Nathalie Emmanuel y Vin Diesel en un momento del filme

Nathalie Emmanuel y Vin Diesel en un momento del filme

Cine

'Fast & Furious 9', hombres duros y cursis

El problema no es la desbordante diarrea cerebral de los guionistas, al fin y al cabo estamos ante una saga instalada en la fantasía desde hace años, sino la escasa emoción que produce un filme que debería ser trepidante

2 julio, 2021 11:27

¿Qué se puede decir del nuevo episodio de una saga que lleva nueve entregas? Es cierto que poco tiene que ver aquel A todo gas de 2001, una solvente producción de infiltrados para jóvenes con espíritu macarra dirigida por Rob Cohen, con este descerebrado Fast & Furious 9 de Justin Lin. Sin embargo, hace tiempo que la saga se convirtió en un delirio absoluto de escenas de acción protagonizadas por una especie de superhéroes de barrio (hay, al menos, una sana broma interna sobre la inmortalidad de los protagonistas) insertos en tramas de espionaje internacional al más puro estilo James Bond. Aunque ese ajetreo constante de misiones por los sitios más exóticos del planeta no impide detener la acción de vez en cuando para que este o aquel personaje suelte un discurso de lo más cursi sobre el amor fraternal. 

Todo vale en Fast & Furious 9, desde introducir a un nuevo hermano del Toretto de Vin Diesel del que no se sabía nada hasta el momento -después de miles de minutos de una saga que trata precisamente sobre la familia-, hasta que un personaje salga volando por los aires y que otro lo recoja delicadamente con el capó de su coche. Las leyes de la física aquí están para saltárselas. Pero podríamos estar hablando horas y horas sobre la suspensión de la incredulidad en esta película, que se permite hasta un clímax en el espacio (sí, sí, en el espacio) o en la que en realidad nadie está del todo muerto si conviene revivirlo. Qué más da. 

El problema no es la desbordante diarrea cerebral de los guionistas, al fin y al cabo estamos ante una saga instalada en la fantasía desde hace años, sino la escasa emoción que produce un filme que debería ser trepidante y solo provoca hastío con sus excesivos 145 minutos. Y qué decir de esa pareja cómica que hacen Tyrese Gibson y Ludacris: pues que tienen menos química que Monasterio y Mónica García. Quizá lo único que merece la pena destacar de la película sea la convicción con la que Charlize Theron interpreta a la villana de la función, aunque sus minutos en este desaguisado sean realmente escasos. Quizá en el décimo, el undécimo o el doceavo episodio le den más cancha a su personaje...

@JavierYusteTosi