
Cuyler Ballenger interpreta a uno de los soldados de la unión en 'Los malditos'
'Los malditos': una inmersión realista en el horror de la Guerra de Secesión
El trabajo de cámara de Roberto Minervini, preciosista y etéreo, con composiciones de gran belleza, introduce un elemento místico al conjunto.
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Una jauría de lobos devorando tranquilamente a un ciervo durante un par de minutos. Así arranca Los malditos, de Roberto Minervini (Ferro, Italia; 1970), con esa expresiva representación de la ley natural en el reino animal, donde la muerte de una criatura simplemente forma parte del ciclo de la vida, sin dramas ni culpas.
Pero la muerte, cuando se trata de seres humanos, es otra cosa, incluso en la guerra. En una situación precaria, sin apenas provisiones y bajo la nieve, los soldados que conforman la unidad de voluntarios del ejército estadounidense que protagoniza la película, inmersos en la empresa de cartografiar y defender las tierras inexploradas del salvaje oeste en 1862, en pleno conflicto civil, comienzan a cuestionar su misión y sus creencias mientras son asediados por un enemigo sin rostro, quizá el bando contrario o simples bandidos. Pero ¿se puede luchar por la supervivencia cuando se ha perdido la fe y el propósito?
El cineasta italiano, residente en EE.UU. desde los 90, reflexiona sobre estas cuestiones en Los malditos, aunque quizá lo que nos seduce del filme tenga más relación con la forma. Valiéndose de su experiencia en el documental, con películas como Stop the Pounding Heart (2013) o The Other Side (Louisiana) (2015) que abordan la cara oculta del sueño americano en el deprimido sur, Minervini plantea una puesta en escena estrictamente realista.
Nos encontramos con actores no profesionales que aportan gran verdad a los taciturnos hombres que interpretan. Estos, durante buena parte del metraje, matan el tiempo en labores de intendencia, rastrean el horizonte en busca de amenazas o mantienen conversaciones intrascendentes.
Sin embargo, el trabajo de cámara, preciosista y etéreo, con composiciones de gran belleza que dejan los impresionantes escenarios naturales de Montana algo borrosos en los márgenes, introduce un elemento místico al conjunto, como si fuera una deidad implacable la que se divierte observando las penurias de los soldados, en consonancia con el estilo espiritual de Terrence Malick.
Ciertamente, a algunos espectadores quizá les cueste entrar en el parsimonioso ritmo de Los malditos, pero el filme guarda una recompensa a mitad de metraje, cuando es atacado el campamento y se produce una breve y tensa escaramuza en la que los soldados de la Unión se dispersan mientras son acribillados, sin que Minervini nos muestre nunca a un enemigo que rehúsa el combate cuerpo a cuerpo.
Uno de los personajes declinará defenderse, a pesar de ser uno de los más habilidosos con las armas, tratando de pasar desapercibido, escondido en el precario hueco del tocón de un árbol. Una imagen en donde se concentra el discurso humanista y antibelicista del filme.
Los malditos
Dirección y guion: Roberto Minervini.
Intérpretes: Jeremiah Knupp, Cuyler Ballenger, René W. Solomon, Noah Carlson, Timothy Carlson, Judah Carlson, Bill Gehring.
Año: 2024.
Estreno: 30 de mayo