Vicente Villanueva en el rodaje de 'La ternura'. Foto: Mika Pasco

Vicente Villanueva en el rodaje de 'La ternura'. Foto: Mika Pasco

Cine

Vicente Villanueva adapta 'La ternura', la obra de teatro de Alfredo Sanzol: "En el cine todo es truco"

El director lleva a la gran pantalla uno de los grandes fenómenos teatrales de los últimos años, inspirado en las comedias de Shakespeare

29 septiembre, 2023 02:13

La ternura es uno de los grandes fenómenos teatrales de los últimos años. Su autor, Alfredo Sanzol, alimentaba la obra con la luz que han transmitido las comedias de Shakespeare a las sucesivas generaciones, dando lugar a un carrusel de gags, cambios de género, entradas, salidas, carreras…

La ternura narra la historia de una Reina algo maga (Emma Suárez) y sus dos hijas princesas (Alexandra Jiménez y Anna Moliner) que viajan en la Flota de Indias para casarse en matrimonios convenidos por el Rey. La Reina Esmeralda odia a los hombres porque siempre han condicionado su vida y le han quitado la libertad, así que no está dispuesta a que sus hijas tengan el mismo destino que ella. Cuando la Flota pasa cerca de una isla que la Reina cree desierta invoca una tempestad que hunde el barco en el que viajan.

Su plan es quedarse a vivir en esa isla con sus hijas para no volver a ver un hombre en su vida. El problema es que eligen una isla en la que desde hace veinte años viven un leñador (Gonzalo de Castro) con sus dos hijos (Fernando Guallar y Carlos Cuevas) que huyeron allí para no volver a ver una mujer en su vida. Así comienzan las aventuras, los líos, los enamoramientos y las confusiones.

Hablamos con el director del filme, Vicente Villanueva (Valencia, 1970), especializado en adaptaciones teatrales (Toc Toc, 2017) y comedias (Sevillanas de Brooklyn, 2021; El juego de las llaves, 2022), sobre los retos que implicaba la adaptación, el papel que ha jugado Alfredo Sanzol en el proyecto y sobre la vis cómica de Emma Suárez.

Pregunta. En su filmografía tiene mucho peso el teatro. Ya adaptó Toc Toc y su anterior película, El juego de las llaves, estuvo escrita por una reconocida dramaturga como Marta Buchaca. Ahora adaptas la obra de Alfredo Sanzol. ¿A qué se debe este interés por las tablas?

Respuesta. Siempre he estado muy vinculado al teatro, pero realmente se ha dado por casualidad. Después del éxito de Toc Toc, el productor David Naranjo me habló de Afredo Sanzol y estudiamos la posibilidad de adaptar alguna de sus obras. Cuando vi La ternura, enseguida pensé que ahí había una película de las que ya no se hacen: muy rara y muy grande. Lo tuvimos claro y fuimos a por ello. Hemos tardado cinco años en levantar el proyecto. Aunque tiene un origen teatral, muy shakesperiano, es una película que funciona de manera independiente, muy visual y muy divertida. No tiene nada que ver con el tipo de adaptación teatral hecha en un único espacio.

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P. ¿Cómo recuerda la primera vez que vió La ternura?

R. La vi en La Abadía y me divirtió, me gustó mucho. Es verdad que fui con el ojo de director de cine activado, con cierta frialdad, escrutando las posibilidades de adaptación, porque la gente ya me había comentado que sería complicado.

P. ¿Qué dificultades implicaba adaptar la obra al cine?

R. Eran varias. Para empezar, hay licencias teatrales que no funcionan en pantalla y también es necesario ajustar algunas cuestiones del argumento. Además, había que mezclar la parte fantástica con la de aventuras, la dramática con la cómica… Tiene todos los elementos de una buena obra de Shakespeare. Incluso llegué a pensar que hubiera estado bien que acabara mal, de una manera más dramática, para dejar al espectador pegado a la butaca. Pero me encanta también el final de Sanzol, un poco de vodevil, un homenaje a El sueño de la noche de verano. Pero me interesaba ir cambiando géneros, sin que el espectador se diera cuenta.

