuó con Dalí (Dalí), el director colgó un nuevo retrato: el del compositor Amadeo Vives. Sobre él gira Amadeu, un espectáculo musical que escribió a partir de zarzuelas tan populares como Doña Francisquita, Bohemios y Maruxa, pero también de canciones eróticas que Vives compuso en su juventud. La obra es también fruto de la pasión que el director siente por el género: "Mi primer contacto con el teatro fue presenciando ensayos de zarzuela. Mi hermano era cantante y me las aprendí todas desde pequeño". Y es la primera, desde hace muchos años, que Boadella monta sin los actores de su compañía Joglars. Necesitaba un elenco de cantantes y, sobre todo, al actor que pudiera encarnar al protagonista (Toni Comas, un virtuoso que toca el piano y actúa y cuya composición del cojo Amadeu es sorprendente). Es uno de los espectáculos más conseguidos del director en los últimos años. Para su puesta en escena Boadella pone en práctica su sabiduría teatral (síntesis y economía de recursos, limpieza escenográfica...) y tiene el gran acierto de subir al escenario a los actores-cantantes con la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro, concediéndole a éste un papel dramático. La obra se ha repuesto en Madrid.


Jordi Galcerán

"El teatro es vivir otras vidas"

Autor. Burundanga



Jordi Galcerán ya ha dado sobradas pruebas de que en el reino de la comedia española, desde hace dos lustros, él es el rey. Con Burundanga consigue lo imposible: mofarse de un siniestro asunto político y moral que ni siquiera está cerrado en nuestro país: ETA. El autor reúne en un apartamento a un grupo de criminales, de los que se mofa sin compasión: los retrata como ridículos payasos sin cerebro ni ideología, que en su "hazaña" de secuestrar a un antiguo antifranquista, convertido hoy en empresario, demostrarán su total incompetencia e ignorancia, ya que es el empresario el que acaba dirigiendo su propio secuestro. El autor consigue eludir en un asunto de este calado la confrontación ideológica justificando las motivaciones de sus personajes por razón de sexo y amor. Y es que Galcerán crea situaciones descacharrantes con fórmulas jardielescas, como las escena inverosímiles y otras más costumbristas en línea con la comedia de Mihura. El éxito de la producción en Madrid, dirigida por Gabriel Olivares y todavía en cartel, se ha visto continuado con su reciente estreno en Barcelona, donde se anuncia como una "comedia "romántica".


Mario Gas

"El teatro es una habitación con vistas al interior del ser humano y al exterior, a lo que se cuece en la sociedad"

Director. Un tranvía llamado deseo



Hacía tiempo que Juanjo Seoane quería producir Un tranvía llamado deseo, para el que contó con Mario Gas, un director que ha explorado el gran teatro norteamericano en múltiples ocasiones: Eugene O'Neill, Arthur Miller, Tenesse Williams, hasta nuestros contemporáneos Tony Kushner y LaBute. Gas se mueve muy bien en el terreno de la tragedia y Un tranvía llamado deseo es uno de los grandes del género. Él ya había dirigido La gata sobre el tejado de zinc de Williams sin demasiada suerte; en esta ocasión reunió un elenco muy bien avenido y contundente, presidido por su siempre aliada y actriz excepcional Vicky Peña, y con Roberto Álamo, Ariadna Gil y Àlex Casanovas, entre otros. Gas apostó por una puesta en escena clásica, con un bello decorado y aderezada con unas filmaciones y composiciones musicales que ayudaban a comprender el paso del tiempo. Es difícil evitar comparar todo "tranvía" con el de la película de Kazan, como si ésta hubiera quedado como el canon. Gas se atrevió a desafiarlo y acertó.


