Ethan Hawke en el Doré. Foto: Filmoteca Española

Ethan Hawke en el Doré. Foto: Filmoteca Española

Cine

Ethan Hawke, la estrella humilde de Hollywood, de visita en Madrid: "No quiero ser recordado"

El actor, que acaba de finalizar el rodaje del nuevo corto de Almodóvar, visita la Filmoteca Española para presentar 'Blaze', en la que ejerce de director 

5 septiembre, 2022 15:35

A las ocho de la tarde de este domingo, Ethan Hawke hacía su aparición en la sala principal del Cine Doré y el público le dedicaba una estruendosa ovación, probablemente una de las más sinceras de la historia de la carismática sede de la Filmoteca Española. Y es que es difícil encontrar una estrella de Hollywood que resulte tan sencilla y cercana, y que provoque ese consenso de admiración y simpatía entre los espectadores.

Su presencia en España responde al rodaje del nuevo corto de Pedro Almodóvar, Extraña forma de vida, un wéstern rodado en inglés en el que también participa Pedro Pascal. El actor llegó al Doré -acompañado del director manchego, de su hermano Agustín Almodóvar y de Esther García, la plana mayor de la productora El Deseo- para presentar la última de las tres películas que ha dirigido, Blaze (2018). Se trata de un biopic sobre el legendario cantante y compositor de música country Michael David Fuller, conocido artísticamente como Blaze Foley.

“Él representa las dos vertientes de la creatividad humana”, explicaba después de la proyección en un coloquio con el público. “Por un lado, simplemente quería vivir en su casa del árbol, rodeado de naturaleza, cantando canciones. Pero también tenía una parte narcisista y autodestructiva. Con ambas vertientes podía producir gran arte, pero era la narcisista la que le llevaba a querer ser una leyenda. Todos lidiamos con esa idea de vernos en tercera persona, pero yo no quiero ser recordado, prefiero que me olviden. Para mí la vida es saber disfrutar del momento en el que vives”.

A lo largo de unos 30 minutos, un sonriente Hawke estuvo respondiendo a las cuestiones del público. En un momento dado, le ofrecieron una guitarra acústica para que interpretara una canción -Hawke toca varios instrumentos-, algo que rechazó con humor, y para contestar una enrevesada pregunta sobre dirección pidió ayuda a Almodóvar, que en un esforzado inglés le echó un capote.

“Acabamos ayer a la una de la mañana el rodaje del corto”, dijo el director de Dolor y gloria (2019). “Estoy obsesionado con lo que hago cada día y muy orgulloso de haber trabajado contigo, y con Pedro Pascal. Ha sido muy difícil hacer una película como esta, de género, que es un wéstern. Espero que podamos trabajar juntos muchas más veces”.

Pedro Almodóvar durante el coloquio con Ethan Hawke. Foto: Filmoteca Española

Pedro Almodóvar durante el coloquio con Ethan Hawke. Foto: Filmoteca Española

Músicos y actores, mismo ADN

Película independiente, de presupuesto muy ajustado, Blaze cuenta la historia de un hombre que compuso un puñado de canciones que nunca llegó a grabar en estudio –ya que él mismo se encargó de arruinar todas las ofertas que le hicieron–, pero que acabó siendo reivindicado tras su trágica muerte a los 39 años, en una absurda disputa, cuando grandes figuras del outlaw country como Merle Haggard, John Prine y Lyle Lovett comenzaron a interpretar y a grabar algunas de sus creaciones. En el filme, el músico Ben Dickley interpreta al malogrado Foley.

“Actuar es actuar es actuar…”, explica Hawke. “Los músicos pueden muy fácilmente canalizar su arte a través de la actuación, del mismo modo que lo hacen a través de la música, y la idea de utilizar a músicos como actores en el filme estaba en el ADN de la película”.

A pesar de jugar en la liga del star-system americano -ha protagonizado taquillazos de acción como Training Day (Antoine Fuqua, 2001)-, Ethan Hawke nunca ha dejado de lado el cine independiente, ha buscado siempre trabajar con grandes maestros -de Peter Weir a Abel Ferrara, pasando por Robert Redford, Alfonso Cuarón, Sidney Lumet, Pawel Pawlikowski, Paul Schrader, Hirokazu Kore-eda…-, ha apoyado a los jóvenes talentos e incluso ha sabido divertirse en películas de terror como Sinister (Scott Derrickson, 2012) o de ciencia-ficción como Predestination (The Spierig Brothers, 2014).

“Una de las bendiciones de la vida de un actor es poder conocer sets de rodaje muy diferentes”, comentaba en el Doré. “Martin Scorsese, por ejemplo, solo conoce sus propios sets. Pero yo he visto cómo trabajan directores muy diferentes entre sí y algunas de sus ideas me hablaban directamente y he podido robarlas. Pero si algo he aprendido viendo a los grandes trabajar es que no hay una única manera de hacer una película. Eso sí, creo que las escuelas de cine deberían enseñar también interpretación. Muchos de los grandes cineastas de la historia son también actores, la lista es muy larga. Ambas son artes interpretativas con muchas conexiones”.

Ethan Hawke entrando en la sala principal del Doré. Foto: Filmoteca Española

Ethan Hawke entrando en la sala principal del Doré. Foto: Filmoteca Española

Si alguien ha marcado la trayectoria de Hawke es sin duda Richard Linklater, con el que ha trabajado hasta en nueve ocasiones, con papeles tan memorables como el Jesse de la trilogía Antes del… o el padre Boyhood (2014), película que rodaron durante 12 años.

“En muchos sentidos es mi mejor amigo y ha formado parte de mi educación y mis pensamientos sobre cine”, aseguraba Hawke. “Le comenté que quería jugármela con esta película independiente, con 300.000 dólares de presupuesto, y él me dijo que tenía que hacerla como si tuviera 19 años. Si hubiese actuado como si estuviera en un set de Peter Weir, me hubiese vuelto un gruñón miserable, pero necesitaba ser tan humilde como un estudiante. Por eso es el mejor consejo que un amigo puede darte. Además, es una película sobre música country, que se hace con tres acordes y una verdad, y de alguna manera quería hacer lo mismo”.

Por último, cuestionado sobre la situación del mundo en la actualidad, Hawke recomendó al público abrazar los cambios. “Como seres humanos siempre estamos en crisis”, comentaba. “Vivimos un continuo cambio en la manera en la que las historias son contadas y vistas. Estar enfadado porque las cosas sean diferentes a cuando tenías 18 años es un error. Hay que recordar y valorar las experiencias pasadas y tratar de traerlas al presente. El paisaje político y el mundo también están en crisis continuas y nuestro trabajo es responder a ellas con el arte. No hay que dejar que los intereses comerciales dicten las historias que vamos a contar".

"Al final es muy valioso que estemos en este teatro viendo una película juntos y hablando de ella, independientemente de que sea buena o mala. Es valioso que tengamos esta experiencia de imaginación compartida y que por dos horas no estemos mirando el móvil”, remató el actor.