Fotograma del filme 'Creatura', de Elena Martín Gimeno.

Fotograma del filme 'Creatura', de Elena Martín Gimeno.

Cine Opinión

'Creatura', el regreso de la mujer pantera

El escritor Gustavo Martín Garzo indaga sobre la visión del cuerpo y del deseo sexual femeninos en la última película Elena Martín Gimeno, una de las sorpresas del cine español en 2023.

29 diciembre, 2023 02:32

Hay una relación más física que la que un adulto mantiene con el niño que cuida. Duerme a su lado, lo cobija en su pecho para darle calor, lo baña, juega con él. Y en esos juegos hay todo lo inimaginable: besos, cosquillas, gemidos de placer, las más atrevidas caricias. Solo los amantes, en sus noches más ardientes, llegan tan lejos. Mas al contrario que estos, y por una razón incomprensible para el pequeño, que sin duda, y a causa de la sensibilidad de esa zona de sus cuerpos, no hay nada que desee más, ese adulto loco de amor elude jugar con sus genitales.

Y puede que sea ahí donde empiecen todos los problemas que hombres y mujeres tendrán luego con su sexo, que será siempre para ellos esa parte de sus cuerpos que sus madres, tan atrevidas y vehementes en sus caricias, renunciaron a explorar cuando eran niños sin explicarles por qué. Lo que hace que desde que empiezan a tener conciencia de sí mismos sus corazones se llenen de preguntas. Por ejemplo, por qué se detenían ahí, y por qué, si acaso en un descuido llegaban a tocar esas partes de su cuerpo, enseguida apartaban las manos avergonzadas.

Ese enigma nunca aclarado será la causa de que la sexualidad humana sea ese espacio para la interrogación y el desvarío que nunca dejará de ser. Eso es el sexo en ese momento inicial, el lugar donde han callado las madres, que estas renunciaron a explorar por el temor a despertar ese cuerpo que se esconde en el nuestro y que, a causa de su irresistible vitalidad, nos atrae y repele a la vez porque no sabemos qué quiere. Es del cuerpo que esas caricias despiertan del que habla Elena Martín en Creatura, su segunda y extraordinaria película.

Elena Martín nos invita a la reflexión sin decirnos qué camino seguir. Se limita a recordarnos nuestra condición de criaturas

La película se abre con Mila, la protagonista, masturbándose de espaldas a la cámara. Es una niña de tres o cuatro años, y la escena sobrecoge por su imprevista obscenidad, como inevitablemente sobrecoge a los padres el descubrimiento de la sexualidad temprana de sus hijos. Tal es el significado de la palabra obsceno: lo que debió permanecer oculto. Definición que coincide extrañamente con el concepto freudiano de lo siniestro: que no proviene de casa, que no es familiar. Ese algo escondido dentro de casa que nunca debió salir a la luz.

A todos los padres les perturba la aparición de la sexualidad en sus hijos, especialmente cuando estos aún son niños, pues implica la aparición de ese cuerpo herido por el deseo que como las fieras salvajes solo quiere satisfacer su apetito. Y es en su infancia, cuando Mila descubre en ella ese cuerpo del que sus padres se niegan a hablar, que una vez descubierto le acompañará a lo largo de la vida, y cuyas llamadas no podrá desatender. Y ella acudirá a su encuentro como esos seres que en la noche abandonan su casa, el mundo de razón para atender la llamada de lo Otro. Soy tu melliza oscura, le dice. Siempre que te llame tendrás que venir a mí, ya que formamos un único ser. Solo yo puedo decirle quién eres de verdad.

La película seguirá la aparición de ese cuerpo en tres períodos de la vida de Mila. Cuando es una niña, en su adolescencia y, finalmente, en el presente, cuando ya convertida en una mujer adulta se instala con su pareja en la casa donde pasó su infancia. La vuelta a esa casa familiar reaviva los viejos fantasmas que poblaron su mente de niña y adolescente llevándola a internarse en ese mundo de la noche y la oscuridad que es el mundo del cuerpo herido por el deseo. Es su regreso al mundo del mito, el mundo de la metamorfosis y de los deseos inaplazables lo que queda subrayado por esos eczemas que surgen en su piel a causa de la excitación que provoca en ella ese regreso.