Carmen Machi

"El teatro es un espacio de libertad brutalmente íntimo, en el que te desnudas sin ningún pudor ante la humanidad"

Actriz. Juicio a una zorra



El pasado año Carmen Machi participó en tres producciones teatrales -Falstaff, Agosto y Juicio a una zorra -, pero el jurado del Premio Valle-Inclán la ha seleccionado por su trabajo en esta última. Fue un espectáculo que Miguel del Arco escribió y concibió a su medida por encargo del Festival de Mérida. El desafío era grande. Por un lado, convertir en la princesa de Esparta a una actriz de físico tan alejado del ideal de belleza clásico con el que Helena de Troya ha sido inmortalizada en el arte. Por otro, se trataba de reescribir la historia de Helena y liberarla de la acusación de haber sido la causa que enfrentó a Troya con los aqueos. Con melena rubia, vestida de rojo y taconazos platino, Machi actúa como una Helena deslenguada que está por encima del bien y del mal. En la función ella conoce los poderes de una droga milagrosa que, administrada con vino, permite olvidarse del dolor. Con este planteamiento, la actriz se come al mito y ya sólo tiene que echar mano de su buen hacer para servirnos una Helena brillante y temperamental que acaba convenciendo al público con su historia. Y lo consigue con esa portentosa dimensión trágica que la caracteriza como intérprete. Eso sí, aderezada con las dosis de humor necesarias.


Paloma Pedrero

"El teatro es un impulso irresistible por transformar el dolor en belleza y hacer llegar al mundo esa transformación"

Autora y directora. En la otra habitación



Son pocos los autores que consiguen escenificar el teatro en el que creen. Paloma Pedrero pertenece a ese grupo. Con más de 30 obras escritas, su teatro es testimonial, plantea conflictos sociales tratados desde vivencias personales. En la otra habitación, cuya producción dirigió ella misma, indaga en las relaciones madre-hija, en el conflicto generacional. La obra nos habla de una mujer en la cuarentena de su vida, profesora, cuya relación matrimonial flaquea y que es madre de una hija de 18 años. El conflicto se desata mientras espera la llegada de un hombre, cita que su hija intenta frustrar. Porque hay una actitud de reproche en la hija, que cree que por escalar profesionalmente desatendió su cuidado. Pedrero aplica una estructura dramática clásica para recrear un ambiente misterioso, con giros inesperados. Es encomiable que esta producción "privada" se haya hecho con un doble reparto (las actrices tenían otros trabajos más alimenticios que atender): Maiken Beitia e Isabel Gálvez, para el papel de la madre, y Marta Castellote y Fabia Castro, en el de la hija. Los dos extraordinarios.


José María Pou

"El teatro es razón y emoción. Pero hay que emplearse a fondo para que sea también, y por encima de todo, conmoción"

Actor y director. Llama un inspector



Llama un inspector, del autor inglés J. B. Priestley, tiene una maquinaria dramática que funciona con la precisión de un reloj suizo. En manos de Pou, la carpintería de Priestley fue levantada con maestría en esta producción de Focus: imprimió a la acción un tempo que no permitía a ningún intérprete relajarse; el trabajo de texto era limpio y cristalino; las acciones estaban ejecutadas con precisión; la interpretación de los actores, llena de matices; y las líneas de tensión psicológica, bien ajustadas. Y él, en un personaje que le iba como anillo al dedo. No sólo por lo apropiado de su aspecto, también porque Pou disfruta con los personajes relacionados con los tribunales. La obra combina con eficacia elementos de la intriga policial con otros propios del melodrama. Presenta la historia de un inspector de policía (Pou) que interrumpe la pedida de mano de la hija (Paula Blanco) del aristocrático matrimonio Birling (Carles Canut y Victòria Pagès) para indagar a modo socrático sobre la implicación de la familia en el suicidio de una joven.


Aitana Sánchez-Gijón

"El teatro es ritual de comunicación, un espacio de expresión, de reflexión, de gozo, en el que cada día todo sucede por primera y única vez"

Actriz. Santo



Santo ha sido una de las propuestas escénicas más originales del año, un tríptico en torno a cómo alcanzar la virtud escrito por tres autores (Ignacio del Moral, Ignacio García-May y Ernesto Caballero). Esta miniatura escénica fue protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón, que dio vida a tres personajes distintos que le permitieron lucirse a poca distancia del público. De esta forma fue misionera activista en el Amazonas, coleccionista de reliquias con un aire malvado y, por último, Edith Stein, monja carmelita de origen judío que murió en Auschwitz y que hoy es patrona de Europa. La actriz se movía con convicción en el registro dramático de los tres personajes, ella era la columna vertebral del espectáculo en el que le daba réplica un también excelente José Luis Esteban.


