Vicky Krieps y Ronald Zehrfeld protagonizan 'Viaje hacia el desierto'

Vicky Krieps y Ronald Zehrfeld protagonizan 'Viaje hacia el desierto'

Cine

'Viaje hacia el desierto': la pasión imposible de dos escritores

Margarethe Von Trotta aborda el tóxico romance que mantuvieron Ingeborg Bachmann y Max Frisch, de 1958 a 1962, viviendo en Zúrich y en Roma.

19 enero, 2024 01:22

En su primer encuentro, el escritor Max Frisch le dice a la poeta Ingeborg Bachmann: “Los hombres no conocen a las mujeres, por eso es importante que se representen a sí mismas”.

La última película de la casi legendaria Margarethe Von Trotta (Berlín, 1942), celebrada como la única voz femenina del llamado Nuevo Cine Alemán, recorre el amor imposible y suicida de ambos escritores desde la representación de una clase de libertad visionaria, la que condujo a Bachmann a convertirse con los años en una suerte de icono feminista, abanderada de una emancipación que en su tiempo no tenía cabida más allá del ambiente bohemio, culto y librepensador que retrata el filme.

A lo largo de su admirable filmografía, que arrancó codirigiendo junto a su entonces marido, Volker Schlöndorff, El honor perdido de Katharina Blum (1975), durante cinco décadas, no son pocas las vidas de otras mujeres relevantes del siglo pasado que la cineasta alemana ha llevado a la pantalla.

Podríamos pensar que Viaje hacia el desierto culmina una suerte de cuadratura empeñada precisamente en la importancia de que las mujeres se representen a sí mismas, aunque sea a través de ciertos iconos culturales, como fueron Rosa Luxemburgo (1986), Hildegard von Bingen en Visión (2009) y Hannah Arendt (2012).

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Un universo filmográfico en el que también con Las hermanas alemanas (1981), acaso uno de sus logros más memorables, llevó a la pantalla la crónica de una periodista y una terrorista batallando desde sus barricadas por los derechos de la mujer.

La espina dorsal en el relato de Viaje hacia el desierto es el tóxico romance que mantuvieron Bachmann y Frisch, de 1958 a 1962, viviendo en Zúrich y en Roma, si bien el punto de fuga de ese relato construido mediante saltos adelante y atrás en el tiempo es el desierto egipcio al que viajó Bachmann junto al periodista Adolf Opel tras la ruptura, en una suerte de retiro y reencuentro espiritual con su libertad.

Mediante diversos encuentros también con el compositor y ex amante Hans Werner Henze, especie de consultor sentimental y colaborador creativo, la crónica del romance imposible se centra en el punto de vista de la poeta, en su deseo y necesidades interiores, si bien el filme no se preocupa en exceso por subrayar las aportaciones de Bachmann a la cultura europea.

Es su corazón doliente y su mente torturada lo que parece interesarle a Von Trotta. En todo caso se agradece que no arroje su foco a la trágica decadencia de la escritora hacia su desaparición alcoholizada y adicta a las pastillas, sino más bien hacia su sentido de la emancipación y anhelos por el amor y el respeto de los hombres, tanto en la vida como en la literatura.

Filmado con sobriedad, con más oficio que inspiración, tampoco se deja deslizar el filme por los recurrentes ecos a una obra que se debe espejar necesariamente en el trayecto biográfico, de modo que el guion, escrito por la propia directora, no permite que las palabras de su exigente poesía carguen de forma indiscriminada la pantalla, sino que más bien los versos y lecturas de sus obras (entre ellos el famoso discurso en Berlín titulado La verdad es soportable para la Humanidad) fluyen en el relato con un sentido instrumental.

El gran talento para las estructuras narrativas de la autora de La africana (1991) se manifiesta a partir de un rompecabezas que enlaza esas constantes basculaciones en el tiempo y el espacio para que se armonicen con el vaivén emocional de la protagonista, de tal suerte que un bloque ilumine el otro, encontrando su identidad en ese punto de fuga que representa el desierto blanco.

Poder de seducción

La magnética presencia de una actriz que convierte en material inflamable todo lo que toca, cualquier rol que interprete, eleva sin duda el interés de la película y del personaje. En la piel de la políglota Vicky Krieps, la fragilidad y la energía del personaje se diluyen en un poder de seducción que enciende la pantalla y traspasa la sensualidad del personaje que incorpora.

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Bachmann transita por los planos de la película casi como un fantasma del deseo a cuyos pies caen todos los personajes masculinos. Impulsiva y atormentada, es como un pájaro siempre dispuesto a volar cuando siente que su amante Max Firsch, interpretado con cierta petulancia por Ronald Zerfehld, quiere encerrarla en su confortable jaula de cristal, celoso de la popularidad que ha adquirido la poeta.

En cualquier caso, como suele ser habitual en este tipo de biopics bienintencionados pero carentes de visión poética, Viaje hacia el desierto no termina de abrir un canal de profundo conocimiento en la obra de Bachmann. En este sentido estaría más cerca de la mediocre Sylvia (2004), en la que Gwyneth Paltrow interpetaba a Sylvia Plath, que a Historia de una pasión (2016), el magnífico acercamiento de Terence Davies a los versos y la tragedia de Emily Dikinson.

“No lo hicimos bien”

Ingeborg Bachmann (1926 -1973) y Max Frisch (1911-1991) se conocieron en el verano de 1958. Ella era una de las poetas más destacadas en lengua alemana, miembro del Grupo 47, del que formaban parte Heinrich Böll, Paul Celan y Günter Grass.

Frisch, por su parte, era uno de los dramaturgos más famosos de posguerra, autor de obras como La muralla china. Él dio el primer paso: tras escuchar la obra de radio de Bachmann El buen Dios de Manhattan, le escribió una carta diciéndole lo importante que era que “la otra parte, la mujer, se exprese”.

Cuando se conocieron, el 3 de julio de 1958 en París, no pudieron separarse en una semana. Se hicieron pareja y así permanecieron durante cuatro años, aunque ella estaba preocupada por su su libertad. Su relación, intermitente y apasionada, les llevaría a vivir juntos en Zurich y Roma, hasta la traumática ruptura.

Durante más de 30 años la familia de Bachmann mantuvo sus casi 300 cartas a Frisch bajo llave, pero en 2022 fueron publicadas. ¿Su título? No podía ser otro: No lo hicimos bien. Nuria Azancot

Viaje hacia el desierto

Dirección y guion: Margarethe Von Trotta.

Intérpretes: Vicky Krieps, Ronald Zehrfeld, Tobias Resch, Basil Eidenbenz, Luna Wedler, Renato Carpentieri, Nickel Bösenberg y Stefano Bernardin.

Año: 2023.

Estreno: 19 de enero