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Just Philippot: "Los adolescentes de hoy tienen que madurar antes de tiempo"

El director francés estrena 'La nube', película perturbadora y radical aclamada en Cannes y en Sitges sobre la obsesión de una madre soltera por los saltamontes que cría en su granja

9 abril, 2021 05:24

Aclamada en Cannes y el Festival de Sitges, donde ganó el premio especial del Jurado y el de mejor actriz para la protagonista (Suliane Brahim), La nube se lleva como mínimo el premio a la película más original y extraña del año. Ambientada en un pueblo de Francia no reconocido, trata sobre la progresiva demencia de Virginie (Brahim), una madre soltera en sus cuarenta que debe lidiar con una hija adolescente rebelde y la crianza de su niño pequeño al tiempo que ve cómo su negocio agrícola se derrumba. Para salir adelante, la mujer cría saltamontes para ser comidos (por los humanos y otros animales) además de como condimento para hacer harina (sí, existe la harina de saltamontes y al parecer es la más saludable de todas). Un negocio peculiar que causa embarazo en sus propios hijos y que además se convierte de manera alarmante en una obsesión. Sin duda, lo más audaz de esta película es la forma en que el director francés afincado en Tours, Just Philippot (París, 1982) explica esa progresiva fijación de la criadora de insectos por los saltamontes, a los que dedica generosos primeros planos que los hacen parecer monstruos. Entre el cine de autor puro y duro y la película de terror, género “catástrofes naturales” o “bichos malignos”, estamos ante un filme tan perturbador como radical.

Pregunta. ¿Quería que la película pudiera tener una lectura simbólica sobre la destrucción y recomposición de una familia?

Respuesta. Lo que me pareció más interesante cuando leí el guion fue este personaje que por el bien de sus hijos crea un monstruo y sobre todo ella misma llega a convertirse en un monstruo. Hay una tensión permanente a través de los engranajes que van a conducir a la destrucción de la protagonista. Respecto a los hijos, me interesa la idea de que los hijos, los adolescentes de hoy tienen que madurar antes de tiempo. Quiero ver cómo esta generación joven se enfrenta a la catástrofe natural que les espera y nosotros como padres no podemos engañarlos. Estamos obligados a decirles la verdad y explicarles el mundo como es. Si estamos en casa y tenemos que ir por la calle con mascarilla, no podemos decirles que hay un monstruo suelto y deben protegerse. Vivimos en un mundo en el que ya nadie es invulnerable. Es una mujer que no se siente capaz de tirar adelante a sus hijos y sus hijos pueden verlo. El mundo exterior crea una presión enorme que hace que todo implosione desde el interior al fragilizarlo. Se trata de explorar nuestras fragilidades como adultos a través de la mirada de unos niños que pueden percibirla.

Suliane Brahim en la película

P. Con los primeros planos convierte a los encantadores saltamontes en monstruos que parecen aliens en miniatura. ¿La naturaleza puede parecer más o menos monstruosa en función de la distancia a la que la observamos?

R. Esto es el cine al fin y al cabo, todo depende de cómo lo filmes. Cuando ensayamos las ópticas vimos unas macro que pueden hacer primerísimos primer planos y nos quedamos subyugados por el grado de detalle. Los saltamontes son geniales porque parecen aliens y al mismo tiempo pueden parecer monos, hay una musculatura, una fuerza en ellos. Es totalmente natural pero resulta que este insecto que yo no conocía tiene un verdadero look de monstruo y de villano. Tengo una fijación particular con los monstruos y me gusta crear miedo a partir de detalles que pueden crear esa impresión de horror. Me gusta el saltamontes porque puede parecer un malo aunque no lo es en absoluto. Al mismo tiempo para mí era importante que no parezca un alien aunque tenga ese aire, no es un bicho fantástico, es algo natural, pero al mismo tiempo queríamos crear esa angustia aunque lo sigamos viendo como algo familiar.

P. ¿Cómo quería reflejar esa obsesión de la mujer por los saltamontes?

R. Hay algo muy importante en esta historia y es que ella ha vivido un drama con el abandono de su marido cuando se suicida. Hay un dolor pero también la carga de la responsabilidad sobre sus espaldas de mantener a sus hijos. Tiene que convertirse en empresaria por razones vitales. Ella ya no tiene el derecho de su marido de marcharse. Es alguien que hace tabla rasa y decide emprender su propio negocio después de verlo por internet. Además tiene que encontrar un equilibrio con el cuidado de su familia. Lo que pasa es que para ganar dinero debe producir más y eso se convierte en una necesidad para poder tener un lugar en el mundo agrícola. Lo que me interesa es cómo al meterse en una inevitable espiral capitalista acaba creando una especie de central nuclear y cuando se le va de las manos acaba afectando a la familia. Al final eso puede producir una catástrofe con el potencial de destruirlo todo.

P. La película mezcla el drama familiar con el aspecto de fantástico y terror. ¿Cómo los combina?

R. Para mí lo más importante de la película son los personajes y a través de ellos construí la película. Es cierto que hay un aspecto fantástico pero no me interesaba demasiado. A la hora de rodar tampoco tiene mucho interés porque son escenas que ya están preparadas antes del rodaje y que están muy calculadas por los efectos especiales, no hay lugar a improvisación. Lo que me gusta es que los personajes sí pueden dar esa vida y me gustaría que el espectador tuviera la sensación de estar viendo algo muy próximo. Me gusta más hablar de “drama íntimo” que de “drama familiar” porque quiero que veamos esta historia desde un lugar privilegiado. Es un lujo poder ver a las personas en unas situaciones tan íntimas. Quiero llegar a esa intimidad total con los personajes. Hay espectadores que esperan con ansias que los saltamontes se rebelen y sea como una película americana y luego se quedan decepcionados. Realmente a mí lo que me interesa es contar la historia de una madre que se autodestruye ante la mirada de sus hijos. Todo lo demás es un condimento.

LA NUBE, dirigida por Just Philippot – Trailer VOSE

P. Vemos a una familia aislada y progresivamente marginalizada en el pueblo, el único que le hace caso es un emigrante árabe, Karim. ¿Quería explicar la historia desde el punto de vista de los que se sienten en los márgenes de la sociedad?

R. Al principio ese personaje de Karim era más clásico, un agricultor como ella con la que vive una historia de amor. Lo que me interesaba a mí era encontrar el alter ego de Virginie que no ha crecido allí pero está consiguiendo adaptarse a ese mundo y ser respetado. Él es capaz de comprender las dificultades de la protagonista, hay una historia de amor muy complicada pero es muy sutil. Cuando se encuentran es después del trabajo, se fuman un porro, pero están demasiado cansados para hacer el papel del galán y la dama. Quiero hablar de estos nuevos agricultores que se lanzan a trabajar en el campo en un mundo en el que cada vez manda más la tecnología, creo que en el cine francés no están suficientemente representados.

P. ¿Cree que la película tiene un mensaje ecologista?

R. Forzosamente, acaba con una catástrofe ecologista. Al mismo tiempo debo ser coherente conmigo mismo. Vivo en la misma paradoja que Virginie, quiero ser ecologista pero soy incapaz de separar la basura y me paso la vida consultando el móvil. Compro fruta fuera de estación porque no puedo evitar la tentación. Quiero comprender cuál es mi lugar en el mundo con sus contradicciones. No me siento legitimado para hacer un mensaje radical.

@juansarda