Alfredo Sanzol

"El teatro es la forma que tengo de conocer la vida"

Autor y director. En la luna



Decir de un autor que tiene un mundo propio es reconocerle la cualidad de que es original y de que, además, su universo literario resulta atractivo para los ajenos. La aparición de Sanzol es una de las mejores noticias que se han dado en el teatro español del último lustro. Sus obras se arman por la conjunción de sketches, sin aparente conexión, aunque luego una corriente subterránea los una. Algunos críticos le reprochan no haberse medido con una obra articulada, como si Chéjov no fuera un excelente narrador por haber brillado como cuentista y no como novelista. Con En la luna Sanzol cierra su tríptico dramático que inició con Sí pero no lo soy y continuó con Días estupendos. Es un ramillete de catorce piezas breves que tienen en la transición política su nexo. Personajes reales en situaciones inverosímiles, personajes surreales en conflicto con la vida misma, siempre tratados con ternura y amor, a veces también con crueldad, y lo que tanto agradece el público, con humor. Sanzol también ha demostrado su talento como director, pues es en el escenario donde acaba de perfilar sus historias y a sus personajes. Hay que ver a la media docena de intérpretes de En la luna (Juan Codina, Palmira Ferrer, Nuria Mencía, Luis Moreno, Jesús Noguero y Lucía Quintana) cambiando de personaje cada quince minutos para darse cuenta de que son relevo de la gran generación de cómicos de los 50.


Julieta Serrano

"El teatro es un cauce donde fluye y se expresa la vida"

Actriz. La sonrisa etrusca



En sus años mozos la afición iba a ver a Julieta Serrano esperando que alcanzara en escena "el éxtasis", una especie de halo que asomaba a veces en sus actuaciones. Hoy es un regalo seguir viéndola en los escenarios, con su gran sabiduría y su saber estar. En la adaptación teatral de Juan Pablo Heras de La sonrisa etrusca, original de José Luis Sampedro, borda su papel de Hortensia. Ella es una dulce y tierna mujer amalfitana que consigue enamorar al tosco campesino Salvatore (Ernesto Alterio) llegado a Milán procedente de Calabria. La obra es una fábula sobre el amor, sobre cómo Salvatore se abre a los sentimientos al final de su vida, gracias a la intervención de su nieto, un bebé de año y medio, y de Hortensia, primero amiga y luego amada. La naturalidad y la serenidad con la que Julieta da vida a esta mujer, que ha comprendido que la vida es luz y sombra, se ve confirmada con los emocionantes momentos que procura. Al final, Salvatore es recuperado por esta especie de "hada madrina", que consigue cambiarle los esquemas que habían presidido hasta ahora su vida y mejorar así el final de sus días.


Gerardo Vera

"El teatro no informa ni propone soluciones, nos permite profundizar en aspectos únicos de la experiencia humana"

Director. Agosto



Hay un momento en la función de Agosto en el que Amparo Baró, en su papel de matriarca, exclama: "Después de tanto tiempo, ya era hora de que disfrutásemos de una reunión familiar". Es precisamente lo que Gerardo Vera ha ofrecido con esta gran producción del Centro Dramático Nacional: cuatro horas de talento y emoción al hilo de un melodrama familiar. Gran parte de su acierto reside en los trece actores que reunió, pertenecientes a varias generaciones. Glosada anteriormente a una de las protagonistas (Baró), hay que mencionar a Carmen Machi, a Alicia Borrachero, a Antonio Gil, a Sonsoles Benedicto, a Marina Sereseski, a Irene Escolar, a Gabriel Garbisu, entre otros. La obra tiene dos partes: en la primera, Baró lleva las riendas de la función, hasta que Machi, que interpreta a su hija Barbara Fordham, en duelo interpretativo con su madre durante la cena que tiene lugar, exclama: "¡Aquí mando yo!". Entramos así en la segunda parte, ya terreno apropiado por la actriz de Getafe, que hace y deshace con energía y víscera. La factura del espectáculo es impecable, con un artefacto escénico que reproduce el interior de una gran casa, obra de Glaenzel. Hay proyecciones de imágenes y una banda sonora elegida con gusto. Lo importante, como ya se ha dicho, es el trabajo de los actores, tan compenetrados y que Vera dirigió con mano segura.