No es un capricho que Elena Martín haya querido titular así su película. La palabra criatura tiene varias acepciones en nuestra lengua. Todas ellas remiten a un ser que aun no se ha desvinculado de la creación, que no ha perdido por tanto sus vínculos con el mundo de la naturaleza y el mito. “En relación a Dios –se lee en el diccionario de la RAE–, cualquier cosa creada”. Por ejemplo, un niño, un ser inocente, que no sabe renunciar a sus deseos, lo que llevará fatalmente a la transgresión del orden familiar y social.

Y ese ser es el que regresa a Mila cuando ya adulta se instala en la casa familiar con su pareja. Su cuerpo vuelve a ser el de Psique buscando en la noche al dios del deseo. “Sólo lo que se nombra existe –afirma Elena Martín en una reciente entrevista–. Es importante llamar vulva a la vulva para que exista”. Y ese era el nombre que Mila niña no dejaba de decir, ante la turbación de sus padres, mientras su cuerpo se llenaba de eczemas, símbolo de su regreso al mundo monstruoso y libre de las criaturas. Soy Psique, no soy Mila, vuestra hija. Mi vulva es la cueva donde me reúno con Eros, el dios del deseo.

La palabra monstrum tenía en latín un sentido religioso. Denotaba un prodigio, un suceso sobrenatural que testimoniaba una señal de los dioses. Por eso, al comienzo de la película, cuando acaban de instalarse en la casa familiar, Mila le pide a su pareja una y otra vez que la mire mientras realizan el acto sexual. Porque esa excitación despierta a la criatura que vive en ella, y que la enfrenta al reino de la identidad y de la razón. No hace falta ser muy perspicaz para ver detrás de las imágenes de la película de Elena Martín una versión nueva del mito de la mujer pantera, la película de Jacques Tourneur, donde una mujer se transforma en una pantera cuando se siente dominada por la excitación sexual. Eso es ser un monstruo, alguien que no sabe renunciar a su deseo.

Una parte del cine actual malvive en un plano de realismo cargado de estereotipos y clichés, empeñado en decirnos lo que debemos pensar y decir. Elena Martín no hace eso en su cine. Nos invita a la reflexión sin decirnos qué camino debemos seguir. Se limita a recordarnos nuestra condición de criaturas que no han terminado de separarse de ese mundo anterior al logos del que proceden, y a hablar de ese difícil tránsito del mundo del mito al mundo de la historia. Es lo que quiere Psique cuando, desafiando la prohibición de Eros, enciende a escondidas su lámpara para ver quién duerme a su lado.

[La española Elena Martín gana el premio al mejor filme en la Quincena de Realizadores de Cannes]

No se conforma con sus encuentros en la cueva oscura del deseo, sino que quiere también tenerle a su lado cuando despierta. Es decir, enseñarle a hablar. Mila no quiere otra cosa, por eso, al final de la película, llevada por la excitación que le ha causado su encuentro con un antiguo conocido, le pide a su pareja que se olvide quién es, de quién es ella, para comportarse como dos extraños. Le pide abandonar el reino de la identidad para adentrarse juntos en ese otro de las metamorfosis que reclama el deseo para cumplirse. Transformar esa aventura en un cuento. Los mitos nos enmudecen, nos ponen en contacto con el misterio; los cuentos nos enseñan a hablar. Mas su pareja, a quien le asusta el juego, se apartará de su lado dejándola sola en el mundo mudo de las criaturas.

Toda la película gira sobre el misterio de la sexualidad humana. “Es en el terreno del sexo – escribe Foucault– donde se ocultan las partes más secretas del individuo: la estructura de sus fantasmas, las raíces de su yo, las formas de su relación con lo real. En el fondo del sexo, la verdad”. Será la búsqueda de esa verdad, de esa melliza oscura, la única apuesta de esta película tan perturbadora como llena de belleza.
Meter el lobo en casa y aprender a jugar con él, tal es la verdadera aventura de la sexualidad humana. Transformar el cuerpo mudo del deseo en el cuerpo que habla del amor.

Gustavo Martín Garzo es escritor. Su último libro es la novela El último atardecer (Galaxia Gutenberg). Creatura puede verse en Filmin y Rakuten TV. La película de Elena Martín ha recibido cuatro nominaciones a los premios Goya: mejor dirección, mejor actriz revelación, mejor actriz de reparto y mejor actor de reparto.

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