P. ¿Cuál ha sido la implicación de Alfredo Sanzol en el proyecto?

R. En ningún momento pidió chequear el guion ni nada de eso, ha sido súper generoso. Ha confiado plenamente en lo que iba a hacer. Ya ha visto la película y me dijo que le había gustado, y lo sentí realmente sincero. Sí que es consciente que es un lenguaje distinto y que necesariamente había que apostar por unas cosas y dejar otras. Hay que ir a la esencia para ganar ritmo y acción y para potenciar la parte visual.

P. Más allá de su sinopsis, ¿de qué trata La ternura?

R. Yo creo que trata una cuestión muy freudiana y universal: la muerte metafórica de los padres. Los padres cargan una mochila que tarde o temprano tratan de lanzar sobre sus hijos, una serie de prejuicios y malas experiencias. Pero los hijos, cuando son adolescentes, se revelan y quieren independizarse de esa programación a la que los han sometido. Lo interesante es que esos hijos crecen y, como si fuese una maldición, acaban convirtiéndose en sus propios padres, como en una especie de posesión. Entonces, puede que estas princesas y estos leñadores terminen llevándose mal y también programen a sus hijos en contra de los hombres y las mujeres, respectivamente.

P. En esta lucha de sexos que plantea el filme, ¿tenía alguna referencia de otras películas?

R. Sobre todo, las obras de Shakespeare. Sanzol coge un poco de aquí y un poco de allí y lo bonito es que La ternura recuerda a muchas obras pero con un argumento nuevo y original. Shakespeare está en el inconsciente colectivo. Hemos pensado en películas como Shakespeare in Love (John Madden, 1998), Into the Woods (Rob Marshall, 2014) o La princesa prometida (Rob Reiner, 1987) a la hora de imaginar el mundo que queríamos crear. La película se desarrolla en un isla, en una época concreta, que no es realista pero es muy reconocible. Lo importante es que la vertiente fantástica tuviera vida y que los diálogos más teatrales bajaran a la tierra para que transmitieran verdad.

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P. ¿Fueron importantes los ensayos?

R. Si, ha sido el aspecto más laborioso y más bonito de todo el proceso, fueron muy concienzudos y llevábamos todo muy coreografiado. Los actores estaban muy predispuestos y sabían la nota que estábamos tocando. La película la hemos rodado en muy poco tiempo, en seis semanas y un día, con mucho esfuerzo. Tuvimos algunos contratiempos.

P. ¿Cuáles fueron esos contratiempos?

R. En seis semanas rodamos en Canarias, Madrid y República Dominicana, con todo lo que acarrea eso en desplazamientos. En Canarias sufrimos un huracán, una dana, se nos inundó el decorado, casi se nos quema la cabaña… Es lo que tiene jugar con magia y llegar al rodaje sin habernos protegido con ningún ritual. En República Dominicana estuvimos dos semanas y fue llegar y rodar, con un equipo nuevo, todo muy complicado. Grabamos en plena naturaleza, con pocas horas de luz, con mucha humedad. Los actores tardaban mucho tiempo en caracterizarse y las chicas llevaban ropa que no era cómoda. Había que adaptarse, pero esa es la aventura. Ha sido nuestro Vietnam, nuestro Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979).

El reparto de 'La ternura', con Emma Suárez en el centro

El reparto de 'La ternura', con Emma Suárez en el centro

P. Hay un gran despliegue de efectos visuales..

R. Había que hacerlo así. Estábamos haciendo una película fantástica y teníamos que confiar en que los efectos funcionaran. Esta película no es muy cara, está rodada en pocos espacios, pero está hecha para que luzcan al máximo. Ha sido un buen ejercicio de estilo: con estos medios hay que hacer una película que parezca grande, tanto en los efectos como en las localizaciones. Trabajando así te das cuenta de que en el cine todo es truco. Creo que al final hemos logrado darle esa pátina de película de serie b de los años 70.

P. Quizá lo que más sorprenda del reparto sea la vis cómica de Emma Suarez, a la que solemos ver en papeles dramáticos…

R. Es sorprendente ver lo que se lanza, lo payasa que es y el oficio que tiene. Ha sido fantástico trabajar con ella, verla tan cómoda en un código tan divertido.