Pascal Nzonzi, Salimata Kamate, Chantal Lauby y Christian Clavier en 'Dios mío,  ¿pero qué nos has hecho?'. Foto: Arnaud Borrel

Pascal Nzonzi, Salimata Kamate, Chantal Lauby y Christian Clavier en 'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?'. Foto: Arnaud Borrel

Cine

Philippe de Chauveron: "Racista es una palabra muy fuerte, todos tenemos prejuicios"

'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho' es la tercera entrega de la saga que parodia los conflictos sociales en Francia a través de unos padres conservadores desesperados por los matrimonios interraciales de sus hijas

19 agosto, 2022 12:46

El cine francés trata con frecuencia la cuestión de la inmigración desde el drama (Un muelle de Normandía) o el cine policial (Los miserables). La Francia diversa de unos frente a la Francia “tradicional” y monocolor de los otros. Las banlieue como campo de batalla. Con enorme éxito en el país vecino y no poco en el nuestro, no tan distinto en muchos aspectos, Philippe de Chauveron (París, 1965) aborda un tema espinoso y complejo desde la liberadora comedia.

Los protagonistas son Claude (Cristian Clavier), que podría ser ese “señor de Burgos” de las películas de Álex de la Iglesia, hombre maduro, burgués, amante de su patria y un poco chovinista, y su esposa, Marie (Chantal Lauby), quienes entran en pánico cuando sus hijas, de manera sucesiva, se casan con un asiático, un árabe, un judío y un negro.

En esta tercera parte, donde el factor sorpresa se ha perdido pero igualmente graciosa, la familia "diversa" se reúne con motivo del 40 aniversario de bodas del matrimonio. Para celebrarlo, los hijos reúnen a todas las familias políticas, para desesperación de esos padres que no entienden por qué todo les toca a ellos.

Pregunta. Ya van tres películas y siguen arrasando en Francia. ¿Cuál cree que es la clave del éxito?

Respuesta. Porque trata un tema muy francés y universal. La gente se siente reconocida. Son películas que se ven entre amigos o en familia y se disfrutan en comunidad. Todas las buenas comedias hablan de un tema serio, es un medio excelente para hablar de la sociedad en que vivimos. Mi primera intención de todos modos siempre es hacer reír, después está el tema, pero lo primero es que me haga reír a mí mismo. Y si los actores también se ríen, fantástico.

P. ¿El protagonista parodia a ese señor burgués un poco estrecho de miras?

R. De los primeros que nos reímos es de la burguesía francesa que es muy conservadora. Los grandes actores como Cristian Clavier son capaces de hacer reír. Lo divertido de esta película es que el protagonista sufre mucho. Todo son problemas. Me recuerda a Louis de Funès, un tipo que es un poco racista, machista, miserable… pero el público lo adora.

Philippe de Chauveron, director de 'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?'. Foto: StagiaireMGIMO

Philippe de Chauveron, director de 'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?'. Foto: StagiaireMGIMO

P. ¿Las hijas representan el futuro?

R. Uno de los temas de esta película es el contraste generacional. Vemos a esa clase adinerada pero también a sus hijas, que han crecido en una sociedad multicultural y lo ven todo de otra manera. La diferencia entre unos y otros es abismal. Los mayores como los padres de la película siguen viendo a todo el que no sea blanco como extranjero aunque su familia lleve generaciones viviendo en Francia.

P. ¿Merece Francia su fama de chovinista?

R. Es difícil de decir. Es incomprensible. Por una parte hay mucho racismo pero también es un país acogedor en el que cada vez hay más mezcla de culturas y de razas. Pasan las dos cosas a la vez y en realidad nadie sabe explicarlo porque es un gran caos. Ahora estamos en un momento en el que solo existe el centro, la extrema izquierda y la extrema derecha. Es una situación política muy rara. En parte porque la economía es muy complicada y cuando la gente no se gana bien la vida surgen las tensiones. Francia es un país cada vez más pobre. La calidad de vida ha bajado mucho.

P. ¿Echa de menos Francia su pasado glorioso?

R. Hay quien sigue hablando de una “colonización positiva”. ¿Cómo van a aceptar eso las personas de esos países que eran considerados ciudadanos de segunda clase? Hay una dificultad para afrontar la historia, las posiciones están muy enfrentadas y no hay diálogo.

"La gente adora el humor políticamente incorrecto; en Francia los humoristas que tienen más éxito arriesgan con temas complicados"

P. ¿Teme que lo acusen de explotar tópicos racistas?

R. Se habla mucho de la censura de lo políticamente correcto pero luego la realidad es que la gente adora el humor políticamente incorrecto. En Francia los humoristas que tienen más éxito arriesgan con temas complicados. Se hace creer que no se puede hablar de esto o lo otro pero yo no creo que sea tan grave. Yo no me censuro y pienso en términos de si el chiste funciona o no. No creo que se haya faltado nunca el respeto a nadie. Se trata de ser gracioso, ya está.

P. ¿Todos somos un poco racistas?

R. Creo que racista es una palabra muy fuerte. Racista significa que odias una raza. Creo que la mayoría lo que sí tenemos es prejuicios. No creo que el protagonista sea racista ni la mayoría de los franceses. No hay un odio, hay desconocimiento, desconfianza… Una vez más, la diferencia generacional es muy grande. Los jóvenes de hoy han crecido en escuelas con gente de orígenes diversos, lo tienen mucho más integrado.

P. ¿Le fastidia que la comedia tenga menos prestigio que el drama?

R. Creo que eso le afecta a los actores. Muchos actores de comedia desean que les lleguen papeles dramáticos para poder acceder a los premios. A mí me da igual. Ya sé que no me los darán pero no me importa, no los espero.